
El jefe de redacción de VOZ Proletaria en 1971 comparte para los lectores una anécdota donde la censura derivó en una divertida analogía hacía el presidente Misael Pastrana Borrero
Leonidas Arango
Nadie niega hoy que Misael Pastrana Borrero fue nombrado presidente de la República en 1970 mediante una elección fraudulenta. Tan pronto se posesionó puso en la Alcaldía de Bogotá al conservador Carlos Albán Holguín, de nefasta memoria. Pasando por encima del Concejo de la ciudad, Albán ordenó en 1971 la construcción de la Avenida de los Cerros, un foco de corrupción. En 1972 hizo encarcelar por su cuenta a varios dirigentes estudiantiles.
En medio de la protesta social por los negociados que había detrás de la “Avenida de los Serruchos”, como la llamaba la gente, Albán decretó la censura contra el semanario Voz Proletaria y envió como censor a un oscuro abogado de apellido Gordillo que nunca pudo disimular la incomodidad que le producía una labor ingrata.
Por esos días yo era el corrector del semanario. Recuerdo que el director, Manuel Cepeda, asignó a Gordillo un escritorio en la redacción del periódico donde el censor examinaba todos los materiales de la edición antes de pasarlos a linotipos. Durante las semanas que se mantuvo la medida oficial, Cepeda siguió escribiendo sus editoriales tal y como los concebía, sin acomodarlos a la censura y, naturalmente, todos fueron vetados. La columna del editorial aparecía en blanco con una nota que explicaba la ausencia del comentario por la censura. Lo mismo ocurría con notas de opinión, algunas caricaturas de Calarcá e informaciones sobre la represión a trabajadores y campesinos.
Cepeda acostumbraba elaborar ciertos collages con ilustraciones que recortaba de revistas. En una ocasión armó la figura de una vaca que miraba al lector y hacía un comentario sobre la carestía de la leche. Gordillo vetó la ilustración porque, dijo, la vaca era una caricatura del presidente Pastrana. Manuel le replicó que no, y para dirimir el asunto mediante un concepto neutral, el censor llamó a su esposa y le preguntó: “Si tú encuentras una vaca en una caricatura, ¿de quién crees que se burlan?”. La señora respondió sin vacilar: “Del presidente Pastrana”. La caricatura, por supuesto, no se publicó.
Albán Holguín renunció en abril de 1973 acosado por la movilización popular. El censor Gordillo, si mal no recuerdo, ocupó después la Secretaría de Gobierno de Bogotá y se esfumó en las oscuridades de la politiquería.