viernes, abril 19, 2024
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Guatemala: Agenda pendiente

El nuevo presidente de Guatemala, Jimmy Morales, inicia su gestión en un país empobrecido y de la mano de una clase política signada por la mayor corrupción política de la historia de esa nación

El nuevo presidente guatemalteco, Jimmy Morales, al momento de su posesión, acompañado de su esposa, Gilda Marroquín.
El nuevo presidente guatemalteco, Jimmy Morales, al momento de su posesión, acompañado de su esposa, Gilda Marroquín.

Alberto Acevedo

Al asumir como nuevo gobernante de los guatemaltecos, el pasado 14 de enero, Jimmy Morales, un comediante de televisión que hace apenas un año era un desconocido en el escenario político y que alcanzó el cargo de primer magistrado de la nación gracias a una muy bien planeada campaña mediática, no la tendrá fácil en lo que promete como una gestión honrada y alejada de la corrupción.

No es ni siquiera fácil predecir el futuro inmediato del nuevo gobierno. Los enormes problemas sociales acumulados en Guatemala hablan de una compleja situación.

De acuerdo a indicadores oficiales, la desnutrición crónica afecta a la mitad de los niños de ese país, que a su vez representan una tercera parte de la población. La erradicación de la desigualdad y de la pobreza extrema, fueron dos de los Objetivos del Desarrollo del Milenio, señalados por las Naciones Unidas, en los que Guatemala no cumplió la tarea.

La mayoría de los hospitales se encuentran en quiebra por la falta de insumos y de presupuesto. Pacientes con fallas renales, portadores del VIH, enfermos de diabetes y otras enfermedades crónicas, mueren lentamente a las puertas de los hospitales.

Privilegios de los ricos

También la educación está en crisis. El año pasado, reconoció el ministerio del ramo, 80 mil niños desertaron de las escuelas de enseñanza primaria; más de 60 mil lo hicieron de las escuelas de secundaria. Entre las causas de la defección, está la actitud de los padres que, agobiados por la pobreza, sacan a sus niños para que vayan al trabajo. Además, la ausencia de personal docente y el mal estado de las instalaciones locativas, contribuyen de manera decisiva a este panorama.

En contraste, la burguesía local se hace de la vista gorda frente a las penurias de la población, prefiere buscar más privilegios para sus intereses, exenciones tributarias y multiplicar nuevas formas de explotación para garantizar su enriquecimiento. Las finanzas de los bancos y las grandes empresas, crecen en espiral. Guatemala es un país rico, lleno de gente pobre.

En esas condiciones, ha llegado a la presidencia un personaje extraído de la farándula de la televisión local, que tras la caída del anterior mandatario, Otto Pérez Molina, levanto su campaña sobre la consigna “ni corrupto ni ladrón”. Jimmy Morales es un evangélico practicante, con formación en administración de empresas, de pensamiento ultraconservador, amigo de la economía de mercado neoliberal y muy cercano a los intereses de los estados Unidos.

Desarrolló su campaña con el apoyo del partido Frente de Convergencia Nacional, FCN, creado en 2008 por militares en retiro, muchos de ellos militantes de extrema derecha y bajo investigación criminal por delitos de lesa humanidad.

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