La compleja coyuntura internacional, sumada a la situación de la economía colombiana están creando una situación de difícil manejo para que el Gobierno nacional ponga en ejecución las transformaciones socioeconómicas propuestas
Iván Posada P.
La economía mundial -y en consecuencia la colombiana- pasa por un complicado momento en el cual confluyen variables socioeconómicas, políticas y militares. El declive de la economía china; la inflación que golpea a economías fuertes y débiles (Francia, Estados Unidos, Argentina), la tasa de cambio del dólar; la oferta y demanda de crudo y el rol de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) y de las trasnacionales minero – energéticas en estas; el conflicto OTAN – Rusia, Ucrania; los efectos de la pandemia, son algunos de los factores que entran en juego en este enredado tablero ajedrecístico.
China-Estados Unidos
El gigante asiático que venía creciendo en promedio 8 por ciento, el Fondo Monetario Internacional, FMI, le pronostica para 2022 4,4 por ciento y para el 2023 el Banco Asiático de Desarrollo 4,5 por ciento de crecimiento del PIB. Uno de los efectos inmediatos de este “bajonazo” de la segunda economía del mundo es que reduzca la importación de materias primas, sobre todo minero energéticas de muchos otros países, Colombia entre ellos. De hecho, China es el segundo destino de las exportaciones colombianas, o sea, una importante fuente de divisas.
En el comercio chino–norteamericano, no es solo el gran volumen de mercancías chinas que tienen virtualmente inundado el mercado norteamericano, sino el gigantesco empréstito chino en forma de títulos de deuda redimibles a futuro a la economía estadounidense.
En Estados Unidos, la proyección de Bloomberg Economics, estima, con alto grado de probabilidad, que en los próximos 12 meses entre en recesión, lo que quiere decir reducción de la producción, de la utilización de equipos y maquinaria (capacidad instalada) y, en consecuencia, pérdida de empleos, y resultado final, menor demanda de los consumidores. La inflación acumulada es de 6,5 por ciento, el desempleo está en 3,5 por ciento y en los dos últimos trimestres el PIB disminuyó 0,2 y 0,4 por ciento respectivamente, que es la llamada recesión técnica. (datosmacro.com).
El componente bélico
El conflicto Rusia–Ucrania–OTAN está impactando negativamente la economía colombiana. La úrea, uno de los insumos para la producción de alimentos, se importa en parte de Ucrania y Rusia, por lo cual su precio subió considerablemente. El importador traslada este mayor valor al distribuidor y este a su vez al productor (el campesino), quien finalmente lo traslada al consumidor final. En la región del conflicto los países miembros de la OTAN están suministrando armamento y mercenarios a Ucrania. Rusia por su parte adquiere drones de países aliados, con lo cual la industria armamentista está haciendo su agosto.
Vemos pues como las variables económicas de un país están estrechamente interconectadas con las del resto de países y un cambio en cualquiera de ellas -positivo o negativo- de inmediato repercute en los demás. Es el reflejo de la globalización.
Combustibles
Los altos precios de crudo y carbón en el mercado internacional se reflejan en mayores ingresos e impuestos para el país pues son unos de los mayores renglones de exportación del país. Parte de la gasolina se importa porque las refinerías de Barranca y Reficar no alcanzan a cubrir la demanda interna, y con una alta tasa de cambio, (gráfico 1), el galón ya llega a $10.000 promedio. El gobierno incrementó su valor en $200/mes para cubrir en parte el déficit hallado en el Fondo de Estabilización de Precios de los Combustibles.
Gráfico 1
Evolución de la tasa de cambio dólar–peso colombiano

Inflación, salario y pensiones
El aumento de precios de la canasta básica de alimentos alcanzó a septiembre de este año el 11,4 por ciento (Dane). El alto precio de los alimentos importados por la alta tasa de cambio, es uno de los factores que más pesan en la inflación, seguido de las tarifas de los servicios públicos y los arriendos. El aumento del salario mínimo en 2022 ya quedó de lejos absorbido por la inflación. Si una familia mercaba con $500.000 en enero de este año, en septiembre, ese mismo mercado ya costaba $557.000, pero si incluye muchos alimentos importados, le costaría mucho más. (Gráfico 2)
Gráfico 2
Evolución de la inflación 2022

Salarios y mesadas pensionales
Se aproxima la negociación del salario mínimo y el ajuste a las mesadas pensionales para 2023. El criterio base del incremento del salario mínimo es precisamente la inflación causada en 2022, más algunos puntos adicionales por productividad que se acuerde entre las partes negociadoras. El gremio de los industriales, la ANDI y de los comerciantes, Fenalco, están “asesorando” al gobierno Petro de no desbordar este incremento con el acostumbrado argumento que un aumento muy por encima de la inflación (IPC), eleva los costos laborales y no es aliciente para que los empresarios generen más empleo. El argumento contrario dice que si se aumenta la capacidad de compra de los asalariados, se incentiva la producción de más bienes y servicios lo que requiere a su vez contratar más mano de obra, creando así un efecto multiplicador, como una reacción en cadena.
Las tasas de interés
El Banco de la República aumentó la tasa de interés1 como un medio de desestimular el consumo a través del crédito con dinero plástico, créditos para vivienda y consumo, con el propósito de frenar la inflación. La Superintendencia Financiera estableció el máximo de interés (tasa de usura) para créditos de consumo en 36,9 por ciento. Ejemplo, un crédito de $1.000.000 a 12 meses, pagará en intereses de $369.000, casi la cuarta parte del préstamo.
Perspectivas
Diversos pronósticos ubican el crecimiento para 2022 entre 6,5 y 7 por ciento. Por sectores, la industria manufacturera, comercio, turismo y servicios jalonan este resultado parcial; el desempleo se redujo de 12,9 a 10,6 por ciento entre agosto de 2021 y 2022. Hay mucha expectativa y debate alrededor de las reformas tributaria y agraria por el impacto esperado de estas en la reducción de la pobreza y la informalidad, y en una agricultura tecnificada que produzca alimentos baratos para la población colombiana y que cierre la brecha entre campo y ciudad.
Para 2023 el Banco de la República estima un crecimiento entre 1,1 y 0,7 por ciento del PIB, una desaceleración importante con respecto a 2022. De darse esta proyección, pondría en serias dificultades a la administración Petro para ejecutar su plan de gobierno.