“Feminismo que no cuestione privilegios, no es feminismo”

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Mariángela Urbina.

La escritora, co-creadora y presentadora del programa Las Igualadas, Mariángela Urbina, habla sobre ese proyecto novedoso que discute temas de género, los retos de las mujeres periodistas y el debate que se teje alrededor del feminismo en la actualidad

Mónica Andrea Miranda Forero
@Emedemoni_ 

Estoy en un restaurante de Bogotá esperando a quien será mí entrevistada. Las manos me están temblando un poco, pues sé que me voy a encontrar con una chica que es inspiración para muchas mujeres en el periodismo (incluyéndome). Nacida en Cúcuta, tiene 26 años, tan solo unos pocos más que yo y ya es un referente feminista para muchas niñas, adolescentes y mujeres.

Mientras me estoy tomando una limonada, ella aparece a lo lejos hablando por celular, supongo que su vida es bastante ocupada, como la de cualquier figura pública. Se sienta a mi lado, nos saludamos y un click hace que empecemos a tener una conversación bastante fluida, llena de risas, sarcasmos, indignaciones y una que otra grosería que se escapa de un lenguaje formal.

Mis nervios empiezan a bajar y de pronto pongo a grabar su voz desde el celular. Le hago una introducción sobre el trabajo de las mujeres en el semanario VOZ y empieza la entrevista. Suelto la primera pregunta, la ansiedad parece haberse ido ya, siento que estoy sentada con una amiga.

Las Igualadas

¿Por qué nacen Las Igualadas?

-Las Igualadas nacemos porque sentíamos que era fundamental democratizar la conversación sobre género y feminismo en Colombia, sentíamos que es una discusión vital porque puede salvar vidas. Lo que permite este ejercicio es que las mujeres identifiquemos la violencia a tiempo y si la identificamos, que podamos prevenirla.

Hay dos maestrías de género en Colombia, una en la Nacional y la otra en los Andes, del resto, la educación de género no es transversal como debería serlo. Entonces nosotras queríamos liberar la conversación de esos espacios reducidos a los que solo podían acceder unas mujeres y ponerlo en un lenguaje que entendiéramos todas, y en particular, que pudiéramos entender las mujeres de la nueva generación. Nuestra audiencia se rejuvenece porque cada vez más nos ven niñas y adolescentes, y nosotras cada vez estamos más grandes en edad. Pero el grueso de nuestra audiencia son mujeres que podrían ser mis amigas, entre los 18 y los 34 años.

-¿Qué impacto han tenido Las Igualadas como proyecto en las niñas o en las mujeres?

-Todos los días pasan cosas. Por ejemplo, nosotras empezamos a ir mucho a colegios y universidades desde el 2018, casi siempre invitadas por las mismas chicas, es como una cosa que viene de abajo hacia arriba.  Ellas mismas gestionan la manera en que nosotras podamos asistir a los espacios. Tengo testimonios de varios talleres que hemos realizado, mostrando lo que han significado para ellas esa interlocución.

Como yo pongo la cara (risas), en el día a día tengo el privilegio de tener encuentros en la calle con mujeres, muchas de ellas niñas, donde se experimenta una especie de empatía espontanea. Escuchar comentarios como “tal video me hizo entender que mi papá estaba mal y yo no, y ahora sufro menos”, construyen una conexión. Las niñas son como una gran fuente de amor.

-Tú das la cara en Las Igualadas ¿qué pasa con los haters?

Al principio creía que nada, esto no me afecta, pero después fui entendiendo que sí y que la violencia digital no es menos. Internet es un espacio que habitamos. Si está mal que alguien venga y me empuje en la calle, también está mal que lo haga en internet. Que si alguien me dice “perra” pues también está mal que me diga “te voy a matar perra” por internet, y que había que prestarle atención.

Yo creo que el periodismo tradicional se demoró mucho en valorar ese tipo de violencia digital, y las periodistas hemos estado muy solas y más si hablamos de temas como esos, porque como que a nadie le importa mucho, pero yo creo que cada vez despierta la conciencia en que hay que atenderlos, denunciar.

