Son distintos hechos en diferentes épocas, que dejan un registro imborrable en la historia de las mujeres. Porque en cada paso hay una marca de tenacidad y de persistencia, hasta llegar triunfantes a construir ideas, pensamientos, ilusiones amores y esperanzas, porque la libertad no es un punto de partida, es la llegada al lugar sublime de la vida.
Ese es el tránsito del 8 de marzo de 1910 cuando todavía el olor a carne de heroínas laceraba los sentimientos de las mujeres que asumían el ejemplo de las textileras en Nueva York. Las mujeres colombianas hacen parte de ese dolor, y de esa historia de lucha; el 14 de noviembre rememora a nuestra heroína Policarpa Salavarrieta Ríos, su fusilamiento sembró el árbol de la esperanza, cuando le gritó a su pueblo con voz altiva: “Viles soldados volved las armas a los enemigos de nuestra patria… ¡Pueblo indolente!¡cuán distinta seria hoy vuestra suerte si conocieseis el precio de la libertad!”.
El 24 de noviembre se cumplen dos años de la firma del Acuerdo de paz, el papel de las mujeres fue decisivo para que el documento llevara la impronta de la historia feminista, cargada de las proclamas de la Gaitana, Manuelita, Manuela Beltrán, María Cano y muchas otras heroínas que trazaron senderos para que las mujeres pudieran transitar los caminos dejados por las valerosas heroínas.
La defensa del Acuerdo de Paz y su implementación, hacen parte del reto y el mejor homenaje a nuestras hermanas dominicanas: Patria, Minerva y María Teresa. El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, es un momento para la reflexión, de temas como la unidad de las mujeres junto al pueblo, pues no se puede permitir que se vuelva a bañar en sangre nuestra América, ya que están renaciendo los colonizadores y los genocidas que añoran ser como Pablo Morillo o Leónidas Trujillo; los gobernantes de Brasil, Chile, Argentina y Colombia caminan hacia esas figuras nefastas del pasado.
Honrar la memoria de las hermanas Mirabal, asesinadas por el dictador en República Dominicana, es apoyar a las miles de mujeres que hoy sufren distintas violencias, siendo la más grave el feminicidio, asimismo, el asesinato sistemático de lideresas sociales. Es apoyar, también, el paro estudiantil, porque el Estado criminaliza el saber y el pensar, al dejar sin presupuesto a las universidades públicas, dando prelación al presupuesto para la guerra; es rechazar medidas tan arbitrarias como las nuevas reformas económicas y políticas que hoy pretenden imponer los burócratas corruptos, incluyendo al Fiscal General de la Nación enconado enemigo de la paz.
El 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, debe ser una conmemoración que esté a la altura de las grandes mujeres que dieron la vida por la paz, la esperanza y la construcción de un país más justo y soberano, lejos de la guerra. Serán las nuevas mujeres, la juventud y el conjunto del proletariado haciendo redes de la mano de la cultura, del arte, de la política para entretejer los hilos de la unidad, de la paz, la dignidad y la esperanza, que con la utopía derrotarán la guerra.
Esta es la única salida para construir la democracia feminista y ponerle fin las violencias contra las mujeres.