Jenny María Solis Roa
@Jemasolis
Parecen muy largos los días que faltan para que culmine el gobierno de Enrique Peñalosa y sus ya históricas improvisaciones y negocios a costa del gobierno.
En contravía de la ciudad y sus habitantes
El gobierno de Bogotá que llegó al palacio de Liévano desde el 01 de enero del año 2016 y que estará allí hasta el primero del mismo en el 2019, se ha caracterizado por tomar decisiones a espaldas de la ciudadanía y en contra de los intereses colectivos subyacentes en cualquier ejercicio de gobernanza. No bastó con ser elegidos a punta de mentiras y con una campaña de desprestigio en contra de los gobiernos denominados progresistas y sus apuestas por un nuevo modelo de ciudad, sino que cada una de sus decisiones, programas, planes y en general, sus políticas de corte neoliberal, van en contravía de las necesidades de la ciudad y sus habitantes.
Debido a las nefastas decisiones tomadas por la administración en materia educativa, de movilidad y ambiental y el rechazo cada vez más generalizado al gobierno y sumada a los vergonzantes, cínicos y muy poco elaborados discursos del alcalde Peñalosa, una de las últimas estrategias de campaña del gobierno distrital, tiene que ver con un slogan que combina un sentir popular y una necesidad de mentir para levantar la imagen deteriorada del alcalde y su gobierno.
Gobernar con campañas publicitarias
“Impopulares pero eficientes” es el mensaje que acompaña un video de 40 segundos de duración que se subió a la plataforma YouTube, a finales del mes de junio por parte de la administración distrital, y que según se afirma, en cada kilómetro de la ciudad, es posible encontrar una de las 2.500 obras que esta alcaldía ha llevado o lleva a cabo. “La popularidad no es un asunto que nos quite el sueño, cuando estamos convencidos de que las cosas se están haciendo bien. Lo que sí nos trasnocha es el trabajo que implica tener 2.500 obras andando en la ciudad. Sin sentir vergüenza lo decimos: #ImpopularesPeroEficientes”.
Se destacan, según información suministrada en el video, obras que contemplan 62 colegios, 13 jardines y 150 canchas sintéticas. Lo curioso y lo polémico, es que varias de las obras que se muestran como resultado de la “Bogotá Mejor para Todos”, realmente fueron obras que quedaron en fase de ejecución del gobierno anterior. Así lo destaca la senadora de la República, Aída Abella, quien en un tuit, en respuesta al alcalde, lo cuestiona con vehemencia “Alcalde mentiroso. Los vecinos saben que esa obra para la educación de sus hijos e hijas del sur, es de Bogotá Humana @Petrogustavo y ahora es de los bogotanos del sur. Ojalá cumpla por lo menos con la dotación. Los vecinos me van a contar. El mensaje que por Twitter fue publicado por el alcalde decía “Así construimos el teatro El Ensueño en Ciudad Bolívar. En este momento estamos instalando la dotación para entregarlo a la ciudad a final de año”, a lo que el exalcalde Bogotá, Gustavo Petro también respondió en la misma red social “El teatro El Ensueño es una obra diseñada, financiada y contratada por la Bogotá Humana”.
No hay gestión, se agudizan los problemas
Más allá de lo que algunos puedan señalar como debates innecesarios y llenos de protagonismo y vanidad, pues las obras son para la ciudad y no de los políticos, lo cierto, es que Peñalosa y su equipo, han convertido a la ciudad en un territorio caótico, desordenado, inseguro y negocios de gerencia, la política social no es un eje vital para el modelo de ciudad que representa este gobierno, los problemas sociales en aumento exponencial, son para los funcionarios, una consecuencia de la Bogotá Humana y no, la de su pésima gestión.
Todos los días por las redes sociales, habitantes de todos los rincones de Bogotá, se quejan de Peñalosa y “sus obras”, mostrando evidencias de la pésima gestión del actual gobierno de la capital y demostrando lo poco que le importan a este gobierno distrital los problemas de la ciudad y sus habitantes. La realidad actual, es que la pobreza va en aumento, la inseguridad está en los picos más altos, el medio ambiente se deteriora apresuradamente, entre otras, lo que permite afirmar sin sonrojarnos, que la Bogotá Mejor para todos es impopular, además de ser ineficiente.