El primer comentario en un video de Las Igualadas que recibimos fue “Feminazi insolente, tiro en la frente” yo era ingenua y sentía que la conversación que estábamos dando no era tan disruptiva. Eso fue en un video en se cuestionaba el amor romántico, pero el solo hecho de que haya mujeres haciéndolo, genera una incomodidad que producen este tipo de comentarios, este tipo de agresividad y esto es lo que vivimos las mujeres todos los días. Si estos son los debates que genera un video, qué estará pasando en la casa de este hombre. Fue un proceso, pero ahora lo estamos denunciando.

-Además de las amenazas digitales, cuando vas por la calle ¿has sentido algún tipo de acoso? No como mujer, porque todas lo hemos sentido, sino como la cara de Las Igualadas.

– No, la gente en internet se tiene mucha más confianza para agredir, en la calle cuando me reconocen solo he sentido amor; pero igual Las Igualadas tenemos una audiencia de nicho, entonces hay lugares de lugares, espacios de espacios.

Mujeres periodistas

¿Cuáles son las dificultades o los retos que tienen hoy las mujeres periodistas? 

-Depende. Si estás en región, lo que he podido conocer es que el principal dolor de cabeza es la búsqueda de la pauta porque en estos territorios las mujeres periodistas funcionan como funcionamos Las Igualadas, y es que tienen que conseguirse su propia pauta para sobrevivir, y eso las mueve a situaciones de vulnerabilidad permanentemente donde son víctimas de acoso o de distintos tipos de violencia como la sexual.

Acá en Bogotá lo que siento con las periodistas que hablamos de género es que nuestra credibilidad es cuestionada de entrada, como que, si tú eres una periodista feminista y ya te identifican como feminista, entran cuestionándote, no solo los lectores, sino el grueso del periodismo tradicional y eso es lo más difícil.

Al periodismo tradicional le cuesta entender los nuevos formatos, que haya columnas en YouTube les zafa, ahora imagínate eso atravesado por el feminismo. Les parece que no contrastamos, que no hay rigurosidad, que vulneramos principios básicos de la ética periodística y lo que no han entendido es que esta es una nueva ética periodística que se preocupa por darles voz a las mujeres, por creerles a las mujeres.

Desde que yo estoy en Las Igualadas, cuando presentamos denuncias propias, por ejemplo, los procesos de rigurosidad son impresionantes porque estamos trabajando en una ética del cuidado del otro, pero es partir de darle credibilidad a las mujeres, de salirse del estereotipo de que todas somos unas mentirosas que se quieren cagar a los hombres y por eso las escuchamos y titulamos mal y todo lo que termina pasando en casos de violencia.

Entonces lo primero que a uno le dicen cuando uno busca una denuncia es “vete a leer” o “investiga más”, te cuestionan el enfoque todo el tiempo, te cuestionan la credibilidad, que es lo más preciado para las periodistas.

-¿Qué se viene para Las Igualadas? ¿Cuál es el reto más grande del programa a nivel social?

-Cuando empezamos, nuestro objetivo principal era generar una conversación tranquila que permitiera que las mujeres identificáramos la violencia para prevenirla porque el problema es que como no la identificamos, pues eso se nos crece y termina en feminicidio. Creo que ese objetivo lo estamos logrando.

Se ha empezado a extender un poco, por ejemplo, hemos empezado a hablarle a los hombres, que era una cosa que nos decían mucho al principio: “¿y por qué para las mujeres?”, pues hombre, porque sí. Porque de hecho, El Espectador tiene su audiencia más o menos un 60% masculina en todos los canales. Este es el único producto que les habla a las mujeres.

Ahora hemos evolucionado y entendemos también que el sujeto del feminismo puede ser diverso. Empezamos a hacer videos para hombres, a involucrarnos en la conversación, queremos apostarle más a crecer esa población de niñas y adolescentes porque esa es la base. Creo que el ejercicio mismo de sobrevivir parece un objetivo individual pero también es político. Si nosotras logramos sobrevivir haciendo un programa como el que hacemos dentro de la prensa tradicional, ya estamos haciendo algo.

