Alfonso Conde
Se repite la historia. Como tantas otras veces, el mandatario de turno insiste en no enfrentar los problemas que le corresponden mientras subsista la presión de las comunidades para hacer valer sus derechos. Como tantas otras veces, después de muchos daños a esa y a otras comunidades, tendrá que sentarse a la mesa para definir por negociación la forma de dar cumplimiento a los compromisos adquiridos por este y por todos los gobiernos anteriores que, a nombre del Estado, firmaron con los pueblos indígenas. Por lo pronto la minga no solo se sostiene sino que se fortalece con la anexión de pueblos originarios del Tolima, Huila y Nariño que se suman a los del Cauca en su protesta. El sur se calienta.
Claro que el enredo del figurón va más allá de la Minga y su fuerza de masas: ya se vislumbra su fracaso ante su intento y el de su partido, el mal llamado Centro Democrático, de “hacer trizas los acuerdos” en cuanto se refiere a la JEP, mientras trata de crear el ambiente que favorezca una reforma constitucional para darle la estocada final. Creyó el padrino del figurón que el mejoramiento transitorio en las encuestas de favorabilidad del gobierno producido por los errores del ELN y por la campaña de medios contra el gobierno venezolano le abriría el espacio político para desarrollar sus pretensiones, pero no contaba con una respuesta nacional e internacional en favor de la paz que arrastró incluso a partidos que fueron sus aliados en la elección presidencial. De la misma forma se ha visto la dificultad gubernamental para lograr la aprobación del Plan Nacional de Desarrollo, programa uribista para el cuatrienio cuya aprobación, hasta ahora, ha estado mediada por la llamada “mermelada” en favor de sectores de Cambio Radical y el liberalismo influenciadas por el cacique costeño de la casa Char.
Y mientras tanto se cocina una protesta general nacional (paro cívico) para el próximo 25 de abril cuyas motivaciones se relacionan, entre otras, con el mismo PND, los incumplimientos al magisterio organizado, la aguda concentración de la tierra rural, el deterioro del ingreso de los cafeteros, el desempleo record de los últimos meses, y, naturalmente por la paz, el cumplimiento de los acuerdos de La Habana, la reanudación de conversaciones con el ELN y contra el continuado genocidio que asesina a los dirigentes sociales.
El país entero se moviliza contra la barbarie que impulsan aquellos que siempre han sumido en baño de sangre a la sociedad entera. Quienes se han beneficiado y se lucran aún con la violencia se encuentran con una resistencia cada vez más decidida de toda la población.