La doble tragedia del pueblo colombiano, víctima del coronavirus y la pésima política del Gobierno
José Ramón Llanos
Aun cuando teníamos unos modelos para enfrentar el coronavirus con resultados positivos como el de China, Singapur, Corea, Cuba y Vietnam país este que superó la pandemia con un número reducido de infectados y ningún fallecido, no utilizamos ninguna de esas estrategias para tratar de lograr un manejo con un mínimo de víctimas por la infección o por fallecimiento. El primer error fue no haber cerrado las fronteras especialmente los aeropuertos para los viajes internacionales, mantener un funcionario incapaz en las terminales aéreas, que no controlaron adecuadamente a los extranjeros potencialmente infectados. Además, la cuarentena solo se decretó cuando ya teníamos 470 infectados y varios fallecidos
El 25 de marzo cuando iniciamos la cuarentena, sin el rigor necesario produjo que 33 días después, ya había 5.944 infectado y 269 fallecidos. Un mes después, el día 26 de abril ante la presión del empresariado, Iván Duque no adopto la posición del presidente Alberto Fernández de Argentina, que ante petición similar soportada sobre el argumento de que la economía podría sufrir una caída del 10 por ciento, les respondió: “Una economía que cae siempre se levanta, pero una vida que termina no la levantamos más”. Y remató: “Prefiero tener el 10 porciento más de pobres y no cien mil muertos más en Argentina”. Duque procedió a abrir de manera limitada la cuarentena y para el día 19 de mayo antes de un mes de transcurrida la apertura, los infectados fueron 16.933 y los fallecidos 640, según los datos del Minsalud.
En lo que sí fueron eficaces el gobierno de Duque y la dirección del Banco de la República fue en la efectividad de las decisiones para favorecer al capital financiero y algunos empresarios. El Banco de la República redujo las tasas de interés con lo cual incrementaba las utilidades de la banca comercial y el presidente Duque aprovechando las facultades que le da el artículo 200 de la Constitución Nacional emitió una serie de normas que lesionan a los asalariados.
Debido a las políticas equivocadas para tratar de contener el avance de la pandemia, se incrementaron exponencialmente los infectados y los decesos. Para el día 8 de junio los infectados confirmados según los datos de Minsalud, eran 40719 y los muertos 1308. Que como era de suponer y ya varias entidades lo habían advertido e incluso la líder indígena Ati Quigua, en una carta a la alcaldesa lo había pronosticado, la pandemia llegó a las zonas habitadas por indígenas yen las regiones como la Amazonia el número de indígenas afectado resulta el más elevado por cada millón de habitantes.
Del total de los 1.308 fallecidos en el país, 1.109 el 84,5 por ciento son el resultado de contagios. Lo cual acusa la deficiencia de la acción gubernamental para impedir que se siga expandiendo el virus. Lo grave del asunto es que los medios propiedad de los grandes empresarios, han difundido la idea de que el presidente Duque es quien mejor ha manejado el problema de la pandemia en América Latina. Con lo cual, por supuesto aparte de engañar a la opinión pública, se obtiene el resultado fatal que el presidente termina por creérselo y no trata de corregir los errores cometidos pero que el gobierno no reconoce.
La OMS desatendida
El gobierno no atendió ni siquiera las primeras recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, la cual señalaba que la cuarentena debía aparte de tratar de impedir la propagación de las enfermedades, cumplir otra función la del diagnóstico del estado del sistema clínico sanitario, sus carencias instrumentales y la posible insuficiencia del personal de médicos y para médicos. Agotado este diagnostico debía aprovecharse ese periodo para tratar de optimizar los recursos técnicos y de incrementar el personal sanitario. Ninguna de esas recomendaciones el gobierno colombiano las aplicó.
La grave situación regional
Los médicos de las distintas regiones vinculados a entidades hospitalarias oficiales en diferentes ocasiones se dirigieron a los gobernadores y Minsalud, denunciando el estado deplorable de los hospitales, de los puestos de salud, la carencia de suficiente personal especializado, las pésimas vías de comunicación mediante las cuales las pequeñas poblaciones podían llegar a los hospitales. Sin embargo, el gobierno nada hizo para resolver esos problemas.
De la carta de Ati Quigua hay que rescatar que ella decía que era necesario preparar a nativos que fueran capaces de explicar a los miembros de su tribu, en su lengua las medidas preventivas que pudieran evitar la llegada del virus y su propagación en esa zona, como nada se hizo, veamos las consecuencias. En la amazonia la situación es la siguiente se tiene 2.029 infectados a 8 de junio de habitantes, 72 fallecidos, incluido el gobernador indígena Muruy, Camilo Suárez, que a tiempo advirtió lo que allí estaba ocurriendo. Es doloroso anotar que algunos líderes de comunidades indígenas han rogado públicamente al gobierno para que haga algo, porque ellos presienten que buena parte de esas comunidades están en peligro de extinción.
La alarmante situación del Caribe
Barranquilla y Cartagena presentan una situación alarmante por lo que se vislumbra en el crecimiento de infectados y fallecidos, de mantenerse el incremento de los afectados en esas dos ciudades en el término de pocos días colapsará el sistema clínico-sanitario. Entre el sábado y el lunes pasado se confirmaron 163 fallecimientos por covid en el país, 71 corresponden al departamento del Atlántico, esto significa un 43.1 porciento del total de Colombia. El municipio de Soledad presenta una situación, que en otro país merecería que el gobierno volcara toda su atención para impedir que acontezca lo que en determinado momento ocurrió en Guayaquil, Ecuador, recuerden que no dieron abastos los cementerios y sepultureros para enterrar, ni hubo capacidad en los hornos para cremar los cadáveres.
En la perspectiva regional, Bolívar y Valle del Cauca presentan las cifras más elevadas en cuanto se refiere al porcentaje de muertos en relación de los infectados, Bolívar presente un total de 4221 infectados y 182 muertos, el Valle del Cauca un total de 4677 infectado y 221 fallecidos. Con lo cual el número de fallecidos representan el 4,31 y 4,73 respectivamente.
La situación de Bogotá presenta una particularidad, las elevadas cifras de infectados 13.329 y fallecidos 316 que representan el 2,37, es debido a la apertura prematura de la cuarentena decretada por el presidente Iván Duque a pesar de la oposición de la alcaldesa, que de haberle permitido la Constitución imponer sus decisiones, se hubiera podido evitar la catástrofe que presentan las cifras.
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