miércoles, abril 24, 2024
InicioVisiónCiencia y tecnologíaEl sapo de las FARC también es víctima del conflicto

El sapo de las FARC también es víctima del conflicto

Una variedad de anfibio, en vía de extinción, bautizado con un nombre que hace alusión a las FARC y su descubridor, un biólogo norteamericano residente en Colombia, son estigmatizados, solo por llevar ese nombre

Ricardo Arenales

Sapo es una palabra controversial en la política del país. En el peor sentido, en el lenguaje popular se conoce con este apelativo a una persona traidora, que vende su ideología, que se entrega al mejor postor.

En la literatura política, se usa el término “tragarse un sapo” referido al esfuerzo que un sector social esté dispuesto a hacer, en un proceso de concesiones, en busca de un bienestar general, como sucede con el actual proceso de paz.

Voceros de los partidos tradicionales en el congreso, lo usan para referirse a las concesiones que habrían de hacerse, tras el proceso de negociaciones con la insurgencia en La Habana; como la participación en política de los guerrilleros o la idea de que estos no paguen penas de prisión tras la firma de los acuerdos de paz.

La agrupación guerrillera, de hecho, ya se ha tragado varios sapos. Como seguir negociando la paz después de que el actual mandatario ordenó asesinar a su entonces comandante, Alfonso Cano. O al ‘Mono Jojoy’. O más recientemente, cuando dos de sus negociadores en La Habana resultaron muertos bajo el fuego de bombardeos, en momentos en que adelantaban gestiones relacionadas con el proceso negociador. El movimiento social se tragó un sapo muy grande, cuando votó en las elecciones pasadas por Santos, para preservar las conversaciones de paz.

El propósito de esta nota, sin embargo, no es especular con el uso del término sino hacer alusión a un sapo de verdad verdad. Se trata de una especie endémica colombiana, descubierta en octubre de 1985, en un bosque de niebla en jurisdicción de la vereda Las Tres Marías, del municipio de Albán, por el biólogo norteamericano, residente en nuestro país, profesor John Douglas Lynch.

Científicos dividen criterios

El profesor Lynch encontró que el entorno más cercano del animalito era la presencia de las FARC, que tenían la zona como sitio de tránsito y eventualmente de refugio, Y vio, además, que los guerrilleros tenían como principio la defensa y protección del medio ambiente.

Por eso bautizó la nueva especie como Atelopus farci, por pertenecer al género de los anfibios atelopus; y en reconocimiento a su guardián, las FARC. Lynch había bautizado una especie anterior como jorgevelosei, y otra carranguerorum, en reconocimiento al meritorio trabajo musical de Jorge Velosa y su grupo Los Carrangueros de Ráquira.

Hasta aquí, las cosas parecían estar bien. Aunque la opinión entre la comunidad científica se había dividido entre quienes decían que el profesor Lynch estaba en su derecho de bautizar especies nuevas como quisiera y los que en el caso del sapito de las FARC aseguran que esa era una postura de simpatía con el grupo insurgente.

La discusión, sin embargo, tomó mayor fuerza por estos días, cuando en Bogotá se reunió un grupo de herpetólogos (expertos en anfibios y reptiles), preocupados por la proliferación de un hongo mortal que amenazaba a varias especies. Encontraron que el Atelopus farci resultó inmune. Pero para incluirlo en un registro universal de especies protegidas, le exigieron a su descubridor que ocultara el nombre.

El científico tuvo que acceder a la presión de sus colegas. Es decir, el sapito de las FARC también resultó víctima del conflicto, O mejor, de la radicalización y atomización en que se encuentra la sociedad colombiana frente al tema de la paz. Algunos periodistas que se han referido al tema, se preguntan hasta qué punto está la sociedad colombiana preparada para “tragarse los sapos” de un eventual proceso de paz.

RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments