Sin garantias para estar en cuarentena, la población sale a las calles por comida. Existe un mayor temor a morir de hambre que por coronavirus
Redacción Política
El Gobierno nacional y los gobiernos territoriales no tienen un plan de acción contundente frente al hambre, los ciudadanos al no tener ingresos fijos se ven obligados a salir a la calle en busca de comida, a su vez, expresan su inconformidad con el establecimiento y sus políticas, ya que las medidas tomadas por el Ejecutivo son insuficientes.
El momento de crisis es histórico para la humanidad y está dando lecciones. Los países que más avanzaron en la privatización de los derechos a la salud son los que mayor dificultad encuentran por resolver medidas que favorezcan a la gente. Italia, Francia, Estados Unidos y Colombia han privilegiado las soluciones neoliberales. Ese modelo convirtió a los Estados en instituciones de cascaron, débiles para enfrentar una contingencia extraordinaria como la que se vive en medio de la pandemia.
El desplome insólito del precio del barril de petróleo en economías que dependen del extractivismo ahonda la crisis económica, lo que llevará al colapso financiero. La pandemia covid-19 nos enseña que no podemos seguir apostando a un modelo económico que privatiza la vida, que funciona bajo una única lógica del mercado.
La vida está por encima de la economía
La pandemia es una amenaza seria, la infección avanza relativamente fácil debido a las tardías medidas que tomó el gobierno Duque: tarde cerraron el aeropuerto internacional de Bogotá, tarde se hicieron los controles en la frontera, no han llegado los insumos médicos adecuados y los hospitales siguen abandonados. Las EPS tomaron billones para atender la pandemia mientras 189 personas han fallecido. El sistema de salud en general no sirve para atender a los ciudadanos en debida forma. Los datos científicos no son públicos y las dudas sobre el estado real de la pandemia nadie la conoce.
Las medidas de Duque se han concentrado en temas de control y orden público, donde el papel de la Policía y el Ejército es reprimir y hostigar. Las fuerzas militares han sido utilizadas para ejercer el control y contener la inconformidad de la gente, sin embargo, los crímenes contra líderes y lideresas sociales siguen en un plan sistemático y con plena impunidad.
Se prioriza en las medidas contra la pandemia la economia y el sector financiero. La emergencia económica ha sido el pretexto para tomar los recursos territoriales, regalías y los ahorros de los colombianos en las mini reformas pensionales vía decretos presidenciales. Y de nuevo los bancos siguen siendo los ganadores.
Dichas medidas afectan a la mayoría de la población, teniendo encuenta que aproximadamente el 60% de los trabajadores colombianos se dedican a actividades informales, que no tienen los ingresos necesarios para satisfacer las necesidades básicas de sus familias, no tienen como pagar arriendo, ni comprar los alimentos en la cuarentena obligatoria, por eso se ven obligadas a salir a las calles a buscar salidas a la crisis.
La protesta se seguirá dando a lo largo y ancho del país. No es una decisión de un sector político para traumatizar las medidas de política social de los alcaldes; es que la ineptitud gubernamental está lanzando a la gente a la calle por comida y servicios públicos básicos. Con trapos rojos colgados en las ventanas y las puertas de las casas en los barrios, los bloqueos en las carreteras, los cacerolazos, o reclamos virtuales, se muestra la indignación, el afán y la angustia por comer. Indican no solo el hambre que se padece, también expresan el inconformismo con las medidas tomadas que solo se pueden suplir con la solidaridad comunitaria.
Las promesas incumplidas para superar la crisis han desplegado protestas en todo el territorio nacional: en La Guajira, las comunidades indígenas wayúu, no tienen alimentos y se suma la falta de agua; en zonas costeras los trabajadores de la informalidad se sostenían a diario con el sector turismo. El transporte o la venta callejera daban de comer a familias enteras y se pagaba la dormida en cualquier alquiler. Ahora la penuria está en que cada día que pasa, la posibilidad de ser lanzados a las calles es latente. La incertidumbre se apropia de los ciudadanos más desprotegidos.
La solución no es la represión
La oposición política al Gobierno del Centro Democrático cuestiona que se pretenda resolver el problema del hambre con la represión del Esmad, o señalando a sectores de la Colombia Humana UP de incitar las manifestaciones; lo que está en el fondo es deslegitimar el contenido de la manifestación y judicializar el derecho soberano de la protesta social. Es persecución política. Hay una incapacidad del Gobierno nacional por garantizar la vida de los colombianos, no existe un plan social que permita siquiera un ingreso básico para que las familias puedan cuidarse y cumplir los tiempos de la cuarentena.
Las difíciles condiciones que genera el hambre, el desempleo y la pobreza seguirán en las siguientes tres semanas, hasta el 11 de mayo nueva fecha para levantar la cuarentena. La curva no se aplana, pero siguen creciendo los contagios y la incapacidad del sistema de salud, sobre todo cuando se trata de Unidades de Cuidados Intensivos, ahora en manos de las EPS.
Movilización y acción
Trabajar por la unidad de los sectores políticos que coinciden en acabar el modelo neoliberal es imperativo en medio de la pandemia. Actuar y acompañar las movilizaciones es el reto del momento, los repertorios de resistencias como cacerolazos, trapos rojos, bloqueos, o lo que haga falta para hacer valer los reclamos, deberán conjugarse en una forma generalizada contra el Gobierno nacional y los gobiernos locales que no actúen en favor y con sentido humano para la gente.
La movilización y la acción son necesarias, estar alertas al trabajo de la acción colectiva, avanzar en la unidad de la gente para la reclamación, apoyando y organizando la protesta, para encontrarnos en una consigna: primero la vida.
Llamamos a la convergencia mas amplia, para avanzar en un cambio político en el poder. La incormidad y la protesta social debe trabajar hacia la caida del uribismo. La construcción de un frente que ensamble un programa que recoja ampliamente la identidad de la lucha social. Debemos caminar hacia la construcción de una alternativa para la gente, que ofrezca salidas reales a favor de la clase obrera y los sectores populares. Plantear un programa que no niegue la adopción de medidas estratégicas a corto y medio plazo, que pueda atender temas de salud, renta básica, nacionalización del sector energético, la proteccion de los derechos de los trabajadores, la defensa de la vida y avanzar en la confrontación con el sistema capitalista y la política del imperialismo.
No son tiempos para estar de espectadores.
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