En Plato, Magdalena, poderosos ganaderos se movilizaron en contra de las “invasiones”. Sin embargo, no existen pruebas sobre acciones de ocupación o recuperación de tierras en el territorio. Todo indica que el despliegue, que recuerda las peores épocas del paramilitarismo, busca ambientar un escenario adverso a la reforma agraria
Julián Cortés
“Aquí todo está tranquilo, no tenemos evidencias de toma de tierras en Plato por parte de campesinos de la región”, dice Carlos Alfaro reconocido líder campesino del municipio magdalenense ante la marcha de camionetas blancas en el municipio el pasado 17 de agosto.
Emilio Ospino, líder de la Asociación de Campesinos del Municipio de Plato, Asocamplato, manifiesta que el campesinado no tiene conocimiento de las supuestas invasiones, ya que no existen pruebas. Algunos campesinos de la zona argumentan que el alcalde y los ganaderos del municipio llamaron a los medios para viralizar el video de la manifestación sobre ruedas contra una toma de tierras que nunca existió.
Los dos líderes también ven con preocupación su propia seguridad y la de otros líderes campesinos del Magdalena ante la evidente orquestación de un ambiente tenso, a partir de rumores, en contra de las políticas nacionales para el desarrollo rural, así como el creciente apoyo campesino que se está dando al gobierno de Gustavo Petro.
El florero de Llorente
La manifestación de camionetas blancas, acompañada por la fuerza pública y replicada desde los escritorios del expresidente Álvaro Uribe y del líder ganadero José Felix Lafourie, fue difundida a su vez en redes sociales a nivel nacional por actores de toda pelambre, ambientando un escenario adverso a la reforma agraria que se plantea desde el Gobierno nacional.
Como lo sugirió el gobernador del departamento del Magdalena Carlos Caicedo Omar, en redes también se especula acerca del reagrupamiento de las autodefensas en el Magdalena y desde otros departamentos se podría promover la reorganización de fuerzas paramilitares a partir de este hecho mediático en Plato. La revista Semana, afín a los ganaderos, también tituló, “Ganaderos se organizan contra los invasores de tierras”, como de costumbre, sin verificar si realmente existen los tales invasores de tierras.
La prueba reina, o mejor dicho el florero de Llorente, pareciera ser, según el alcalde de Plato, Jaime Peña, un grafiti con aerosol rojo con la palabra “Andes” en algunos árboles de predios ganaderos, que según él era la marca de las tierras que iban a tomarse los campesinos.
En un video que circula en sus redes sociales, el alcalde también ilustra las medidas que estaría tomando para prevenir la ocurrencia del “delito de toma de tierras” que incluyen la movilización de tropas para proteger algunos predios, puestos de control, cuadrantes rurales de policía e inteligencia militar. Todo un paquete de medidas, al mejor estilo de la mal recordada “Seguridad Democrática”, destinadas a la protección de la propiedad privada que contrastan con las nulas acciones tomadas en el pasado ante el desplazamiento masivo y masacres de campesinos en el Magdalena. Tal parece que Plato se convertiría en el ejemplo a seguir por alcaldes afectos al uribismo y esa oligarquía cabalística que no le gusta la idea de poner a producir sus tierras.
El rumor
Lo cierto es que toda esta obra de teatro no es más que un rumor y huele como a aquellos montajes de los que los colombianos fuimos víctimas en tiempos pasados. Antaño eran bombas y supuestos ataques guerrilleros, hoy grafitis y supuestas amenazas de tomas de tierras.
Sin embargo, lo peligroso de los rumores es que como en el cuento Algo muy grave va a pasar en este pueblo de García Márquez, un chisme puede llevar a la ocurrencia de situaciones peligrosas en la comunidad como asesinatos, o mucho peor, de masacres.
Estamos en Colombia y aquí el accionar paramilitar contra la población inició a partir de rumores. Recordemos que hace 50 años, “los comunistas comían niños” (según decían los amigos de la guerra); hace unas décadas asesinaban a jóvenes acusados falsamente de ser guerrilleros; y hoy no es raro creer que estos rumores alientan los ánimos de los amigos de la guerra y de los enemigos de la reforma rural y la implementación del Acuerdo de Paz.
Contradicciones
Mal haríamos las fuerzas progresistas de este país en pasar por alto hechos como este. Las marchas de las camionetas blancas serán el pan de cada día ante las transformaciones que se vienen dando en el Magdalena y que se empezarán a hacer en todo el territorio colombiano. Los rumores y las fake news seguirán haciendo su trabajo, produciendo zozobra y miedo al servicio de la derecha paramilitar y de la continuación de la guerra.
No cederán tan fácil. Acciones como la del alcalde de Plato — por cierto, del partido Cambio Radical — demuestran que este matrimonio, y el de los demás partidos de las élites tradicionales con los progresistas en la coalición de gobierno no va a ser muy duradero. Sus intereses ya empiezan a chocar con los intereses del pueblo que eligió al gobierno del cambio. Y tan solo vamos un mes.
Articulo publicado originalmente en el portal Cambio 24.