Dramaturgo, cineasta y actor, su campo de acción fue ese escenario donde la realidad se acentúa con la ficción
Ricardo Arcos-Palma
@VistazoCritico
Un año de la ausencia de un gran compañero: el camarada Édgar Montañez Muñoz. Incansable trabajador de la cultura, impulsor de la revista Suenan Timbres, que le rendía tributo al gran Luis Vidales. Compartíamos varias visiones de mundo, sobre todo aquella de enaltecer la condición del trabajador de la cultura en un país donde esta no ocupa el lugar que merece en la sociedad.
La Coalición de Trabajadores del Arte y de la Cultura le adeuda mucho y en particular su empeño en que nos consolidemos en un sindicato. El camarada Édgar Montañez siempre estará presente en la memoria de los comunistas que han dado todo por un ideal, pues como todo militante, fue un permanente luchador por las justas causas, por el bien común y en particular por la defensa de la cultura. Dramaturgo, cineasta y actor, su campo de acción fue ese escenario donde la realidad se acentúa con la ficción. Lo vi actuar en dos cortos que aún no habían salido al público. Y eso poco antes de su partida.
Compartimos su entusiasmo revolucionario en una tarima en la Plaza de Bolívar en noviembre del año antepasado, y un café con otros compañeros organizando acciones estético-políticas. Tenía un profundo conocimiento de la cuestión distrital y nacional, así como de la internacional. Su apoyo incondicional a Cuba lo llevó a defenderla una vez más contra esa escaramuza de San Isidro que él consideraba una burda pantomima de los contras. Realizó una excelente exposición de afiches de cine cubano que bien valdría la pena volver a organizar.
Gran animador de Suenan Timbres la revista que se empeñaba en continuar editando. Por eso me invitó a hacer parte del Comité Editorial cuando yo estaba en París pasando mi año sabático. Logró que la Mesa Amplia por el Arte y la Cultura, MAAC, fuera parte del Comité Nacional del Paro, iniciativa coherente a sus ideales políticos al considerar el arte y la cultura, no un adorno y accesorio sino la esencia misma de la lucha política. Hecho que incluso algunos sectores sociales y de izquierdas olvidan.
Eso mismo lo llevó a pelear muchas veces con la dirección del PCC en el cual militó desde muy joven. Espíritu crítico del marxista obliga. Gran impulsor de la Unión Patriótica me contaba lo importante que fue el teatro en las luchas sociales, la aventura de Prográfica en Cali donde Pedro Alcántara fue pieza clave.
Nos empujaba permanente a no dejar caer el proyecto de la Coalición de Trabajadores de la Cultura, nuestra iniciativa que hizo suya incluso varias veces me invitó a dejar «un poco compañero» mi anarquismo y ser más tolerante con los otros. Lo vi en Suba en «La noche sin miedo» esa jornada impulsada por los jóvenes quienes en el 2021 serían protagonistas del gran movimiento social.
La última vez que le vi fue en un espacio por el 7 de agosto de un amigo suyo, que esperaba animar con varios colectivos. Allí habían montado hace algunas décadas una escuela experimental de cine, para contar esas historias que nadie contaba y que tanta falta hacen en un país como este.
Recuerdo su último mensaje enviado por WhatsApp antes de partir: «compañero, haga con Fortich el seminario; yo tuve una recaída y voy de nuevo al hospital». Le dije: «Cómo se le ocurre, lo esperamos».
Nunca pensé que esta pandemia que se ha llevado tanta gente se lo llevara también.
Compañero Édgar, que la Tierra te siga siendo leve.