Del café al petróleo

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El café pasó de aportar el 80% de las exportaciones a tan solo el 9% entre 1964 y 2010. Petróleo y minería representan hoy el 40%

El eje de las exportaciones pasó del sector agropecuario al minero energético, pero en esencia sigue basado en la misma estrategia de extracción de materia prima para ser transformada por las trasnacionales, proceso durante el cual adquieren el valor agregado. El reto es una política que fortalezca la industria y posibilite la exportación de bienes elaborados competitivos en el comercio internacional

Iván Posada Pedraza

El ministro de hacienda José Manuel Restrepo debe estar de plácemes con los altos precios del barril de crudo que ha experimentado en los dos últimos meses de este año. En efecto, el “oro negro” en 2020 se estaba cotizando en 43,21 dólares. Entre junio y julio de 2021 está promediando los 75 dólares, un incremento de 50,2 por ciento. Gracias a estos altos precios, las exportaciones colombianas de crudo representan el 55 por ciento con respecto al resto de bienes y servicios que el país coloca en el exterior. Esto equivale a 1.200 millones de dólares, ingresos que se verán reflejados en el año fiscal de 2022 en el impuesto de renta del sector hidrocarburos y en los dividendos de Ecopetrol. Por cada dólar que aumente el precio del barril en 2021, los ingresos fiscales del país se incrementan en 470.000 millones de pesos.

Actores contradictorios

La fluctuación o volatilidad de los precios del petróleo tiene que ver con factores como la oferta y la demanda, con los conflictos políticos y militares en los países productores y exportadores de petróleo. Las transnacionales por su parte, que exploran, extraen, refinan y comercializan el crudo, son determinantes en la fijación de los precios finales de la gasolina y el diésel, combustibles esenciales para la industria y el transporte en toda actividad económica.

Por otro lado, los países productores están organizados en la OPEP, Organización de Países Exportadores de Petróleo, que busca regular la producción y los precios, pero también para enfrentar a las transnacionales de los combustibles en su propósito de monopolizar y controlar esta actividad.

El monocultivo

La colonización antioqueña entre 1900 y 1930 generó un excedente económico sin precedentes en el país, sirvió de base para una incipiente industrialización en Barranquilla, Medellín y Bogotá y también contribuyó a conformar un mercado interno básico pero clave para la manufactura y otras actividades económicas con ocupación de mano de obra asalariada.

Otra etapa del café en la economía colombiana fue la de cerca de 50 años de monoexportación, durante la cual el ingreso de divisas al país dependía casi exclusivamente de las exportaciones de este producto. A partir de 1990, en el marco de la apertura económica, se inicia un periodo de diversificación y expansión basadas en la minería (carbón, níquel y oro) e hidrocarburos (crudo).

Otro producto del agro que alcanzó importantes volúmenes de exportación fue el banano que se cultivaba en Santa Marta y Fundación. En 1930 se exportaron 11 millones de racimos.1

La minería intensiva

En Colombia, la importante participación de las exportaciones de crudo, carbón, oro, y otros minerales, la llamada canasta minero – energética, se debe a la evolución de las exportaciones colombianas del sector agropecuario hacia la minería y los hidrocarburos. La globalización, el surgimiento de China y la India en el comercio mundial como demandantes de materias primas; los bloques y acuerdos comerciales como la Eurozona y los tratados de libre comercio, TLC, son unas de las muchas causas que explican este cambio del modelo exportador.

Falsas expectativas

En lo que respecta al TLC entre Colombia y Estados Unidos, se firmó con la expectativa que abriría las puertas a las exportaciones colombianas para llegar a 300 millones de potenciales consumidores. Lo cierto es que nuestra canasta exportadora es muy poco diversificada para satisfacer la demanda de este mercado. Además, para posicionarse en Estados Unidos los productos colombianos tienen que competir en precios, calidad, volúmenes, etc., lo cual, con la penetración de China en este mercado -por solo mencionar un competidor- no es nada fácil. De hecho, estamos importando productos que antes se elaboran en Colombia.

Cambio de modelo exportador

Hacia el año 2010 la estructura exportadora del país experimentó un vuelco radical: para ese año el café representaba tan solo el 9 por ciento mientras que en 1964 representaba el 80 por ciento del total de exportaciones. Entre tanto el sector minero energético para este año de comparación, ya aportaba el 42 por ciento de las exportaciones.2

Si antes el ingreso de divisas al país dependía de la monoexportación del café, ahora la canasta exportadora la conforman la minería y petróleo que tienen más impactos negativos que favorables para la economía colombiana. En lo laboral, por ejemplo, no genera muchos puestos de trabajo pues es una industria altamente tecnificada (intensiva en capital fijo). En 2020 ocupaba 350.000 empleos y aportó 2 por ciento al PIB. En lo ambiental, la polución que genera la actividad minera afecta la fauna y la flora, pero sobre toda a la población circunvecina; modifica el curso natural de las fuentes hídricas y provoca su contaminación, etc. Incluso en el tema de impuestos la minería tiene importantes exenciones y deducciones con el argumento de incentivar la inversión extranjera en el país.

Impacto económico

Para los países donde una parte importante de sus ingresos depende de las exportaciones de petróleo y la minería, por ejemplo, la oscilación de los precios en el mercado internacional, le genera grandes problemas en las proyecciones económicas pues una cosa es estimar ingresos con el precio de barril a 40 dólares y otra muy distinta cuando la cotización sube a 60 dólares / barril. Igual ocurre con el carbón y el oro en la economía colombiana. De ahí la necesidad de construir un modelo exportador diversificado de bienes y servicios de acuerdo a la creciente importancia del comercio internacional.

Transición energética

Ante la crisis ambiental actual, se están dando los primeros avances en el reemplazo de las fuentes de energías fósiles por energías limpias. Europa se propone como meta cerrar las centrales de energía que operan con carbón, se están poniendo límites al uso de automóviles a gasolina y diésel, que deben ser reemplazados por eléctricos, entre otras medidas.

En lo que respecta al carbón, precisamente Colombia tendría que sustituir los ingresos e impuestos que percibe por este renglón, por otras actividades alternas, pues los países de la Eurozona que demandan este mineral, son los que van a clausurar las generadoras de energía operadas con esta fuente. Pero también por el deterioro ambiental que ocasiona.

Los otros componentes de menor importancia son las flores, cueros, textiles y confecciones, calzado, artesanías, y otros renglones que pesan mucho menos en el total exportado.

Finalmente podríamos decir que el esquema de exportaciones colombianas poco ha variado en el tiempo. Está basado en materias primas y recursos naturales con poco o ningún valor agregado (nivel de transformación de esta materia prima); una canasta poco diversificada que la hace poco competitiva en el comercio internacional. En el trasfondo de esto subyace la desindustrialización por la que atraviesa el país desde hacía varias décadas atrás.

1 Kalmanovitz Salomón, Nueva Historia Económica de Colombia, pág. 125

2 Ibídem, págs. 179,180.