Grupo de Lima deslegitima a Guaidó

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Alberto Acevedo

En una deliberación de pocas horas, los países integrantes del Grupo de Lima, hasta ese momento sirvientes fieles de los intereses de Estados Unidos, se distanciaron de la idea de seguir al pie de la letra las instrucciones Washington, y en forma mayoritaria rechazaron la idea belicista de que para el caso de Venezuela “todas la opciones están sobre la mesa”, rechazaron una intervención militar en el vecino país, y abogaron por una solución negociada a la crisis política que vive esa nación.

Convocados por la Casa Blanca, y animados por oscuros personajes de la política latinoamericana como Juan Guaidó e Iván Duque, con la asesoría directa del vicepresidente norteamericano Mike Pence, el cálculo que hacían los enemigos de la revolución bolivariana de Venezuela, es que tras el desastroso resultado del concierto en el puente Tienditas y el fracaso de la intentona de cruzar la frontera con una pretendida ‘ayuda humanitaria’ con sabor injerencista, los países latinoamericanos apoyarían la opción militar.

No sucedió así, y tanto Guaidó como Duque y Pence salieron la de la reunión con el rabo entre las piernas. Especialmente para el autoproclamado “presidente interino”, esta decisión es un revés, que deslegitima su gestión y le reduce el campo de acción, tanto a nivel interno como externo. En la noche del 23 de febrero en Cúcuta, Guaidó y los dirigentes opositores venezolanos no pudieron ocultar sus caras largas. De la sentencia de que los camiones cruzaban la frontera, “sí o sí” y de que al día siguiente el país viviría un nuevo amanecer, pasaron al abatimiento generalizado.

Sin el uso de la fuerza

La Casa Blanca había anunciado un conjunto de nuevas medidas sancionatorias e intervencionistas contra Venezuela, que se quedaron en el portafolio del señor Pence. En el punto 16 de una documento aprobado en la reunión de Bogotá el pasado lunes 25 de febrero, el Grupo de Lima establece: “Reiterar su convicción de que la transición a la democracia debe ser conducida por los propios venezolanos pacíficamente en el marco de la constitución y del derecho internacional, apoyada por medios políticos y diplomáticos, sin el uso de la fuerza”.

En estas condiciones, los planes de invasión militar propiciados por el Departamento de Estado gringo, se aplazan por el momento. El Grupo de Lima le dio una bofetada a la diplomacia norteamericana. El propio presidente Trump, en la noche del 23 de febrero, no pudo ocultar su desencanto ante el hecho de que el ultimátum militar que los círculos de derecha esperaban en Venezuela, no se produjo. Y por consiguiente, el derrumbe del gobierno Maduro, tampoco.

Una semana más tarde, Trump se vería afrontando, no solo el fracaso de las negociaciones con el líder norcoreano, Kim Jong-un, que aspiraba a presentar ante los ciudadanos norteamericanos como insumo electoral este año, sino que deberá enfrentar el escándalo por las declaraciones de su exabogado, Michael Cohen, que en una sesión especial ante el Congreso reveló una larga lista de ilícitos, en un verdadero concierto para delinquir, que Trump hizo cuando era candidato presidencial.

Evitar la violencia

De otro lado, desvirtuando la idea de que el presidente constitucional de Venezuela, se encuentra aislado en el concierto internacional, en el mundo se ha producido un verdadero plebiscito de pronunciamientos contra una eventual intervención militar, y en favor de una salida negociada a la crisis venezolana.

Una de las primeras voces provino de la portavoz para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad de la Unión Europea, Maja Kocijancic, quien aseguró en rueda de prensa que la posición de la UE es muy clara: “hay que evitar la intervención militar”. A principios de febrero, la Alta representante de la UE para Política Exterior, Federica Mogherini, en un foro en Uruguay, sostuvo la misma tesis: “es fundamental evitar la violencia interna y la intervención externa”.

También el Congreso de los Estados Unidos en forma mayoritaria rechazó la intervención militar en Venezuela. En sesión especial, el 18 de febrero anterior, llegó a la conclusión de que una intervención militar de Estados Unidos en Venezuela no sería viable por las consecuencias que esta acción traería no solo al pueblo venezolano sino a la región entera.

Efectos desastrosos

El presidente de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, Eliot Engel, aseguró en forma categórica: “La intervención militar de Estados Unidos no es una opción. Me preocupan los comentarios del presidente insinuando que la intervención militar sigue siendo una opción. Quiero dejar en claro a nuestros testigos y a cualquier otra persona que esté observando: la intervención militar norteamericana no es una opción”. Entre tanto, el senado norteamericano advirtió sobre los efectos desastrosos de una confiscación de bienes de Pdvsa, para el pueblo venezolano.

China por su parte, calificó como “interferencia en sus asuntos internos”, la ayuda humanitaria que Estados Unidos pretende introducir a Venezuela. El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores del país asiático, Lu Kang, precisó: “Estamos en contra de que fuerzas externas interfieran en los asuntos internos de Venezuela, en contra de que el problema de la denominada ‘ayuda humanitaria’ sea utilizada con un trasfondo político que lleva a la desestabilización de la situación en ese Estado y en el territorio adyacente, así como de los disturbios, contrarios a los intereses de todas las partes involucradas”.

Amplio espectro de voces

El 15 de febrero pasado, el parlamento alemán conoció el informe “Sobre el reconocimiento de jefes de Estado extranjeros”, con destino al Bundestag (Cámara baja), en el que se calificó como “ilegal”, el reconocimiento que el gobierno Merkel hizo del señor Juan Guaidó como “presidente” de Venezuela. Dice el informe que esta decisión es “un grave error” y afirma que las declaraciones del presidente Trump sobre una posible intervención militar en Venezuela “violan los principios establecidos en la Carta de las Naciones Unidas”.

La lista de pronunciamientos en este sentido es larga. Pero se destaca entre estos, las que hicieron en forma mayoritaria las misiones diplomáticas de los países que participaron en la sesión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en la última semana de febrero.

El representante de Rusia, Vasily Nebenzya, dijo que Estados Unidos hace esfuerzos para provocar el uso de la fuerza y así justificar la intervención militar. El representante de Suráfrica, Jerry Matjila, dijo que su país se opone enérgicamente a la amenaza del uso de la fuerza contra Venezuela. En la misma dirección se pronunciaron Cuba, Bolivia, México, y la casi totalidad de países participantes en la reunión, en la que también fracasó una resolución presentada por Estados Unidos, para endurecer las sanciones contra Venezuela.