Juan Carlos Hurtado Fonseca
@aurelianolatino
Quince hombres y mujeres, dirigentes sociales, cansados de la violación a los derechos humanos en sus comunidades, emprendieron una caminata desde Popayán hasta Bogotá. Como integrantes de diferentes procesos sociales, desde el pasado 25 de junio comenzaron lo que denominaron La marcha por la dignidad con el objetivo de arribar a la capital a mediados del mes de julio.
“Una de las ideas es fortalecer la unidad del movimiento social. La iniciativa fue de un dirigente social defensor de derechos humanos, quien la propuso y la abrazamos diferentes procesos como indígenas, campesinos, afros, estudiantes universitarios de la Universidad del Cauca, excombatientes de las FARC y trabajadores. Representamos más o menos 40 procesos organizativos”, explicó a VOZ José Daniel Gallego, estudiante de la Universidad del Cauca e integrante de la Unión Nacional de Estudiantes de la Educación Superior, Unees.
La indignación por las condiciones que soportan las comunidades y grupos sociales que integran, más las banderas del movimiento social y el abandono gubernamental que sufren en el contexto del confinamiento los hicieron emprender la cruzada para visibilizar su problemática.

Organización, unidad, denuncia, resistencia y propuestas son los estandartes con los que a diario marchan. “Que se conozcan los feminicidios, el creciente asesinato sistemático de líderes y lideresas sociales, las pésimas condiciones económicas de los estudiantes por lo que exigimos la matrícula cero para universidades, la elevada corrupción, el abuso de autoridad en los territorios, la violación a niñas indígenas por parte del Ejército, y cosas como esas hace que elevemos nuestra voz”, explica José Daniel.
A su paso por las diferentes poblaciones, han sido recibidos por comisiones de organizaciones sociales y sindicales de quienes reciben solidaridad, alimentación, son escuchados y escuchan.
“También queremos exigir el respeto a las consultas previas de los territorios, el respeto y el reconocimiento del campesinado. Por eso, al llegar a poblaciones sentimos el respaldo del movimiento social, aunque no hacemos actos que aglomeren a la gente porque somos conscientes de la pandemia”, expresa el dirigente universitario.
A su llegada a Bogotá no buscarán una mesa de negociación ni presentarán un petitorio, aunque sí solicitarán audiencias con organizaciones internacionales de derechos humanos y con medios de comunicación con el objetivo de visibilizar su problemática: “Que en la capital conozcan las denuncias que levamos desde los territorios, porque en este caminar, en este paso a paso nos duelen las noticias que nos llegan sobre cómo siguen asesinando a nuestros compañeros en los puestos de control territorial en los municipios de Morales, Belarcázar, Popayán y el asesinato de guardias indígenas en el Chocó. Nuestra tarea es llevar toda esta indignación a Bogotá”, dijo Daniel desde Bugalagrande, donde participaba de un acto con organizaciones campesinas y descansaba con sus compañeros para retomar el camino el 2 de julio.