jueves, marzo 28, 2024
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“Hay que cambiar la política criminal de Colombia”

Los prisioneros políticos de las FARC-EP le reclaman al Gobierno que cumpla con los indultos, la concentración y las brigadas de salud

Hernán Camacho
@camachohernan

René Nariño tiene 36 años, es guerrillero de las FARC-EP, filósofo en formación y casi administrador público. Su familia es de origen santandereano y revolucionario, algunos de sus familiares fueron asesinados en la guerra sucia contra la Unión Patriótica y nos confesó que desde muy pequeño lee VOZ. Fue capturado en Bogotá a finales del mes de abril de 2011. Los primeros días de mayo, ingresó a la cárcel Modelo y en octubre de 2013 fue trasladado a la cárcel Picota desde donde nos respondió una entrevista sobre la problemática de los miles de prisioneros políticos y de conciencia en el sistema carcelario.

–¿Cuáles son las batallas de los prisioneros políticos al interior de las cárceles del país?

–Sobrevivir dentro de un sistema carcelario como el colombiano es una decisión política porque es la lucha contra un enemigo que por cincuenta años hemos confrontado. Es una batalla contra la tortura, la corrupción, la degradación. Esa batalla la damos porque la salvaguarda de la dignidad del ser humano y la lucha política van de la mano, lo hacemos con la organización y la solidaridad. La lucha en el sistema carcelario es la misma: una lucha por reafirmarnos como seres humanos a pesar de los muros que nos privan de la libertad.

–¿El sistema es implacable con todos?

–No solo sobreviviremos los prisioneros de guerra sino también los presos comunes o de conciencia. En el caso de los presos comunes que es el grueso de la población carcelaria son de sectores marginales de la sociedad que recurren a transgredir la norma por buscar seguir modelos de conducta que vende el propio sistema capitalista o por la necesidad de sobrevivir en la calle. El sistema carcelario está basado en la aniquilación del ser humano sin importar quién es. Si quisieran escribir un guión para cine sobre las cárceles de Colombia la realidad superaría la ficción.

La organización

–¿Cómo se ha configurado el movimiento nacional carcelario?

–Hay un grado de organización carcelaria entre los prisioneros políticos pero también entre los presos sociales que reciben por igual la carga del sistema. Hay una lucha contra la corrupción, contra el maltrato, contra el autoritarismo. Pero ese movimiento nacional carcelario tiene antecedentes de movilización enfocados a romper la degradación del sistema. Algunas de esas experiencias que se han dado en las últimas dos décadas han sido favorables, otras no los son tanto, pero nos dejan aprendizajes de lo que se debe hacer.

La tortura del sistema

–¿Cuál es la columna vertebral de la problemática carcelaria?

–El tema realmente transversal es la política criminal y en esencia es la razón por la cual existe una permanente movilización. De ahí se desprenden otros temas urgentes como la inasistencia médica que pone en juego la vida de las personas por la incapacidad del Estado que deja de atender la salud de los reclusos. Los otros temas como la educación, expendio de alimentos, maltrato a las visitas, tratos crueles e inhumanos a las personas privadas de la libertad, el hacinamiento y la corrupción en general, todos son producto de esa política.

–Usted habló de un sistema carcelario de tortura permanente. ¿La Tramacúa, cárcel de Valledupar, ilustra mejor ese concepto de tortura?

–La Tramacúa es lo mismo que sucede en las demás cárceles desde lo físico, estructural y psicológico. Es la Guantánamo de Colombia. Incluso hubo movilización reciente por los familiares de reclusos de la Tramacúa y los defensores de derechos humanos para su cierre. Hay un pulso jurídico frente a la situación particular de esa cárcel.

Los cambios

–Y los gestos de paz tan promocionados del gobierno, ¿dónde están?

–El 22 de noviembre se realizó una movilización fuerte en el país. Desde ese día se habló de un gesto unilateral de paz a través de 30 indultos y brigadas de salud para los prisioneros políticos y de conciencia, además de la concentración en patios especiales de todos nosotros. El Ministerio de Justicia, se apropió del asunto y se realizaron los primeros movimientos para hacer efectivos esos indultos pero la ausencia de voluntad política hizo que se demoraran meses y que ninguna otra promesa se cumpliera. Tuvimos que hacer una nueva movilización en 15 cárceles para que se pudieran agilizar los indultos.

–¿Y qué ha pasado con las brigadas de salud?

–Tenemos un número importante de lisiados de guerra que no han recibido la atención adecuada. Han muerto por negligencia médica y otros treinta prisioneros están en graves condiciones y trecientos con un diagnóstico por establecer. Seguimos esperando.

–¿Y la concentración?

–Reclamamos un tratamiento diferencial por ser rebeldes: las concentraciones en patios especiales. Por naturaleza el delito político tiene unos componentes especiales para su tratamiento entre ellos una concentración en patios especiales y diferentes a los patios comunes. Por eso nosotros reclamamos liberaciones humanitarias y el indulto de todas y todos los presos políticos y de conciencia en el país.

La paz

–¿Cómo se ve el proceso de paz desde las rejas?

–Lo vemos con mucha expectativa. Hay inquietudes sobre las promesas del gobierno colombiano. Nos referimos al gesto unilateral anunciado el pasado año pero que casi seis meses después no se ha cumplido pues no se atienden las brigadas de salud, tampoco se concentran los prisioneros de las FARC y menos han cumplido la totalidad de los indultos. Y si el gobierno no ha podido cumplir con treinta prisioneros, qué va a pasar con los miles que estamos aquí por rebelión o quienes han sido acusados de ser miembros de la guerrilla o quienes son prisioneros de conciencia. Esperamos que se preparen las instituciones a todo nivel para cumplir los acuerdos que se firmen.

–¿La no repetición del conflicto también pasa por reformar el sistema carcelario?

–Para nosotros la resolución del conflicto pasa por un cambio en la política carcelaria del país. En nuestra condición revolucionaria el sistema hay que cambiarlo antes que reformarlo. Erigir un nuevo paradigma de política criminal que tenga elementos y mecanismos humanos de retorno a la sociedad para recuperar el tejido social resquebrajado y eso es justicia retributiva.

–¿Ya llegó la pedagogía de paz a las cárceles?

–Siempre lo planteamos a la Mesa de La Habana. Solicitamos que miembros de las delegaciones de paz constataran personalmente la situación de los prisioneros políticos e intercambiar opiniones sobre lo que estaba pasando con las conversaciones. Y la pedagogía no es difícil siempre y cuando el gobierno cumpliera al menos con la ubicación y concentración de los prisioneros políticos en patios especiales. A estas alturas del proceso ya se debía haber hecho la pedagogía de paz en mejores condiciones aunque saludamos que sean cuatro prisioneros políticos los que hagan parte de la delegación de paz de las FARC en territorio cubano.

–¿Que sigue para los prisioneros de las FARC-EP?

–Al prisionero de las FARC-EP, no le interesa si a va salir indultado o amnistiado lo que realmente le interesa es saber cuáles son las nuevas condiciones para hacer política sin armas en el futuro inmediato. En mi caso ponerme a disposición del movimiento político o partido político que surja del proceso y seguir haciendo política.

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