viernes, abril 19, 2024
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Crítica: Construcción y rescate de la filosofía

Visitar un Parménides de la antigua Magna Grecia vestido con indumentaria medieval o asegurar que sus presupuestos son idealismos contrarios a la filosofía marxista, es encontrar sin duda alguna, anacronismos y confusiones de carácter conceptual.

Parmenides de Elea

Robert Larotta

El ejercicio de la crítica exige por un lado que la misma permita la generación de algo nuevo y el sometimiento de la crítica a la crítica. Por otro lado, esta crítica debe estar sujeta a la investigación y a una arqueología del conocimiento, esto es, el poder criticar algo abordando fuentes directas y confiables. En el buscar e investigar nociones de terceros acerca de un tema, corremos el riesgo de contaminar y malinterpretar lo que desde el autor se pretende decir desde un inicio. Tal es el caso de un Parménides leído desde Manuel García Morente, en otras palabras, esto es la revisión de un presocrático desde la óptica sesgada y parcial de un español del siglo XX.

Parménides

El eleata Parménides se ve entonces vilipendiado como un idealista y un precursor del idealismo. Idealismo que Marx tendrá (como destino para algunos) que eliminar desde la visión de un materialismo total que fusila cualquier vestigio de diferencia materialista o metafísica, pero acaso ¿No son el marxismo y el materialismo nuevos inicios de metafísicas ontológicas y morales? ¿No son los enfrentamientos entre Heráclito y Parménides nutrición a resultados posteriores en la filosofía? Cada pensador por distinta que sea su perspectiva del mundo, ha nutrido el conocimiento filosófico desde la dialéctica y ha dado los insumos para la crítica que recupera en los nuevos debates todo el trayecto del pensamiento sin distinguir su vigencia o su importancia política. Más allá de los contrastes que separan los razonamientos entre válidos o inválidos, la tarea del filósofo es generar las preguntas que darán el siguiente paso en el camino de lo científico y la crítica.

Visitar un Parménides de la antigua Magna Grecia vestido con indumentaria medieval o asegurar que sus presupuestos son idealismos contrarios a la filosofía marxista, es encontrar sin duda alguna, anacronismos y confusiones de carácter conceptual. De la misma manera, no podemos tomar en Demócrito de Abdera o en Leucipo de Mileto los cimientes del materialismo histórico, o en Aristóteles y Hegel justificaciones de segregación feminista. Todos estos juicios dados son inconcebibles para estos pensadores en cada una de sus épocas y contextos. De aquí que la revisión de fuentes primarias sea el primer paso al andar por el ejercicio de la crítica. Es obvio que de un hombre moderno y católico como lo era García Morente, obtendremos una visión justificante de la metafísica en Parménides, así como en Piketty deseamos ver una defensa del marxismo cuando lo único que hay es una revisión de Marx como fuente básica para el desarrollo de la economía en estos últimos ciento cincuenta años.

De Parménides podríamos afirmar que con Platón efectivamente heredamos un legado que instituiría el edificio de la metafísica clásica occidental que hereda el cristianismo paulino al tener en cuenta las cualidades del ser parmenideano (eternidad, infinidad, inmutabilidad, etc.) Pero es también el “adivinador” quien nos brinda pilares fundamentales en la lógica tales como el principio de identidad que ayudó a establecer la diferencia entre esencia y existencia, una de las claves que se rescataron siglos después para destruir entidades metafísicas como Dios. Parménides es recuperado por Aristóteles, Descartes y muy recientemente por Heidegger de quien aprendimos que la pregunta por el ser ha quedado en el olvido con Parménides, olvido en donde se quiere dejar gran parte de la filosofía crítica que incomoda al dogma.

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