Luis Jairo Ramírez H.

La llegada del Pacto Histórico al Gobierno planteó una ambiciosa apuesta de Paz Total que despertó la esperanza de una parte importante de la sociedad, a la vez que, desató una furibunda campaña de rechazo de los tradicionales guerreristas en el país.

Sin embargo, el Gobierno ha tenido serias equivocaciones. El proceso de paz perdió su rumbo y ahora deambula fraccionado, desintegrado de las dinámicas territoriales y de las preocupaciones de las comunidades, sin que se materialicen las inversiones sociales. Insistimos: la paz solo se alcanzará resolviendo las causas que dieron origen al conflicto, las cuales son de índole social, económico y político.

La sociedad observa preocupada, a unos grupos armados que en el camino fueron abandonando sus convicciones rebeldes sustituyéndolas por intereses personales y economías ilegales del narcotráfico, la minería, el secuestro y la extorción.

El profesor Carlos Medina Gallego se dirigió al ELN con la siguiente reflexión: “No es revolucionaria una organización que desplaza poblaciones, asesina firmantes de paz y convierte el territorio y a las poblaciones en blanco de sus acciones”.

Luis Emil Sanabria Durán, de Redepaz, por su parte, expresó que los grupos armados: “No han podido convencer al pueblo colombiano de que aún persiguen ideales de cambio social, de transformación política y menos que estarían interesados en abandonar las violencias y sus consecuencias sobre los territorios afectados”.

Carlos Arturo Velandia, exmiembro de esta guerrilla, también: “El ELN está gestionando una guerra degradada, en un país que ya no quiere guerra, una guerra que ha perdido la legitimidad. El ELN está montado en una guerra en la cual ya no tiene posibilidad, incluso de tomar el poder”.

El catedrático e historiador Gonzalo Sánchez expresó “El ELN labra su tumba política en el Catatumbo”.

La estrategia errática del ELN en el Catatumbo de señalar como “paramilitares” a quienes no se someten a sus órdenes, es el mismo modelo que impuso en Arauca. Allí en los dos últimos años la confrontación de unos y otros ha dejado cerca de 450 muertos.

¿Por qué preocupa el desvío del ELN? Porque es la última guerrilla histórica que quedaba y la sociedad esperaba verla retornando a la vida civil, ¡para hacer parte destacada de un Frente Unido!

Los grupos armados han escogido como territorios de dominio, confinamiento y violencia: Arauca, Catatumbo, Chocó y Cauca, esto es aprovechado por los paramilitares para extender su presencia en cabeceras urbanas de Cúcuta y Ocaña, en complicidad con sectores del Ejército.

Señala José Aristizábal, “las paces desde arriba, es decir, del Estado y las guerrillas, no han logrado ponerle fin a la confrontación armada. Ahora nos toca a los movimientos sociales, las comunidades y la sociedad civil impulsar la paz desde abajo, en los territorios”.

Ni la conmoción interior del Gobierno, ni el militarismo insurgente, impedirá que desde la movilización social logremos la solución política de la confrontación.

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