
El perdón de la Iglesia católica por sus acciones y omisiones en las violencias del país
El próximo 3 de septiembre un grupo representativo de ciudadanos y religiosos católicos, estarán en un acto llamado: mil firmas por el perdón. Es una iniciativa de algunos sectores católicos que pedirán un perdón público a Dios y a las víctimas por las implicaciones de miembros de la Iglesia Católica en el conflicto armado y otras violencias en Colombia. Hablamos con el padre Alberto Franco, un sacerdote cuya trabajo pastoral ha estado muy ligado a la causas de los pobres y excluidos, así como también del lado de las víctimas.
–¿En qué consiste la iniciativa del perdón desde algunos sectores de la Iglesia Católica?
–Vamos a pedir, grupos específicos, perdón. Perdón a los indígenas por acción u omisión de miembros de la iglesia católica por el genocidio de esa comunidades a nombre de Dios; vamos a pedirle perdón a Dios y al liberalismo, porque en la primera etapa del siglo pasado se decía que matar liberales no es pecado, como tampoco era pecado estimular la creación de grupos de justicia privada; perdón por el asesinato al movimiento gaitanista alentado en las ideas de fe. Vamos a pedirles perdón a Dios y los comunistas debido a la excomunión del Partido y la persecución de sus miembros. Vamos a pedir perdón por las acciones de omisión de los capellanes castrenses que fueron complacientes de torturas y métodos de doctrina militar contrainsurgente que le aplicaban a miembros de la oposición o quienes estaban en contraposición del régimen conservador tradicional en Colombia. También pedir perdón por los capellanes en los batallones donde se ejecutaron los falsos positivos y callaron ante esa práctica. Y vamos a pedir perdón por las acciones paramilitares que, ponemos un caso particular, el de los Doce Apóstoles que es significativo como el nombre de ese grupo paramilitar se da por las acciones de un sacerdote. El objetivo es ir al fondo sobre la eliminación del otro, del distinto, del que no es como yo.
Responsabilidades
–¿Cómo es lo de acción y omisión?
–Los liberales y los conservadores tienen responsabilidad en la violencia de la primera mitad del siglo y de buena parte de las causas del conflicto en el país. Pero la alianza entre la iglesia y el Partido Conservador, llevó a legitimar las acciones de los conservadores contra los liberales y contra los comunistas, y socialistas y todo lo que consideraban ideas reivindicadoras. Siempre hubo en la iglesia personas valientes o posiciones evangélicas de oposición a ese accionar.
–¿Cuántos casos de acción y omisión han identificado?
–Es una iniciativa argumentada, por ejemplo, del estudio: Casos de Implicación de Miembros de la Iglesia Católica en la Violencia en Colombia: insumos para La Comisión de la Verdad. Allí se documentan rigurosamente los casos de violencia de todas las formas. Encontramos declaraciones pontificias, declaraciones de la Conferencia Episcopal Colombiana que le apunta a legitimar el uso de la violencia para eliminar al contrario. En esas acciones se contradijo fundamentalmente el evangelio y el mensaje de Jesús de Nazaret.
–¿Esas acciones eran la continuidad de la guerra en otros aspectos de la sociedad?
–Hubo una violencia de palabra, obra y omisión, contra opositores políticos que buscaban un país más noble y equitativo. En el evangelio se dice que no solo las palabras son las que hacen que se entre al reino de los cielos sino la voluntad la que hace eso posible. La doctrina de Jesús, dice: cuando tuve hambre me diste de comer, cuando tuve sed me diste de beber, estaba desnudo y me vestiste. Entones yo me pregunto:¿Qué propuesta política es más excluyente, la de los sectores progresistas y democráticos o la que pretende seguir gobernando, legitimando la violencia, sin dar de vestir, la que no te da de comer o la que no te da de vestir? Las políticas del sistema inoperante excluyen, no alimentan y persiguen.
La contradicción
–¿Con esta iniciativa se profundiza la contradicción entre la iglesia de base y la jerarquía católica?
–Si esperamos a que ellos hagan nos quedamos sin hacer nada. Hemos hablado con algunos sectores de la jerarquía, pero otros siguen muy reacios a reconocer equivocaciones del pasado. En ese sentido sobresale el legado de los papas que han pedido perdón, incluyendo el legado del papa Francisco. Muchos de los que nos encontramos a las víctimas y nos cuentan las acciones de los miembros de la Iglesia, nos sentimos apenados por esas situaciones. Pero nosotros como sacerdotes decimos al pueblo colombiano: perdónennos.
–¿Cómo han recibido las víctimas del conflicto la iniciativa de perdón?
–En las víctimas hay mucho dolor por la oficialidad de la iglesia y hay distintas miradas. Hay víctimas de la Iglesia como institución, hay otras víctimas, los que nos dicen que no somos nosotros los que debemos pedir perdón porque hemos estado cerca a sus procesos y los hemos apoyado reclamando justicia. Pero les decimos: nosotros somos parte de esa iglesia. Y otras víctimas dicen que les cuesta trabajo perdonar a la iglesia pero todo eso es un proceso. Nosotros no hablamos en nombre de la jerarquía, pero sí aplicamos el evangelio de Jesús. Esta iniciativa no es de espaldas a la jerarquía que tienen claro el papel que jugó la iglesia en la violencia en Colombia.
El futuro
–Más allá del acto público de perdón ¿qué se pretende?
–Fundamentalmente decimos: primero, un comunicado para que las iglesias en cada parroquia pidan perdón; segundo: un acto público de la oficialidad de la iglesia pidiendo perdón; tercero: pedimos que se saquen los restos de Gonzalo Jiménez de Quesada de la iglesia catedral de Colombia, por el papel que jugó en el exterminio de los indígenas, y por último, invitamos a que se sustraigan las capellanías castrenses.
–¿Y en acciones transformadoras qué esperan?
–Que se reflexione y no se repitan acciones violentas. La violencia en Colombia no ha sido únicamente de los que han disparado, hay responsabilidad de los teóricos del Estado, de los intelectuales, de los religiosos, de los medios de comunicación, de la academia, etc… Unos por hacer y otros por legitimar. Debemos borrar de la sociedad eso de creer que está bien matar comunistas, matar liberales o permitir los falsos positivos. El “bien supremo” de matar no se puede mantener. La reconciliación no puede ser sobre la evasión de responsabilidades. Un paso a la reconciliación es el perdón contextualizado para que eso no se repita. Por eso ganó el no en el plebiscito, por no contextualizar, dejar que mentiras como el “castrochavismo” o la ideología de género se iba a tomar el país. Los que votaron no, también son víctimas.
–Su principal mensaje de perdón es:
–Que negar derechos en nombre de Dios es una contradicción del mensaje de Jesús y el mandamiento del amor. Eso hacen muchos dirigentes en Colombia. No se puede justificar la violencia, es la reconciliación pero todo con una mirada histórica.