viernes, marzo 29, 2024
InicioVisiónCulturalEl viaje definitivo del Gaviero

El viaje definitivo del Gaviero

José Ramón Llanos

Después de noventa viajes a lo largo de tres cientos sesenta y cinco días en rededor de la tierra, dejando una estela luminiscente de versos y novelas, emprendió su viaje definitivo Maqroll, Abdul o Álvaro Mutis. Dada la calidad y naturaleza de su obra, es necio decir que hay orfandad en la literatura latinoamericana con su partida. Lo que deja Mutis al partir es un gran reto para los poetas y narradores sobrevivientes y también para quienes nazcan a partir del 22 de septiembre del 2013. ¿Quién podrá superar con versos y prosa poética la narración de los viajes a través de los mares del orbe de personajes como los imaginados por el gaviero colombiano y nacionalizado en la patria de Carlos fuentes?

Álvaro Mutis y Gabriel García Márquez.
Álvaro Mutis y Gabriel García Márquez.

La prosa lírica de Álvaro Mutis hizo de la narración de las aventuras y desventuras del gaviero en los escenarios marinos y fluviales del mundo entero, el espacio medular de su personaje más simbólico el Gaviero o Abdul Bashur. Con gran acierto el Acta de los jurados del Premio Príncipe de Asturias en la categoría de Letras en 1997, expresa: “… decide por mayoría conceder [el premio a Mutis] por la originalidad y compromiso intelectual de su obra poética y narrativa en la que destaca el personaje Maqroll el Gaviero, presente en gran parte de sus páginas”.

Aquel día de 1947 cuando Mutis publicó su primera obra la literatura colombiana se conmovió porque vislumbró que había venido al mundo un creador, un innovador de la narrativa y la poética latinoamericana. A pesar de compartir contemporaneidad con García Márquez, con Rulfo, con Carpentier, es equivocado decir que Mutis fue un cultor “del realismo mágico”, como afirmara la agencia española efe. Precisamente uno de sus méritos, es haber dejado su impronta creadora con matices personales, en medio de la asfixiante y todopoderosa omnipresencia del realismo mágico.

Mutis reclamaba con razón por que algunos críticos y periodistas despachaban los análisis de la obra del bogotano, riquísima y plena de matices y originales recursos estéticos, recurriendo al facilísimo recurso de catalogarla como perteneciente a la generación de Mito y al socorrido realismo mágico.

Desde el momento mismo en que en 1947 publicara su poemario Balanza, tuvo el reconocimiento y exaltación de la crítica. Después a lo largo de su itinerario de poeta-narrador fue galardonado con los más significativos premios de Europa y América a su obra. En México recibió en 1988 el título de Comendador de la Orden del Águila Azteca; en el mismo año recibió el Premio Médicis por su novela La Nieve del Almirante, en Francia. El mismo país lo exaltó como Caballero de las Artes y las Letras en 1993. Recibió de España la Gran Cruz de Alfonso X El Sabio. También el país de Cervantes en 1997, le concedió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y el Reina Sofía de Poesía. También Italia le concedió el Grinzane – Cavour.

De su extensa obra solo citaremos algunas: Ilona llega con la lluvia; Un bel morir; La última escala del Tramp Steamer; Abdul Bashur, soñador de navíos; Trípco de mar y tierra y la Mansión de Araucaima. Su obra poética fue recopilada bajo el título Summa de Maqrol, el gaviero. Poesía (1948-1970). Posteriormente se reeditó con el mismo título y se amplió la recopilación hasta 1997.

Hemos seleccionado algunas poesías suyas, para delectación de nuestros lectores y como un homenaje póstumo al Gaviero Álvaro Mutis.

Exilio

Voz del auxilio, voz de pozo cegado,
Voz huérfana, gran voz que se levanta
Como hierba furiosa o pezuña de bestia, voz sorda del exilio,
Hoy ha brotado como una espesa sangre
Reclamando mansamente su lugar
En algún sitio del mundo.
Hoy ha llamado en mí el griterío de las aves que pasan en verde algarabía
sobre los cafetales, sobre las ceremoniosas hojas del banano,
sobre las heladas espumas que bajan de los páramos,
golpeando y sonando
y arrastrando consigo la pulpa del café
y las densas flores de los cámbulos.
Hoy, algo se ha detenido dentro de mí,
un espeso remanso hace girar,
de pronto, lenta, dulcemente,
rescatados en la superficie agitada de sus aguas,
ciertos días, ciertas horas del pasado,
a los que se aferra furiosamente
la materia más secreta y eficaz de mi vida.
Flotan ahora como troncos de tierno balso,
en serena evidencia de fieles testigos
y a ellos me acojo en este largo presente de exiliado.

En el café, en casa de amigos, tornan con dolor desteñido
Teruel, Jarama, Madrid, Irún, Somosierra, Valencia
y luego Perpignan, Argelés, Dakar, Marsella.
A su rabia me uno, a su miseria
y olvido así quien soy, de donde vengo
hasta cuando una noche
comienza el golpeteo de la lluvia
y corre el agua por las calles en silencio
y un olor húmedo y cierto
me regresa a las grandes noches del Tolima
en donde un vasto desorden de aguas
grita hasta el alba su vocerío vegetal;
su destronado poder, entre las ramas del sombrío
chorrea aun en la mañana
acallando el borboteo espeso de la miel,
en los pulidos calderos de cobre.

Y es entonces cuando peso mi exilio
y mido la irrescatable soledad de lo perdido
por lo que de anticipada muerte me corresponde
en cada hora, en cada día de ausencia
que lleno con asuntos y con seres
cuya extranjera condición me empuja
hacia la cal definitiva
de un sueño que roerá sus propias vestiduras,
hecha de una corteza de materias
desterradas por los años y el olvido.

Nocturno

Esta noche ha vuelto la lluvia sobre los cafetales.
Sobre las hojas de plátano,
sobre las altas ramas de los cámbulos,
ha vuelto a llover esta noche un agua persistente y vastísima
que crece las acequias y comienza a henchir los ríos
que gimen con su nocturna carga de lodos vegetales.
la lluvia sobre el zinc de los tejados
canta su presencia y me aleja del sueño
hasta dejarme en un crecer de las aguas sin sosiego,
en la noche fresquísima que chorrea
por entre la bóveda de los cafetos
y escurre por el enfermo tronco de los balsos gigantes.
Ahora, de repente, en mitad de la noche
ha regresado la lluvia sobre los cafetales
y entre el vocerío vegetal de las aguas
me llega la instancia materia de otros días
salvada del ajeno trabajo de los años.

RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments