En el marco de la conmemoración de los 50 años del CRIC, se destaca la trayectoria que ha consolidado la unidad de la comunidad indígena en el suroccidente colombiano, la cual se ha soportado sobre las banderas de la lucha por sus derechos fundamentales como el acceso a la tierra, la defensa de su cultura y su autonomía
Claudia Flórez Sepúlveda
La compleja realidad que padecen los territorios aborígenes en Colombia y las acciones de movilización de comunidades y organizaciones indígenas ameritan una reflexión sobre el papel de la izquierda y, en este caso del Partido Comunista, para entender y potenciar la articulación de la cosmovisión indígena y sus propuestas con las demás luchas sociales en la conquista de nuevos derechos para el pueblo colombiano. El semanario VOZ habló con Darío Tote, destacado Consejero Mayor del CRIC.
¿Cuáles son los principales aportes del Partido Comunista en las luchas indígenas del suroccidente colombiano?
En estos 50 años del CRIC, es importante reconocer a distintas personas, organizaciones del país que han jugado un papel valioso y por supuesto el aporte del Partido Comunista desde el comienzo. Recuerdo a Avelino Ui, destacado militante del Partido, quien era indígena de la comunidad Nasa, recuperador de tierras y desgraciadamente envenenado por el ejército hace muchos años. EL segundo aporte fue José Gonzalo Sánchez, miembro del Comité Central del PC, hace muchos años fue el secretario de Manuel Quintín Lame, ya que él sabia escribir y leer muy bien el español, lo que facilitó entender lo que acontecía y expresar desde el movimiento los planteamientos de la comunidad. Al lado de José Gonzalo siempre estaba Tulio Guevara, recorriendo distintos territorios en el Cauca para ayudar a la lucha y difundir las ideas del Partido.
Es importante el aporte de Eutiquio Timoté en el Tolima, Juan de la Cruz Perafán, indígena kokonuko, como recuperadores de tierra y organizadores en ese momento cuando éramos terrajeros y después surgen muchos compañeros que de una u otra forma le han dado el transcurso a esta lucha, a esta resistencia.
En la lucha por el acceso a la tierra, ¿cómo era la recuperación de tierras en esa época?
El Partido también luchó por los derechos colectivos de los indígenas. La lucha por la tierra ha sido en primer lugar por necesidad, por la miseria en que se vivía. Nuestros indígenas eran terrajeros, trabajaban casi 12 horas diarias y no les pagaban, entonces en el Cauca se especializan los comuneros indígenas en recuperar la tierra que se les había arrebatado. Ellos les trabajaban a los terratenientes, a los Angulo, Arboleda, Valencia, Mosquera, Irragorri y eso precisamente en medio de la esclavitud, por intermedio de la religión, de los dos partidos tradicionales en su momento, Liberal y Conservador.
Entonces, como la tierra se nos había arrebatado, en 1965 empiezan a conversar, a unir, a hacer la minga de pensamiento, se organizan y se hacen reuniones clandestinas porque donde había varios indígenas reunidos, ahí caían los famosos Pájaros que empezaban a disparar y a matar a nuestros compañeros. Por eso mataron a José Gonzalo Sánchez y a Avelino Ui, entre otros.
Las reuniones se hacían a medianoche, en el monte, en casas deterioradas, que nadie se diera cuenta. Entonces se picaba la tierra para que tomara aire y liberarla y se sembraba. Al otro día, llegaba la policía o el ejército con los mayordomos convertidos en sicarios de los dueños y disparaban a los indígenas que encontraban o que sabían que eran los que picaban la tierra. Eso fue una lucha dura y larga pero hoy podemos decir que los kokonukos, yanaconas, nasas, totoroes y chapiraras sabemos lo que es recuperar la tierra.
¿Cómo fue el proceso de unidad con el campesinado y la construcción de CRIC?
Para la época, Colombia tenía más población en el campo. Nos unía la lucha por la tierra, la defensa de la vida y la recuperación de tierras, porque el indio sin tierra no es indio. En cuanto al surgimiento del CRIC, en un principio participamos en una organización entre campesinos e indígenas que en su momento se llamó la ANUC y luego de las diferencias y de las luchas internas, surgen las dos líneas de la ANUC, la de Sincelejo y la otra. Entonces se nos llamó CRIC, pero era como una organización campesina orientada por la ANUC. Después, en 1971 surge el CRIC con ejecutivo propio, con su propia identidad, sus propios criterios y su plataforma de lucha.
La autonomía es muy importante en nosotros, no solamente porque la Constitución de 1991 lo haya reconocido sino porque llevamos 526 años queriendo pervivir en el tiempo con dificultades, discriminaciones y racismo, pero con alegrías, soledades y tristezas. Nos caracteriza la autonomía en la alimentación, los usos y costumbres, en la justicia y en la gobernabilidad. Un gobernador indígena antes era un juez de la República, hoy es un juez natural desde la ley de origen, el derecho propio, el derecho mayor.
También hicimos un buen trabajo de unidad con FENSA (Federación Nacional Sindical Agropecuaria), lo que hoy se conoce como FENSUAGRO. Puedo referirme en una etapa más reciente a Mauricio Tote, quien fue asesinado en el 2004 por el ejército. Él era guardia indígena, miembro del Partido, fundador de la Unión Patriótica y recuperador de tierra y en eso nos hemos caracterizado la mayoría de la familia Tote, como mi mamá, Anunciación Yace, que en su juventud fue recuperadora de tierras.
¿Qué significa para ustedes la Constitución de 1991?
Nosotros los indígenas antes del año 1991 no éramos reconocidos como ciudadanos. Después de la Constitución se nos reconoce como tal, es decir, para la vergüenza de la historia de este país, solo desde 1991 somos ciudadanos. En la Santa Inquisición, cazar y matar indios no era pecado porque los indígenas “no teníamos alma”.
La Constitución fue importante para el reconocimiento de la comunidad indígena. Incluso sé que hubo una discusión donde hablaban de minorías y se llegó a la conclusión de que los indígenas no son minorías porque se caracterizan como pueblo, tienen su lengua, su territorio y una identidad de la cosmogonía planetaria, la relación con el agua, el sol, la luna, la tierra, etc. Sin embargo, el racismo todavía no termina.
¿Cómo valoras tu militancia en el Partido?
Agradezco mucho a la JUCO mi formación, mi estructura política, el tener una definición ideológica. Y por supuesto al Partido, para llegar al movimiento indígena ya con una formación política, una ideología definida, para entender los daños del sistema capitalista, la importancia de las luchas sociales, qué representa realmente el movimiento indígena. Y ahora puedo decir que hay una identidad cultural. La militancia en el Partido me ayudó a definir dos espacios: ideología y cultura.
¿Cuáles pueden ser los retos y aportes del Partido en relación con la lucha indígena?
Como aborigen kokonuko, creo que se deben defender los derechos colectivos indígenas, sin radicalismo y sin sectarismo. Hace pocos días disertaba con 200 jóvenes y expresaba orgullosamente que soy sobreviviente de la UP, hice parte de la JUCO y luego fui miembro del Comité Central del Partido Comunista. Les decía “ustedes como jóvenes indígenas deben pensar distinto, leer, estudiar, investigar y elevar el nivel político”. En el Partido Comunista se promueve la educación de cuadros, entonces hay que seguir construyendo la formación de cuadros e incluir temas nuestros, de nuestras raíces aborígenes, de nuestras luchas.
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