Una rápida mirada al movimiento sindical colombiano en pro de construir democracia
Alfonso Velásquez
Durante los días 27 y 28 de enero de 2017, se reunió el Activo Nacional Sindical y Pensional, del Partido Comunista Colombiano, PCC, escenario en el cual se trataron temas como la implementación de los acuerdos de La Habana entre las FARC-EP y el gobierno colombiano; se discutieron las tesis en lo relacionado con los frentes de masas; se trazó una línea de y para los comunistas denominada corriente sindical clasista, cuyo objetivo es realinderar al movimiento sindical en momentos de trascendencia histórica en el marco de la solución política negociada del conflicto social y armado; y de paso coadyuvar para que el movimiento sindical colombiano tenga un mayor peso en las decisiones relativamente urgentes para enfrentar el neoliberalismo y avanzar hacia una apertura democrática. En este último punto, lograr jugar un papel importante las y los trabajadores junto con otros sectores sociales.
Quizá nos anticipamos a acontecimientos ulteriores: a) Se han creado dos centrales sindicales (CTU y CSPC) en el presente año, que se anexan a las cinco centrales que ya existían en diciembre más los sindicatos no confederados, lo que ha superado la cifra de los 7.000 sindicatos utilizando el mecanismo de multiafiliación y multinegociación derivados del Decreto 089.
Esto sin duda profundiza la atomización ya existente y de paso, intentan imponer la contratación sindical para colocar al sindicalismo como intermediario de la mano de obra y para que haga el trabajo sucio que implica la subordinación que facilita la superexplotación.
Central a la derecha
Y es en este marco en que se convoca a una parte del sindicalismo latinoamericano para crear una confederación más a la derecha entre lo que fue la CLAT y otras centrales sindicales nacionales que se han opuesto históricamente a modelos alternativos de desarrollo (alternativos al capitalismo); como ha sido la tendencia de un grupo de naciones que han ido saliendo de la férula del imperialismo.
Recordamos que en el congreso fundacional de la Central Unitaria de Trabajadores, CUT, se estableció en el numeral 4 de la Declaración de Principios que la central no sería afiliada a ninguna central mundial y que cada sindicato siguiera afiliado a la central en que estuviera o que en el marco de su autonomía tomara la mejor decisión para su organización. No obstante, el sector que hoy dirige a la central, determinó llevar el tema al congreso, habiendo ganado la afiliación a la CSI y posteriormente a la CSA, centrales tanto global como regional que defienden una postura socialdemócrata y de derecha al vincular a otros sectores que venían de la CMT y CLAT en el ámbito global y regional, desdeñando la existencia de la Federación Sindical Mundial, FSM, y la afiliación de varias organizaciones de primero y segundo grado (la central no reconoce a las federaciones excepto a Fecode, Fenaltrase y Fensuagro).
No obstante, continúan funcionando varias federaciones: Fenasibancol, Fentralimentación, Funtramiexco (en sus dos versiones), Fenasintrap y varias federaciones regionales que fueran afiliadas a la UTC, como Utrar, Utral y Utrana entre otras y existen sindicatos que están debatiendo retornar a una forma organizativa de esa naturaleza, ante la dificultad de lograr la negociación sectorial en el marco establecido por las organizaciones de tercer grado y ante la ceguera que en materia organizativa tienen.
Es decir, estamos en un período de atomización del movimiento sindical, producto de varios factores, entre ellos la legislación laboral y la implementación y profundización del modelo actual de acumulación (neoliberalismo), el temor a perder el empleo, el temor a ser objeto de persecución y violencia que se produce por los amedrantamientos y la presión que ejercen los patronos directamente o mediante la acción de los violentos, la cultura de inorganicidad que ha adelantado hasta el propio establecimiento (primero yo, segundo yo, tercero yo) derivados del individualismo, factores de corrupción y ausencia de democracia al interior de varias organizaciones, el comportamiento de algunos “dirigentes”, etc. etc.
Pero también hay que señalar con mucha fuerza, que la coyuntura política en que nos encontramos actualmente en el país como la firma de los acuerdos entre las FARC-EP y el Gobierno nacional y que se encuentra en la etapa de implementación, pese a que los sectores de la ultraderecha, los mismos que estuvieron detrás de la persecución y crímenes de sindicalistas clasistas (más de 3.000) se oponen ferozmente a cualquier avance o reforma democrática y a que se conozca la verdad, hay un ambiente distinto en la nación que permite avizorar una etapa de organización de los sectores sociales, entre ellos el movimiento sindical.
Sindicatos amarillos
Hay que confiar en nuestro poder, en nuestra fuerza y la superioridad del movimiento sindical de clase contra las tácticas de los sindicatos amarillos. Estos constituyen un peligro para el movimiento sindical porque en realidad fragmentan la clase obrera, dan respaldo al capital, apoyan las transnacionales y los monopolios. Son aliados y títeres del imperialismo. Los sindicatos amarillos tienen muchos recursos económicos y corrompen a sindicalistas; compran conciencias. (G. Mavrikos XVII Congreso FSM).
Así es que en este Primero de Mayo, tenemos que adquirir el compromiso de contribuir en esa tarea: organizar y fortalecer una concepción de clase en el movimiento sindical, lanzarnos a desarrollar con mucha creatividad un sindicalismo que no solo enfrente a los patronos por la mejora de las condiciones reivindicativas internas en las entidades y/o empresas, sino que a la vez comprometamos a esos contingentes de trabajadores no organizados sindicalmente a los compromisos de participación política que se avecinan, y desde luego, a contribuir a poner lo que esté a nuestro alcance para la propuesta de un modelo alternativo de desarrollo que mejore las condiciones económicas en que se encuentra sumida la inmensa mayoría de colombianos, sumar a todos los que históricamente han sido excluidos por el actual modelo explotador y corrupto que ha estado al servicio del poder imperialista.
Sin olvidar a nuestros mártires y como el mejor homenaje a su memoria, colocar nuestros mejores esfuerzos en organizar desde los territorios hasta las grandes ciudades, a todos los explotados y oprimidos (con o sin contrato de trabajo) para coadyuvar en la construcción de un nuevo país de la dimensión de nuestros sueños, en el cual quepamos todos y todas.
Por la implementación de los acuerdos de paz entre las FARC-EP y el Gobierno colombiano, por el apoyo a las negociaciones de paz con el ELN, por un país de mejor vivir… Viva el Primero de Mayo.