jueves, abril 18, 2024
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En Venezuela ganó la contrarrevolución

En Colombia la izquierda debe aprender de estas lecciones y entender que el único camino posible es la unidad para ganar el poder y cambiar el modelo rapaz al que tanto está aferrada la oligarquía.

Foto: Presidente Maduro recibe asamblea popular en Miraflores via photopin (license)
Foto: Presidente Maduro recibe asamblea popular en Miraflores via photopin (license)

Editorial del Semanario VOZ

¡Qué no quepa la menor duda, en la República Bolivariana de Venezuela las elecciones del domingo pasado las ganó la contrarrevolución mundial derechista, orquestada desde Washington! Así lo dijo sin ambages el presidente Nicolás Maduro. Más no es una victoria definitiva, no es la derrota de la revolución bolivariana como lo dijo el compañero Raúl Castro al conocer los resultados adversos.

El imperialismo norteamericano venía trabajando por lograrlo. Nunca ocultó las intenciones. Reagrupó a la derecha tras el viejo esperpento del “Consenso de Washington” y hay que reconocer que le ha dado resultados. Golpe militar en Honduras, “golpe blando” en Paraguay, triunfo electoral en Argentina y Venezuela y ahora van por Dilma Rousseff. Pero el proyecto va más allá como lo demuestra la victoria extremo derechista y racista en las elecciones regionales de Francia.

Estamos ante un retorno a épocas difíciles para el movimiento revolucionario, después de las dictaduras militaristas y fascistas y de los proyectos derechistas, para defender el modelo neoliberal y el poder intocable de las transnacionales y de los monopolios. Es la dictadura del gran capital la que quieren imponer a como dé lugar.

En Venezuela lo intentaron todo para evitar la revolución. Golpismo, conspiración derechista financiada desde el exterior, frente mundial derechista contra el cambio bolivariano, autoatentados y terrorismo de la oposición, en un siniestro plan dirigido desde Washington. Todo apuntaba a socavar el proceso revolucionario y democrático para derrocarla por los medios que fueran sin excluir la violencia y la invasión imperialista. El interés está en los recursos energéticos.

La derecha colombiana fue un puntal de esta acción ilegal e infame. La guerra económica, la infiltración del paramilitarismo, el acaparamiento, el contrabando y otras acciones políticas, sociales y económicas de piratería internacional de los gobiernos de Pastrana, Uribe Vélez y Santos influyeron en la vida interna de la patria de Bolívar. Fue la violación del orden internacional si es que lo hay, porque a estas alturas son normas para prolongar la explotación del capital en el planeta.

En Colombia y en España fue una vergüenza la campaña sucia mediática, sin ninguna ética, para enlodar la imagen del presidente Maduro y de los principales dirigentes del PSUV. Una página de intolerancia, de sectarismo, de legitimar las acciones criminales para derrocar al contradictor.

¡Que débil mensaje para la paz en Colombia! La caricatura de democracia y los métodos sucios en la actividad política, desvirtúan la posibilidad de acceder al poder por vías legales. Que lo piense muy bien esta burguesía mezquina y sin principios ni ética.

Naturalmente que hubo errores en la conducción revolucionaria y no se pueden desconocer. El gobierno bolivariano debe abrir el debate a la autocrítica. No todo está perdido como lo creen los reaccionarios, algunos conversos trasnochados e izquierdistas timoratos. El camino de las provocaciones continuará porque la contrarrevolución quiere en definitiva triunfar, pero la revolución debe oponer a ellos el muro de la unidad democrática, de los cambios reales y sociales que se han producido y de las rectificaciones.

El mundo democrático debe pronunciarse contra estas modalidades de agresión imperialista, redoblar la solidaridad con la revolución bolivariana y fortalecer los procesos de unidad popular y democrática contra el imperialismo y el orden mundial injusto. ¡Que los imperialistas sientan el desprecio de los patriotas que aspiran a un nuevo orden político, social y económico más justo!

En Colombia la izquierda debe aprender de estas lecciones y entender que el único camino posible es la unidad para ganar el poder y cambiar el modelo rapaz al que tanto está aferrada la oligarquía.

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