Alfonso Velásquez
Es necesario tener en cuenta que en el marco de una pandemia que crea muchas limitaciones, apens algunos y algunas de los y las militantes han logrado conectarse virtualmente, con absoluta seguridad nuestra militancia de sitios agrarios remotos o de las comunas más pobres, los obreros que están en su trabajo limitaron una mayor participación, no sin reconocer el esfuerzo hecho por el equipo de comunicaciones a cuyo frente estuvo nuestro semanario VOZ.
Eso es así porque los comunistas somos demasiado sociales y nuestra relación es más personalizada que virtual. Esa es una incomodidad que se ha superado solo parcialmente, estamos en un país donde no llega el agua apta para consumo humano e más de 500 municipios, no hay energía eléctrica en la mitad de la nación, menos habrá señal de internet, entonces es justo reconocer semejante esfuerzo, todas las actividades realizadas el 17 de julio, deben ser replicadas aun en medio de las limitaciones, en las células, zonales, regionales y hasta con nuestros amigos en las organizaciones sociales donde tenemos presencia.
Causa mucha emoción hablar de los comunistas y sus historias de vida, en varias naciones del mundo no salen del asombro que pese a semejante persecución, donde han asesinado a cinco candidatos presidenciales, algunos de ellos con opción de triunfo, a miles de militantes hombres y mujeres valiosos, que en mayor o menor medida llevaron un mensaje de cambio a poblados, veredas, universidades, centros de trabajo, barrios, incluso quienes se fueron a la guerra y no regresaron y que ahora son perseguidos una vez más por una oligarquía corrupta y mafiosa sin que aún la comunidad internacional y nacional hayan logrado realizar con éxito una verdadera democracia para un país cuyos pobladores claman algún cambio.
No es posible no recordar a Luis Hernán Sabogal, Luis Eduardo Yaya, Henry Cuenca, Julio Cesar Uribe, los obreros de la construcción y el cemento, centenares de obreros bananeros, decenas de obreros petroleros, centenares de campesinos y campesinas, centenares de maestros de primaria, secundaria y educación superior, intelectuales demócratas, artistas, estudiantes, luchadores por la vivienda y hombres y mujeres que portaron el estandarte donde la hoz y el martillo como símbolo de los más humildes trabajadores productores de la inmensa riqueza que se apropian los gremios patronales en su voraz afán de enriquecimiento y poder.
No cabe ninguna duda que este será el último gobierno de la caverna uribista, proyecto que fue lanzado desde finales del siglo anterior y que no han llegado al presente siglo, como tampoco llegará un gobierno de los “tibios” que le han facilitado a la extrema derecha mantener el control de gran parte de la votación de los sectores populares que aún creen que sus expositores representan intereses “suyos” y ahora volvieron a madrugar a realizar su pérfida tarea. Ganará un movimiento que sea capaz de interpretar la realidad de los millones de seres humanos que están sufriendo en carne propia las carencias de que son objeto y que ha desnudado la pandemia. No solo es una realidad para Colombia sino para las naciones que están siendo azotadas por el Covid-19 y de los gobiernos pusilánimes y corruptos que nunca tuvieron interés por la protección de la vida de los habitantes.
Nuestro Partido Comunista Colombiano debe estar en primera línea de confección de un modelo adecuado con esas necesidades inmediatas y desde luego las mediatas que serán tratadas en el XXIII Congreso donde, será la etapa pos-pandemia la que calibrará a aquellos partidos y movimientos que realmente pueden y deben encabezar la revolución social que tanto se mencionó en los foros nacional e internacional. Los estallidos sociales están por doquier en mayor o menor participación, los asaltos a camiones cargados de comida, porque el hambre de una familia obliga a tomar decisiones a veces no enmarcadas en unas leyes hechas a la medida de quienes “gobiernan”.
Parece increíble que se hable de multas hasta esta histórica fecha por más de ochocientos mil millones de pesos por comparendos, que con seguridad serán pagadas en cárcel ante la ausencia de recursos incrementando la población carcelaria a niveles nunca vistos, o embargados sus bienes y llevados a subasta.
Y ahora nos dicen que el 20 de julio celebramos el “día de la independencia” cuando somos más dependientes que nunca del imperialismo que viola nuestra soberanía y le ordena al arrodillado de Duque a atacar el proceso revolucionario de la vecina República Bolivariana de Venezuela y de paso cortar relaciones con el hermano pueblo de Cuba, faro y ejemplo de la dignidad de América Latina.
Terminando esta reflexión es necesario recordar que Colombia está siendo “gobernada” por una banda de delincuentes, cuántos funcionarios están inmersos en procesos judiciales que no avanzan porque esa mafia controla los entes de control, el Congreso de la República y tienen una enorme representación en el poder judicial, entonces, la democracia está por construirse…