¡Derrotemos el fascismo!

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Magnolia Agudelo Velásquez

El malestar social expresado por el pueblo colombiano, desde el pasado 21N, debido a lesivos decretos y reformas en medio de la crisis económica, política y social, profundiza la crisis en el marco del Covid-19, desembocando en un exitoso paro nacional, desde el pasado 28 de abril, al tumbar el proyecto de reforma tributaria y al ministro de Hacienda.

Se mantienen expresiones diversas y creativas de la movilización social multicolor y pacífica con protagonismo de la juventud popular, estudiantil, mujeres, movimiento sindical, minga indígena, campesinado y el gremio del transporte, entre otros.  La respuesta del gobierno consiste en delegar al Mindefensa y al Comandante de las FF.AA. a restablecer el orden público, exacerbando la violencia, Al disparar contra manifestantes, con un saldo trágico de asesinatos y graves violaciones a los derechos humanos; concitando la solidaridad internacional y pronunciamientos de organismos multilaterales.

¿Cuál es el trasfondo de la actual situación? El gobierno fortaleció al ESMAD con la compra de tecnología poniendo a prueba armamento, tanquetas, y la utilización de naves con tropas helitransportadas, utilizando colegios (Instituciones protegidas por el derecho internacional), para reprimir la protesta social, dando patente a la policía para realizar operaciones mixtas con civiles armados (paramilitares), estigmatización entre ciudadanos de bien y vándalos. Mensajes racistas que estimulan ataques contra manifestantes y la minga indígena, para ganar una base social que legitime el terrorismo de Estado. ¿Hacia dónde se dirige esta estrategia, y cuál va a ser la respuesta del movimiento social y popular? Son los grandes retos que tenemos.

La doctrina del enemigo interno impartida a la policía y a las FA “remozada con la revolución molecular” herencia del fascismo y las dictaduras del Cono Sur, reprodujo experimento en Bogotá con la masacre de jóvenes en septiembre pasado, y se profundiza en las actuales protestas en Cali, Pereira y Bogotá, para enfrentar las luchas sociales, violando los derechos humanos y el DIH; los medios de comunicación deslegitiman y criminalizan la protesta pacífica, niegan su contenido político, Justifican la matanza, reproducen campañas de miedo y estimulan la zozobra a fin de desactivar el paro que no se detiene.

La violencia policial y sexual contra las mujeres en las protestas ha sido el común denominador, de ahí el performance “un violador en tu camino”, respuesta de las mujeres chilenas y la condena a la violencia estatal por parte del movimiento feminista en Colombia. Simbólico de las relaciones de dominación contra las mujeres, por atreverse a disputar espacios en tanto movimiento feminista como nuevo sujeto político transformador en Colombia y el mundo.

Hacer balance de la situación, sacar enseñanzas, fortalecer mecanismos de protección y autoprotección de la protesta; identificar hechos que no correspondan a la voluntad de la ciudadanía que se manifiesta. El gran desafío: una acertada lectura del momento, potenciar acumulados, unidad, construir consensos, cualificación política del movimiento, superar la improvisación y evitar golpes que detengan el ascenso, solo así desembocaremos en una salida popular a la crisis, que de paso a un gobierno de convergencia democrática y progresista.

Varias propuestas serían: no dialogar con el gobierno mientras persista la matanza, desaparición forzada, militarización e impunidad ante asesinatos. Reparación a familiares de las víctimas, libertad para personas detenidas y no más violencia policial contra las mujeres. Comisión verificación y seguimiento a violación sistemática de los derechos humanos, desmonte del ESMAD, reforma estructural policial y a las Fuerzas Armadas. Demanda contra Duque por genocida ante la CIDH. Profundizar la denuncia y solidaridad nacional e internacional.