Detrás de los furiosos ataques que se desatan contra la paz, sus instituciones, los firmantes del proceso y lo transitado hasta hoy se esconden quienes pretenden no responder ante la justicia. El origen de la crisis es el temor a la verdad
Redacción Política
La bancada de parlamentarios defensores de la paz es multipartidista y se vio consolidada en la pasada discusión sobre las objeciones presidenciales a la ley estatutaria de la JEP, cuando todas las bancadas excepto las que acompañan a Duque, hoy en el Gobierno, las votaron negativamente. Pero esa no fue la última batalla por mantener la paz. Ahora el ataque es a la institución que va juzgar y contarle al país la verdad de lo sucedido. El senador del Polo Democrático Iván Cepeda habló con VOZ sobre las horas críticas por las que pasa el proceso de paz y le apuntó a señalar la motivación que hay detrás.
–Asistimos a un nuevo ataque a la paz, al acuerdo y la institución más importante nacida en el acuerdo para encontrar la verdad, justicia y tener la garantía de no repetición que es la Justicia Especial para la Paz, JEP. ¿Cuál es la lectura de los ataques sistemáticos a la paz?
–Desde el comienzo del proceso se ha venido evidenciando una serie de ataques contra la posibilidad que de la negociación se fructificara un acuerdo, cosa que sucedió en múltiples ocasiones, aparecieron provocaciones para que la negociación se viniera al piso, hay que recordar todos los intentos de filtración de la información proveniente de la mesa de conversaciones con la idea de descalificar y desacreditar el diálogo y buscar minar la confianza sobre la opinión de FARC en la mesa, pero a pesar de todo ello junto se llegó a un acuerdo. Después vino otra fase de ataques, en esa ocasión con motivo del plebiscito con la idea de no permitir que la paz se refrendara utilizando mentiras de toda índole, haciéndole creer a un sector del país que el acuerdo de paz no era conveniente. Desde aquella época han venido escalando una tras otra sucesivas campañas y por estos tiempos asistimos a un ataque a la JEP, a sus pronunciamientos. Pero también en la idea de convertir la extradición en una especie de punta de lanza para destruir la seguridad jurídica de los exguerrilleros así como quitarle el oxígeno a la implementación y de paso a la reincorporación.
–En cada uno de esos momentos que usted narra hay un objetivo particular. Antes el asunto era los temas de la agenda, luego las modificaciones de fondo y de forma al acuerdo y ahora la extradición y los fallos de la justicia especial. En todos los momentos coincide el mismo atacante.
–Detrás de cada intento por modificar el acuerdo y por deslegitimar la paz están unas fuerzas políticas que van adecuando su estrategia de ataque dependiendo del momento político del proceso. Son unas fuerzas nacionales, claramente identificadas en el mundo político bajo la conducción del expresidente y senador Álvaro Uribe Vélez, junto al entorno social y político que lo rodea. Pero hay fuerzas extranjeras con el mismo propósito, facciones de extrema derecha, Partido Republicano de los Estados Unidos que no quiere que avance el proceso de paz. Entonces el análisis que tenemos que hacer es cómo han ido variando esas estrategias que se acomodan al nivel de avance del proceso y cuáles son sus objetivos actuales. Yo veo más claro que el proceso ha venido avanzando y presentando logros positivos y con ello ataques cuya finalidad es no permitir avances significativos.
–¿Podría de nuevo modificarse lo firmado?
–La realidad es que el acuerdo ha venido siendo modificado tanto después del plebiscito, como luego en el trámite legislativo y después con la intervención de la Corte Constitucional. Y ahora se quiere volver a renegociar, pero todo tiene un límite y esas modificaciones pasan de tocar tal y cuál punto del aspecto a tocar la medula. Una de las partes signatarias, las FARC, han dicho que es inaceptable e inadmisible una modificación más y sobre todo porque lo que pretender modificar ni mas ni menos va en detrimento de la naturaleza del acuerdo y en últimas a destruir el núcleo del acuerdo, y eso es grave.
–Esos enemigos de la paz tienen como libreto político atacar el proceso ¿Se les acaba el oxígeno político a esos sectores en la medida que la paz se consolide?
–Probablemente. El asunto es que el oxígeno de la derecha se agota cuando se hacen efectivos los cambios y transformaciones políticas esenciales para el país, entonces la paz es apenas un tema, lo que pasa es que es el tema por excelencia que conduce a esos cambios a los que ellos se niegan, entonces el asunto es más complejo. Como tampoco gustan de las instituciones provenientes de la paz por ser las que juzgarán acciones del conflicto y tienen la misión esencial de encontrar la verdad sobre los crímenes de lesa humanidad que impliquen seriamente a sectores que han logrado hasta ahora ser arropados por la impunidad. La paz acaba con la impunidad. También trasgredir las barreras a las tres transformaciones sociales potenciales del acuerdo que es el desarrollo agrícola integral, la ampliación de la participación política para una mejor democracia, y el nuevo enfoque sobre el problema de las drogas.
–Hablemos del papel de Duque ¿Cómo percibe al presidente en esta coyuntura?
–Yo veo que Duque ha sido hasta ahora una figura funcional a la estrategia de Uribe, que a pesar de tener algún tipo de diferencias de formas y en algún punto de fondo en relación con la manera como concibe Álvaro Uribe el proceso de paz. En conclusión, Duque no ha sabido ser autónomo, tanto así que el presidente se ha venido plegando a ese sector radical y cayendo en las exigencias o pretensiones políticas de ese sector, como tampoco es autónomo a la hora de enfrentar las presiones que vienen de Washington en pro de mantener su idea de lucha antinarcóticos y que siga Colombia siendo la plataforma de agresión a Venezuela, Nicaragua, Cuba.
–Pero, así como hay enemigos también la paz gana en representatividad. Defendamos la Paz es un poco la reunión de muchas voces para defender el proceso.
–Sin duda crece un cambio de opinión frente al proceso de paz, va aumentando la simpatía por el acuerdo de paz, su significado y el acuerdo mismo. Hay toda clase de indicadores, encuestas y análisis que nos conducen a esa idea. La misma idea tienen partidos políticos y movimiento social que incluso va más allá del proceso de paz y llega hasta acompañar reformas democráticas para reconducir el país. El espacio de Defendamos la Paz es sin duda una muestra de ese entusiasmo por defender lo firmado, lo alcanzado y construir el mejor ambiente para lo que falta de la implementación y la consolidación del anhelo de paz del país. Defendamos es el agrupamiento más importante que ha tenido en toda la historia de Colombia, frente a la causa de la paz por su representatividad y por las personas que allí asisten.