jueves, abril 18, 2024
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El mundo sostiene a Estados Unidos

María Monsalve
Investigadora CEIS

Todas las economías ven con gran preocupación que sus sectores productivos, la industria y la agricultura, vayan en picada. Lo grave es que estos dos sectores son los mayores generadores de empleos directos. De allí deriva la pérdida de ingresos para amplios grupos de la población, que explican a su vez la pérdida de la demanda efectiva o capacidad adquisitiva, y que las instituciones están viendo como el problema más serio a ser afrontado.

Por debilidad o conveniencia, los gobiernos aceptan una moneda inestable como el dólar. Foto: Humphrey King via photopin cc
Por debilidad o conveniencia, los gobiernos aceptan una moneda inestable como el dólar. Foto: Humphrey King via photopin cc

Las soluciones ciegas

Los gobiernos y los gremios económicos señalan como la causa principal del retroceso productivo la revaluación que están teniendo las monedas nacionales frente al dólar y, en consecuencia, les establecen a los bancos centrales las compras millonarias de dólares diarios, sin que con ello se logre mover la tendencia revaluacionista que se ha asentado en las economías del mundo desde hace ya nueve largos años.

Pero como toda acción económica tiene consecuencias sociales, quienes tanto exigen la intervención en el mercado cambiario ignoran, en el mejor de los casos, que las medidas que buscan protegerlos tienen costos que se traducen en subsidios estatales que pagan todos los ciudadanos.

Las causas externas

Estas soluciones son ciegas porque las causas profundas de la revaluación no son nacionales. Se derivan de la política monetaria de los Estados Unidos que consiste en la emisión millonaria de dólares y que, junto con una tasa de interés cero, buscan sacar a su propia economía de la debacle que crearon a partir de las decisiones de liberar de todo control el mercado especulativo financiero, de la promoción del crédito para el consumo que completara los bajos ingresos provenientes de la restricción de los salarios, en un ambiente de rezago tecnológico y baja productividad industrial relativa, todo lo cual trajo como consecuencia un abultado déficit comercial que ha sido financiado por el resto del mundo mediante la devaluación recurrente del dólar.

La dependencia monetaria

El comportamiento de la moneda de Estados Unidos tiene efectos sobre el resto del mundo puesto que el dólar es la divisa que se ha aceptado como patrón, aun después de que se rompiera la paridad dólar-oro. Los gobiernos del mundo, por debilidad o por conveniencia política, aceptan que una moneda de valor inestable haga las veces de referente para la tasa de cambio de las monedas nacionales.

De manera que toda devaluación del dólar implica como su contraparte una revaluación de las demás monedas, constituyendo una situación tan lesiva para las economías del mundo que ya se viene sosteniendo la necesidad de no depender de una sola moneda sino de avanzar en la composición de una canasta de monedas para asuntos de intercambio de bienes y servicios, y los movimientos de capitales.

Consecuencias de la debilidad del dólar

Lo más oneroso de esta política imperial son sus consecuencias sobre la producción y el comercio internacional, pues los bienes industriales y de consumo de los Estados Unidos se abaratan, mientras se encarecen los productos y servicios del resto del mundo. Ello estimula las importaciones y deteriora las exportaciones, con lo que se origina un déficit comercial crónico que termina por dañar los aparatos productivos del resto de las economías, al mismo tiempo que éstas financian con sus recursos la recuperación progresiva del imperio.

Un complemento importante de la recuperación económica de los Estados Unidos es la firma de los TLC, ya que de esta manera aseguran los mercados que requieren para la realización de sus productos baratos o subsidiados, en tanto que los países aceptantes de tan desigual comercio empiezan a ver las consecuencias de la sumisión de sus gobernantes.

Soluciones posibles

Entre las posibles soluciones a este estado de cosas se han postulado el retorno a la tasa de cambio fija que recupere el equilibrio de las monedas nacionales; y la contención de entrada de dólares, que se ve alimentada por las tasas de interés positivas y por los anuncios anticipados de compra de dólares.

También se reclama la recuperación nacional de la autonomía monetaria que permita devaluar la moneda y mejorar la relación comercial, lo que le daría un gran impulso al crecimiento y al empleo.

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