El debate feminista

¿Qué opinas de los hombres que van a las marchas feministas?

-A mí me gusta que estén, lo que pasa es que algunos no han aprendido a estar. Aprender a estar es entender que ese es un espacio de las mujeres, que es un espacio para la reivindicación de las mujeres, que ellas deben ser las protagonistas, que son ellas las voces que tienen que sonar, y también aprender a entender cuando no queremos que estén ahí porque necesitamos tener una conversación entre nosotras que no hemos tenido, o cuando nos sentimos vulneradas por su presencia, es un poquito de empatía, no es más.

Creo que entre más gente sensible haya a la igualdad de género en el mundo, pues más rápido vamos a llegar ahí y que es necesario que estén vinculados en la conversación, pero que aprendan también a escuchar y a participar de la marcha.

-¿Qué opinas de la discriminación positiva y de todas las medidas que se toman desde el Estado para incluir mujeres?

Es empatía mínima que es muy difícil de explicarle a la gente privilegiada en general. Pero a mí me parece muy necesario, yo creo que lo complejo con ese tema es que la gente no entiende que se trata de trabajar en igualdad de condiciones.  Me parece muy importante trabajar en ejercicios pedagógicos e intentar explicar cuál es la deuda histórica del Estado con poblaciones como las mujeres, o las personas LBTI, en general con poblaciones históricamente discriminadas, porque si nos quedamos esperando sin hacer nada y sin tomar alguna medida, pues simplemente nunca van a existir cambios.

Por ejemplo en el cine, si las mujeres no tenemos referentes de mujeres directoras, es muy difícil solo soñar con ser eso. Es muy importante que ese tipo de medidas existan para movilizar la transformación. Hay feministas que dicen que solamente por la deuda histórica, el cambio debería ser más radical.

¿Cree que los problemas de las mujeres se agudizan por la desigualdad socioeconómica?

-Es que el problema de la clase es el problema de Colombia y por supuesto que ese problema lo atraviesa todo. El feminismo es un movimiento que busca la igualdad, por lo tanto, un feminismo que no cuestione privilegios, no es feminismo, porque este surge de cuestionamientos, porque nos estamos preguntando por qué el patriarcado ha permitido que las mujeres estemos en una situación permanente de desigualdad de derechos, siendo las desigualdades socioeconómicas alarmantes.

-¿Cuáles son los retos del feminismo en la actualidad?

-Me parece que uno de los retos del feminismo es precisamente cuestionarse la diversidad entendiendo la interseccionalidad; cada vez más hay feministas pensándoselo en Colombia y en el mundo. Otro de los retos es la necesidad que entendamos quienes ya estamos convencidas de poder ser diferentes, y eso no es un problema en la lucha, que precisamente somos feministas para poder ser distintas entre nosotras. Yo siento que hay mucho miedo al interior del movimiento de que peleemos entre nosotras.

-¿Cuál son los referentes feministas de Las Igualadas?

-Tenemos desde Simone de Beauvoir hasta Yamela Yamil o Judith Butler. Estamos escuchando y leyendo mujeres feministas todo el tiempo.

-¿Cuáles son los referentes de Mariangela?

Chimamanda Adichie, siempre. Me gustan mucho Vandana Shiva y Viviana Bohórquez, creadora de Las Igualadas, mi compañera de trabajo y amiga.

8M en las calles

Es casi media noche. En resumen, tuve la oportunidad de conocer a esta increíble mujer. Solo puedo decir que además de ser bellísima físicamente, es una mujer que inspira fuerza y derrocha inteligencia. No faltaron las risas, los secretos off the record y discusiones alrededor de la indignación que cada día crece más.

Espero encontrármela el 8M en las calles, junto a todas las mujeres que gritamos conscientes y radicalizadas: el patriarcado se va caer, se va caer.