viernes, abril 19, 2024
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“Gran prensa” mezquina

Editorial del Semanario VOZ

La gran oligarquía colombiana, en particular los poderosos medios de comunicación, reaccionaron con virulencia ante la propuesta de las FARC para que en el punto de la Participación Política, segundo de la agenda contenida en el “Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera”, se les asignen unas curules en el Congreso y medios de comunicación para poder difundir sus pensamientos y criterios políticos. Lo menos que les dijeron es que “tienen huevo”. En los micrófonos de las cadenas radiales, propiedad de grupos económicos y financieros, les llovieron insultos.

Elbomba4gEs la intemperancia de la oligarquía colombiana, mezquina y poco moderna, que tiene la idea restringida de las libertades y de la democracia, porque es la única manera de perpetuarse en el poder mediante el ejercicio de la violencia. Precisamente, una de las tantas causas del conflicto colombiano, que deben modificarse para la solución política del mismo después de 60 años de existencia.

Lo paradójico es que los insultos y los descalificativos provienen de los grandes medios de comunicación, expresión de la antidemocracia y del enorme poder antidemocrático del capital. En el capitalismo, decía Carlos Marx, todo se convierte en mercancía y de ello no escapan los medios de comunicación, convertidos en cajas de resonancia del gran capital, de sus intereses y privilegios. Se han convertido en lucrativos negocios, sin respetar los sentimientos y derechos del pueblo colombiano. Abusan del poder mediático. Fabrican “opinión pública” y se oponen a cualquier modificación del statu quo.

En Colombia no hay “libertad de prensa” sino “libertad de empresa”, para que los medios se conviertan en instrumentos de amasar riqueza, a costa de sacrificar la verdad y los intereses del país. Es lógico que para Sarmiento Angulo, Santo Domingo, Ardilla Lulle o el Grupo Prisa, todo aquel que demande garantías y democracia “tenga huevo”, pero ¿hasta cuándo podrá tolerarse semejante adefesio? ¿Hasta cuándo el país aceptará el abuso de la “gran prensa”, convertida en un poder antidemocrático decisivo en el país?

También llama la atención la posición del Gobierno Nacional y, en particular, del presidente Juan Manuel Santos. No hace sino objetar toda propuesta de profundizar en el diálogo político, social y económico en La Habana, porque según su limitada óptica, nada de ello está en la agenda. Pero el tema de las garantías para que las FARC hagan política y el acceso a medios de comunicación, contenidos en el segundo punto de la agenda de manera expresa, que es parte del “Acuerdo General”, no lo considera viable en la discusión. Es una forma de violar lo que firmaron en La Habana para iniciar la Mesa de Diálogo.

¿Qué tiene de extraño que las FARC-EP propongan garantías políticas, curules y acceso a los medios de comunicación? Es una exigencia, entre otras cosas, de las fuerzas de oposición, desconocidas y marginadas de las campañas mediáticas, muchas veces orientadas a desprestigiarlas y a tergiversar sus propuestas programáticas.

Si en La Habana se llega a un acuerdo político de fin del conflicto y de paz estable y duradera, pues es obvio que las FARC se conviertan en fuerza política. El proceso de paz es para ello, pero debe resolver las garantías de participación en plano de igualdad y sin desventaja ante los partidos del establecimiento, que mantienen el poder a costa de la violencia, de la parapolítica, de servirse del narcotráfico, del fraude y de constreñir al elector. El desmonte del bipartidismo y del régimen de ventajas para el oficialismo, es condición si ne qua non para la paz.

Mientras la gran oligarquía trata de preservar sus huevitos, los sectores populares están en pie de lucha. El paro nacional agrario, de los trabajadores de la salud y de los educadores el 19 de agosto, es un campanazo para esta oligarquía salvaje, porque poco a poco se está forjando un nivel de acción popular y de unidad que debe conducir a un nuevo poder democrático y progresista.

En definitiva los que tienen huevo son la oligarquía y la “gran prensa”. ¡Allá ellos!

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