Anderson Mamayate, candidato por la Unión Patriótica para la JAL en esta localidad, habló sobre el estallido social, el medio ambiente, los problemas de la localidad y su candidatura
Valentina Bolaño Senior
@Vale_BoSe
Anderson Mamayate es ingeniero catastral y geodesta, ha vivido toda su vida en Suba, siempre está presente en las protestas de la localidad y es defensor del medio ambiente. Ahora es candidato de la Unión Patriótica para la Junta Administradora Local, JAL, de Suba.
Su candidatura fue lanzada desde el querer del pueblo, los colectivos de los que hace parte y la comunidad de los barrios. Sus camaradas le comentaban que querían que fuera parte de las elecciones de la JAL en este año. Es así que se propone como candidato y sale elegido en las votaciones internas de la Unión Patriótica.
VOZ habló con Mamayate sobre la resistencia juvenil, la criminalidad, el medio ambiente y los procesos políticos que se viven en la localidad.
Más allá de los títulos
¿Quién es Anderson Mamayate?
–Es un personaje en construcción. Estudié toda mi vida escolar en el Colegio Celestin Freinet, que queda ubicado en la localidad de Suba, después salgo a estudiar a la Universidad Distrital y actualmente estoy cursando una maestría de la Universidad Nacional sobre ordenamiento urbano regional.
Soy hijo de trabajadores, mi papá fue taxista, un trabajador independiente de toda la vida, y mi mamá que se ha dedicado a los trabajos del hogar. Igualmente, tengo sangre campesina e indígena, ya que tengo raíces putumayenses por parte de mi papá, el cual tuvo que salir de esta parte del país por problemas de la violencia.
¿Cómo han influenciado las luchas sociales en su vida?
–Yo soy el resultado de todas las contradicciones sociales que han tocado mi vida en distintos momentos, una de estas ha sido la limpieza social en los barrios, la cual estuvo normalizada mucho tiempo. Sabíamos que si había muchas personas fumando marihuana en el territorio, a las dos semanas iba a aparecer un muerto. Esto es terrible. Cómo es posible que haya gente que tenga el poder de decidir sobre la vida sin ni siquiera pasar un proceso de juzgamiento.
También me han influenciado las luchas ambientales en la localidad, la construcción de la huerta comunitaria me enseñó sobre la importancia del medio ambiente y la organización, y eso es lo bonito del proceso social, aprender sobre todo y todos.
¿Cómo fueron sus inicios en el camino político?
–Estando en la Universidad Distrital, en medio de los paros y la difícil situación de los estudiantes, conozco a varias personas del colectivo Piensa Libre, y desde ahí empiezo el proceso de formación y análisis social. Después entro a la JUCO por medio de compañeros y me quedó gustando la militancia.
También todo el proceso va de la mano de mi presencia en la Asociación Colombiana de Estudiantes Universitarios, ACEU, donde apoyé desde comunicaciones el paro del 2018. Es ahí donde veo la capacidad de organización que tienen los jóvenes. Muchos dicen, desde la ignorancia, que los manifestantes son personas vagas y no, es todo lo contrario, son personas disciplinadas, resistentes y con capacidad de debate.
Suba
¿Cuáles son los problemas en Suba?
–Suba tiene todos los problemas. En la localidad tenemos una condición y es que se encuentran todos los estratos socioeconómicos, desde el estrato 1 hasta el estrato 6. Esto ocasiona que haya muchas problemáticas en la zona urbana, tal como la marginación, puesto que es el límite noroccidental de la ciudad, es la división natural entre Bogotá y Cundinamarca, y se observa la exclusión a la ciudadanía. Son barrios que no cuentan con equipamientos básicos en salud, en infraestructura, educación, recreación y el poco acceso a vías.
Sobre la violencia, es un problema latente en la localidad…
–Si, precisamente porque muchos sectores ya están focalizados por la criminalidad, es decir, hay muchachos que tienen pocas oportunidades de estudiar o de conseguir un trabajo, están aguantando hambre, y esas condiciones estructurales terminan empujando a las juventudes a la criminalidad. Además, hay fuerte presencia de bandas organizadas en el territorio. Este tema se salió de control cuando hace poco apareció en medio de un puente peatonal un cartel de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, AGC. Esto enciende todas las alarmas porque se está haciendo público la presencia que tienen en los barrios, y nuevamente se está normalizando.
El cartel apareció en un puente peatonal, ocasionó miedo en toda la comunidad. ¿Cómo se reaccionó desde la organización en el barrio?
–En Suba desde hace varios años hemos venido denunciando la presencia de grupos paramilitares en sitios estratégicos donde tenemos procesos sociales. No es un tema esporádico, sino que es sistemático. Es preocupante que se manifiesten tan libremente por los barrios, sin embargo, en la organización social no nos dejamos asustar. Ese mismo día se convocó un plantón ahí donde estaba ese cartel. La reacción de las personas fue inmediata. Eso hace que los temas coyunturales se enfrenten en comunidad, porque precisamente le apostamos a una reconstrucción de la memoria y a la defensa del territorio.
¿Qué va a pasar con el medio ambiente en Suba?
–El medio ambiente en Suba siempre ha sido una disputa. Es el borde norte de la ciudad, entonces, precisamente es la presión urbanística lo que termina haciendo es arrinconar a las clases más vulnerables de la sociedad hacia el borde de la periferia de la ciudad, pero también ocasiona que los humedales, los cerros orientales y las reservas estén en constante peligro para el espacio público.
La disputa es por el espacio público, puesto que, los ecosistemas tienden a tener una presión del distrito, ya que quieren que sean espacios de recreación activa, no obstante, eso hace que se vean directamente afectados todos los cuerpos naturales. Un ejemplo de ello, es que en la localidad tenemos el humedal más grande de la ciudad, pero que en 50 años se ha reducido a la mitad.
Es importante tener en cuenta que los ecosistemas de Suba hacen parte de la estructura ecológica principal y que todo está interconectado, tanto por las aves migratorias, como por la conexión entre las aguas o el microbiota que está sobre el subsuelo.
Los estallidos sociales en la localidad
Desde el paro del 2019, se ha notado varios procesos y estallidos sociales en Suba, siempre por la defensa del territorio y los derechos humanos. Cuéntenos cómo se ha vivido el estallido desde el barrio.
–Los procesos sociales como los del 9 de septiembre, el Paro Nacional, el 21 de noviembre y demás, yo los acompañé como comunicador popular, porque en su momento se discutía sobre la desinformación de los medios tradicionales frente al estallido social. Por tal razón, en el marco de las violaciones sistemáticas de los derechos humanos, empieza a ocurrir una estigmatización hacia la población, que afecta directamente a los jóvenes y también a las personas mayores que salían a manifestarse.
Desde Suba, tenemos una organización digna, siempre en todos los barrios hay algo para hacer, hay algún movimiento que defiende el territorio. Vamos más allá de la rabia, nos organizamos, manifestamos, debatimos para defender el territorio.