“La clase dentro de la cual me siento, aquella de la que espero más y a la que amo de corazón es la clase obrera”
José Ramón Llanos
Sé que la mayoría de los lectores de la poetisa chilena Gabriela Mistral -Lucila Godoy- admiran en ella el tratamiento que da a los sempiternos temas de la poesía: el amor-desamor; la vida, la naturaleza, la niñez, la muerte, entre otros. Nos sensibilizan los poemas escritos bajo el profundo dolor causado por el suicidio de su joven novio, cuando ella tenía 23 años. Nos emociona toda su poesía sobre la niñez. Esta visión está dedicada a una temática desconocida o poco conocida elaborada por la primera latinoamericana galardonada con el premio Nobel: la reflexión política.
De la amplísima obra literaria de Gabriela Mistral, poemas, cuentos cartas, textos pedagógicos, la temática política ha sido poco difundida. Pareciera que algunos afectados, criticados en esas obras, hubieran influido para que se silenciaran sus opiniones y valoraciones de las acciones de algunos gobernantes y naciones. Poco se menciona o publica su apoyo a la lucha de Sandino contra los yanquis. Fue ella precisamente quien bautizó a las huestes sandinistas como el “ejército loco”. Incluso llamó a todos los pueblos latinoamericanos a que apoyaran financieramente y con hombres a esa lucha.
Al respecto la chilena clama: “Nunca los dólares, los sucres y los bolívares suramericanos que se gastan tan fluvialmente en sensualidades capitalinas, estarían mejor donados. Sandino no ha visto llegar hasta hoy los mozos argentinos, chilenos, ecuatorianos, que son su misma carne y que le deben una lealtad temeraria y perfecta que sólo la juventud puede dar. ¿Dónde está la naturalísima, la lógica Legión Hispanoamericana de Nicaragua? El general Sandino carga sobre sus hombros vigorosos de hombre rústico con su espada viril de herrero o forjador, con la honra de todos nosotros”.
Excelente lección antiimperialista y de solidaridad latinoamericana, certera, sin esguinces ni ampulosidad y oportuna, en el momento requerido.
Con los obreros
En sus poemas denunció el hambre y el desamparo de la niñez latinoamericana. Además, toda vez que tuvo ocasión de hacerlo reclamó el imperativo de reconocer la presencia y el derecho de los obreros a actuar en organismos donde se discutiera asuntos que implicaran su situación social.
El Consejo Nacional de Mujeres la llamó para que hiciera parte de esa institución. Le puso condiciones a su participación: solo si participaban mujeres obreras en una proporción significativa, ella aceptaba. Leamos su misiva: “La clase trabajadora no puede ser menos de la mitad de los representantes en una asamblea cualquiera, cubre la mitad de nuestro territorio, forma nuestras entrañas y nuestros huesos. Las otras clases son una especie de piel dorada que la recubre”.
La identidad y defensa de la clase trabajadora y su militancia en defensa de los pobres, no solo es auténtica, es total y definitiva. Tenemos muchas pruebas para afirmarlo, pero consideramos suficiente el contenido que encontramos en una carta de Gabriela Mistral, dirigida a un amigo mexicano: “…debo a la aristocracia una protección generosa: la de su defensa cuando se hizo campaña contra un nombramiento para un liceo, pero la clase dentro de la cual me siento, aquella de la que espero más y a la que amo de corazón es la clase obrera”[1. Cecilia Castillo. Gabriela Mistral. Ponencia leída en El XV Encuentro del Mundo de la Cultura, La Serena. Chile. 25- 30 Octubre. (No registra el año).].
Espero que el texto anterior le permita al lector identificar a Gabriela Mistral, única mujer premio Nobel en América Latina, como una de las poetisas comprometidas con la causa popular y con la solidaridad continental.
