Yezid Arteta Dávila
@Yezid_Ar_D
Los días 6 y 7 de marzo se reunió el Pleno del Consejo Nacional de los Comunes en Tocaima. Cundinamarca. Muy cerca de allí, en el caserío La Horqueta, un escuadrón de extrema derecha asesinó a 14 labriegos en noviembre de 1997. Eran los tiempos en los que se asesinaba en masa. Un cuarto de siglo después se asesina a cuentagotas. El objetivo de los asesinos es el mismo: amedrentar a las voces que discrepan del sistema o proponen una alternativa diferente. Astrid Conde, exguerrillera y exprisionera, fue la última víctima. Tiroteada a mansalva por un matón en un barrio popular de Bogotá.
El Pleno, salvo para la militancia del partido Farc, pasó desapercibido. Atrás quedaron los días en los que la exguerrilla de las FARC era un filón mediático. Los medios vuelven sobre los exguerrilleros sólo para machacarlos sobre su pasado o para chequear el nombre de una nueva víctima. Los excombatientes viven tiempos difíciles. La soledad política y el asesinato sistemático de los excombatientes, Viejo Topo, son sus principales problemas. Hay otros asuntos, empero, la política y la vida son los más relevantes.
En las fotografías que el partido FARC colgó en Twiter aparecen varios miembros de la vieja guardia intercalados con otros de más reciente factura. Cuadros que entregaron muchísimos años de sus vidas a una causa. Leales a su causa. Sin duda. La organización aún existe, pero corre el riesgo de desaparecer o volverse irrelevante en términos políticos. La irrelevancia la hace más vulnerable. Presa fácil para los matones. Es un asunto de supervivencia. Miles de guerrilleros sobrevivieron a una guerra feroz y prolongada. Cientos de exguerrilleros deben hacer el propósito de sobrevivir a un complejo e inestable teatro de lucha política. Cosa que no se puede hacer de forma individual. En los anales de las Farc nunca figuró la silueta del héroe. El grupo era el paradigma.
En los dos tiempos electorales (legislativas de 2018 / locales 2019) los exguerrilleros de las FARC quedaron cuasieliminados. Aún les queda el repechaje para sumar algunos puntos. Conseguir una remontada. Aún tienen nómina para plantar cara. Con un buen planteamiento táctico. La Segunda Asamblea Nacional de los Comunes convocada para finales de abril próximo es una buena ocasión para diseñar una auténtica estrategia de juego. Una estrategia política inteligente. Una estrategia que les permita atraer a los que se han ido, reagrupar a los dispersos, juntar las diversas tendencias, abrirse a gente nueva y conectar con la realidad del país.
Perderán todos si una sola vertiente de exguerrilleros busca imponerse o se impone sobre otra u otras. El ambiente hostil destruye. Las discusiones teoréticas auspiciadas por intelectuales pasivos son ineficaces cuando está en juego la supervivencia política. Si se quieren obtener resultados distintos hay que hacer cosas distintas. Resetear el nombre. Renovar programa. Concebir una mejor estética. Crear un buen relato. Escuchar y tener en cuenta a las voces críticas. Agilizar los procedimientos. Conectarse con el mundo. Más feminismo. Estimular el pensamiento crítico. Establecer escuelas de formación política. En resumidas cuentas, Viejo Topo, sólo te queda el repechaje. Es tu última oportunidad.