El director de la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, UNGRD, habla de la corrupción y de cómo podría combatirse
Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Se dice que la corrupción es un problema estructural, que se evidencia en el ámbito privado y público, en la sociedad en general, ¿qué piensa de esta afirmación?
Yo he hecho esa afirmación en varios escenarios, porque es claro que nuestro sistema está corroído por esa corrupción. “Poderoso caballero es don Dinero”; pareciera que muchas de las personas que han decidido entrar al servicio público tienen un fin que no es loable, y es el de enriquecerse.
Tengo profundas críticas al modelo económico actual, pero deberían estar apartadas las dos cosas, el afán de riqueza y el ejercicio de la función pública. Eso debería darse en cualquier persona que aspire a decidir sobre la vida de los demás, y si esas decisiones están mediadas por la codicia nunca van a salir bien.
Al ver el fenómeno en el Estado, pareciera que el modelo de contratación está hecho para facilitar la corrupción.
Eso es relativo, porque es como cuando usted tiene un cuchillo muy afilado que lo puedo usar para distintas cosas, no necesariamente para matar a alguien.
No, el problema no es solamente la herramienta. El problema es quién es el que la usa. Y, algunos políticos hacen un ejercicio muy vulgar del poder, y eso tiene mucho que ver con la desideologización de la discusión.
Vemos cada vez más una política vaciada de contenido, frívola, en donde el fin no es ni siquiera defender unas tesis, sino obtener el poder. Un poder que lo único que busca es la riqueza.
El clientelismo
Entonces, ¿se puede decir que lo que sucede en el Estado es un reflejo de lo que sucede en la sociedad?
Estoy de acuerdo con esa afirmación, hay una crisis moral de la sociedad. Y si le suma la crisis de la democracia representativa en el mundo, es muy grave porque en muchos lugares donde hay democracias consolidadas, las mayorías están optando por liderazgos autocráticos muy peligrosos, que ponen en entredicho algunos valores fundamentales en la sociedad contemporánea.
¿Cree que hay resistencia desde la oligarquía, desde poderes económicos y políticos a que se depure al Estado de la corrupción?
Sin duda alguna porque, por ejemplo, Colombia es un Estado que ha tenido una democracia representativa mediada por las clientelas. En los días del bipartidismo, tanto el Partido Liberal como el Conservador actuaban en la misma lógica clientelar, y las diferencias en sus decisiones y en sus prácticas eran y son insignificantes.
Por eso se ve que es muy fácil cambiar de partido; usted un día puede ser del partido del tomate, al otro día del partido de la yuca, o del partido del sorgo y no pasa nada.
La responsabilidad de los partidos
¿Cómo empezar a cambiar ese estado de cosas?
Creo en la democracia. Y creo que el camino para empezar a cambiar eso es promover una permanente alternancia del poder. En Colombia, la democracia ha sido históricamente suprimida, restringida, entonces hubo un cambio absoluto en 2022, y es que por primera vez el liberalismo y el santismo y esos sectores de la oligarquía, que históricamente habían sometido a las izquierdas, fueron sometidos por un líder de izquierda que hizo parte de un grupo insurgente, que llega a la cabeza del Estado, y las oligarquías, incluidas las progresistas, se someten a ese hombre de origen popular.
Creo que, de aquí en adelante, más allá de lo que pueda pasar en el 2026, hay algo que cambió para siempre y es que un proyecto de izquierda puede ser la vanguardia del poder político y estoy seguro de que se va a repetir.
Sobre la corrupción, ¿qué puede hacer un partido político alternativo?
No debe haber ninguna tolerancia con la corrupción, los implicados deben exponerse, deben expulsarse. Y, por supuesto, que todo el mundo tiene derecho a la legítima defensa y a la presunción de inocencia, pero una organización política puede actuar por las meras sospechas, al menos para apartar del poder y de la representatividad política a personas cuestionadas.
Es muy importante que en las organizaciones políticas haya una formación ideológica suficiente para saber quién es quién y quién cree en qué. Si usted tiene una organización política que dice defender el desapego por lo material, por el oropel, si se forma a la gente en términos ideológicos y políticos, se reduce la posibilidad de que se cuelen esos manguitos y manguitas, o esos Olmedos.
La Unidad de Gestión
¿Cómo encontró a la UNGRD?
Terriblemente desordenada. Es un caos en cuanto a gestión documental, es un caos en términos institucionales. Es una Unidad que tiene unos trabajadores muy valiosos, que han hecho su trabajo de manera honesta durante más de una década, pero que también tiene una especie de cartel enquistado. Sin embargo, creo que las direcciones siempre han buscado la forma de saquearla.
Es una cartera de riesgo expuesta al peligro de tener, como dije hace un momento, un cuchillo sumamente afilado. Es una entidad que tiene unos superpoderes que la hacen más proclive a la corrupción.
¿Qué viene para la Unidad con usted?
Una vez superados estos escándalos de corrupción, que espero que sea pronto, lo que se viene es una nueva página. Tenemos proyectos muy interesantes como invertir en la prevención del riesgo. Esperemos que se vengan cosas mucho mejores y que la Unidad esté en los medios no por los escándalos, sino por hacer bien su trabajo.