viernes, abril 19, 2024
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Enrique Buenaventura, forjador del nuevo teatro

José R. Llanos

Escribir sobre el Teatro Nuevo en Colombia exige investigar sobre la vida y obra de Enrique Buenaventura, Santiago García, Fausto Cabrera, Carlos José Reyes, Ricardo Camacho. Ellos, de manera creadora y con gran originalidad, desde los años 50, rompieron la evolución lineal del arte dramático nacional de los dos últimos siglos. En esta ocasión solamente nos referiremos a la obra valiosa de Enrique Buenaventura, quien aparte de forjar una dramática moderna innovadora, enriqueció la poesía, la ensayística y la narrativa latinoamericana.

Emilio Carballido, el intelectual mexicano en 1990, esbozó el más preciso perfil de Buenaventura: “Dramaturgo individual y una compleja personalidad múltiple, lo más fácil es verlo como un equipo de artistas que incluye un teórico brillante, un gran director de escena, un actor muy notable, un maestro de alcance mundial, un dibujante con gracia, un percusionista incansable, un organizador y varios utileros, tramoyista, diseñadores, todos dentro de un cuerpo robusto con una cara socarrona y luminosa”.

A Enrique Buenaventura, quien nació en 1924 y murió el 31 de diciembre de 2003, le tocó vivir una época muy compleja de la historia nacional. Su niñez transcurrió en la transición del decadente y reaccionario régimen conservador y los inicios de la hegemonía liberal. Su adolescencia la vivió en el esperanzador primer período de Alfonso López Pumarejo y la primera juventud lo sorprende con la defección y renuncia del gestor de la Revolución en Marcha y los comienzos de la política represiva del pro imperialista Alberto Lleras Camargo contra el movimiento sindical.

A partir de 1946 tuvo que soportar la violencia iniciada por Mariano Ospina Pérez e incrementada sistemáticamente por Laureano Gómez. Lo impactó el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán. La dictadura de Gustavo Rojas Pinilla la afrontó ya militando en el Partido Comunista Colombiano.

El Frente Nacional y la persecución al teatro nuevo

Enrique Buenaventura también padeció la violencia orientada contra los campesinos, trabajadores urbanos e intelectuales progresistas, agenciada por la alianza liberal-conservadora, institucionalizada en el llamado Frente Nacional. Es precisamente bajo este régimen cuando se inicia la persecución y censura de su obra y los intentos de bloqueo a su actividad teatral en los primeros años de la década del 60.

El gobierno de Cali lo expulsa de la dirección del Teatro Escuela de Bellas Artes y lo condena a una especie de peregrinaje a él y a su grupo. Sin embargo, su sólida vocación de hombre de teatro, su talante de valiente luchador en defensa de sus principios políticos y su decisión de convertir el arte al servicio de la causa popular, resultan altamente positivos para el desarrollo y cualificación del teatro colombiano entre los años 60 y 80 del siglo XX, a pesar de las censuras.

Su respuesta a la persecución no fue la huida ni la pasividad, buscó la solidaridad y el apoyo de los sectores progresistas, de la universidad y de su Partido Comunista. Recibió el apoyo de la intelectualidad avanzada de toda América Latina. Fortalecido con toda esta solidaridad, cobró una gran dinámica su actividad, creó el Teatro Experimental de Cali (TEC) e inició la construcción de una sede para su grupo. Convirtió ese auditorio en un verdadero laboratorio donde sistemáticamente, desde finales de los 60, continuó su labor de autor de textos dramáticos, de director y formador de actores.

Sus aportes al Nuevo Teatro

El llamado Nuevo Teatro en Colombia tuvo sus fundamentos en la obra de Bertolt Brecht y en algunas fases abrevó en las teorías del teatro documento de Peter Weiss. A la par de Santiago García, Buenaventura estudió analíticamente las propuestas del autor de Los Fusiles de la Madre Carrar e introdujo algunas técnicas del alemán en los montajes de las obras que el dirigió. Podemos decir que el dramaturgo valluno creó su obra apoyándose en Peter Weiss y Brecht según conviniera a la obra que estuviera construyendo y al momento de la elaboración del texto y del montaje.

Una obra en que aplica las técnicas del teatro-documento de Peter Weiss es Seis horas en la vida de Frank Kulak, donde presenta la antítesis de las vidas de Van Troy y Kulak, invasor de Vietnam que termina convertido en un terrorista al volver a Estados Unidos. En cambio Troy muere como un héroe nacional y mundial de los pueblos que luchan contra el imperialismo. Aquí utiliza incluso palabras de Robert McNamara, secretario de Defensa norteamericano, en los parlamentos, y también las declaraciones de familiares de Van Troy, quien intentó matar al secretario McNamara cuando fue a pasar revista a las tropas yanquis en Vietnam.

Maestro de la creación colectiva

El nivel de originalidad de la creación colectiva de Enrique Buenaventura y el TEC lo demuestra el hecho de haberse convertido en maestro latinoamericano de esta técnica. Además, con Jaqueline Vidal publicaron Esquema general del método de trabajo colectivo del TEC, en 1972. En 1976, Casa de Las Américas publicó El teatro latinoamericano de creación colectiva, en donde aparece el texto de Enrique Buenaventura.

Con su muerte, el continente perdió la posibilidad de seguir recibiendo nuevos aportes del gran creador, pero afortunadamente aún contamos con sus obras, como La Orgía, Soldados, El Fantoche de Lusitania, A la Diestra de Dios Padre, La maestra, Los papeles del infierno, sus poemas y ensayos, que Jacqueline Vidal y su grupo, ahora convertido en fundación, continúan divulgando y exhibiendo en Colombia y en América Latina.

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