José Ramón Llanos
Los comunistas y los intelectuales progresistas no reconocemos en Colombia una institucionalidad democrática. Esta valoración no es producto del fanatismo o un exceso de radicalidad, es una consecuencia de las acciones de una burguesía que no respeta ni siquiera la institucionalidad creada por ella. La Constitución en Colombia es un documento con un contenido elástico susceptible de estirarse, o no aplicarse según la conveniencia del Gobierno de turno.
Un ejemplo, es la historia de la personería jurídica del PCC. Pero también es aplicable a otras cuestiones de la supuesta democracia, por ejemplo, la libertad de expresión.
Sobre la conculcación del derecho a la protesta social de los ciudadanos, es suficiente recordar las decenas de muertos y heridos que dejaron las movilizaciones de la juventud, mujeres y hombres, los trabajadores y los cientos de desempleados y universitarios durante el desarrollo del sin antecedente paro nacional del presente año.
En los años 50, por ejemplo, la revista Documentos Políticos, órgano del Partido Comunista inició su circulación clandestinamente, y así transcurrieron los cinco primeros números de esa publicación. Debido a la destacada actuación de los jóvenes, las mujeres y los líderes comunistas contra la dictadura de Rojas Pinilla, circuló con licencia legal a partir del número 6.
En 1992, César Gaviria uno de los mayores fautores y estimuladores de la guerra, engañados por los altos mandos militares que le dijeron que con un ataque con una decena de aviones y siete mil militares acabarían con la dirección de las Farc. Entonces, ordenó los bombardeos de Casa Verde. Creyendo que iba a pasar a la historia como el vencedor de la guerrilla lo que hizo fue extender más el conflicto y dificultar el urgente proceso de paz.
Los mismos militares que se inventaron sus exitosas leyendas de la derrota del invicto Marulanda, después con sus mentirosos partes de guerra, indujeron a que la prensa desinformara a la opinión pública. La prensa con la ingenuidad de un cristiano que cree en el más allá, contaron uno a uno los cadáveres de los cientos de bajas guerrilleras. Las ensoñaciones de las frustraciones de los militares, los llevaron a describir por enésima vez a la guerrillerada llorando en torno del cuerpo sin vida de Marulanda.
Ni esta lección cambió el talante antidemocrático de Gaviria. Para coronar la violación a la institucionalidad del país, Gaviria presionado por los altos mandos militares y por la derecha, coaccionó al Consejo Electoral que finalmente en diciembre de 1992 le anuló la personería jurídica que el Partido había obtenido en 1986. Decisión antidemocrática, pero inútil para tratar de eliminar la acción revolucionaria del PCC.
Los partidos comunistas siguiendo las lecciones leninistas orientan a los pueblos para elevar su nivel de consciencia y lograr así que se movilicen contra la explotación capitalista. Esto lo hacen los partidos comunistas en la legalidad o clandestinamente, es el máximo objetivo de toda organización comunista: organizar al pueblo para superar la explotación capitalista.
Álvaro Vásquez entonces Secretario General del Partido Comunista le respondió a un periodista que lo entrevistó: “No nos quedaremos quietos. La mejor respuesta a tan absurda resolución es multiplicar las actividades del Partido Comunista”. Por esa decisión, el PCC contribuyó a concretar los diálogos para terminar el conflicto social armado. El adalid de esa estrategia fue Álvaro Vásquez, el más perspicaz estratega político colombiano. Con la personería jurídica potenciaremos los resultados políticos.