La religiosa y candidata por el Pacto Histórico a la JAL en la localidad bogotana de Barrios Unidos, habló sobre su candidatura, el Jesús revolucionario, el Dios capitalista y el feminismo en el cristianismo
Redacción Política
Rita Gómez Orta es obispa de la Iglesia Antigua de las Américas, barranquillera, con sangre artística, familiar de Alci Acosta y Juan Piña, risueña, feminista, defensora de los derechos humanos y con la manía por escribir en un papel todo lo que dice. Es candidata por el Pacto Histórico para ser edilesa en la Junta Administradora Local, JAL, de Barrios Unidos.
A partir de la postura homofóbica que tomó la iglesia frente al SIDA, la famosa enfermedad rosa que solamente le daba a la comunidad LGBTIQ+, decidió fundar hace 14 años la Red de Organizaciones Basadas en la Fe con trabajo en VIH –SIDA.
Desde un análisis a las acciones violentas de la iglesia a dicha población se llegó a la conclusión que, primero se va construyendo todo un relato, un señalamiento, luego un estigma, después un hecho de discriminación y posteriormente un acto de exclusión que se vuelve sistemático.
Deconstrucción religiosa
Por tal razón, en el año 2010 se encontró con el sacerdote René Rey, una mujer de la iglesia luterana Rosita y su esposo, Luis Eduardo y un compañero de la iglesia Menonita, Andrés Alba, donde se juntan para reflexionar con respecto al tema del VIH y surge toda una discusión sobre qué piensa Dios de la enfermedad y cuál es la postura de Jesús frente a los enfermos.
Desde hace 14 años, Rita comenzó una deconstrucción política de la religión, de cómo se ve Dios en la sociedad y los actos de solidaridad que se debe dar a todas las personas. VOZ habló con ella sobre su candidatura, la relación entre la religión y la política, el feminismo y el Jesús revolucionario.
¿Quién es Rita?
-Una mujer Caribe nacida en Barranquilla, que lleva esa alegría y ese desborde de hacer apuntes en los momentos menos convenientes. Además, señalada por prejuicios sociales de ser una mujer desparpajada, coqueta. Es una lucha que llevamos las mujeres costeñas cuando venimos a regiones del interior del país.
¿Cómo es la mujer religiosa actual?
-Yo construyo una nueva visión de la mujer religiosa. Tradicionalmente lo que se espera de mi es ser la esposa de un religioso o pastor, para ser su ayuda idónea, pero no, yo soy una mujer que tomo mis propias decisiones, de tener un sentido social y trabajar con poblaciones de presos políticos, personas que viven con VIH, habitantes de calle, trabajadores sexuales, consumidores de sustancias psicoactivas, etc. No puedo ver para el otro lado cuando hay una injusticia y eso se lo transmito a mis hijos, la solidaridad que debemos tener con toda la población. Eso es lo que soy.
La Biblia
¿Hay una dicotomía entre la religión y la política en su vida?
-Nunca. En la tradición de fe que practico desde que nací no hay dicotomía entre la política y el mundo religioso. Mi papá era un líder del Partido Comunista en Santander. No era el hombre fuerte que daba un discurso. Mi papá era el que llegaba a la sede del Partido y hacía el tinto, el que repartía los volantes, el que si se necesitaba pintar una pared, lo hacía. Él me enseñó en comunismo la capacidad de dar y eso también es la religión.
Es lo que quiero enseñarles a mis hijos, los cuales dos me dijeron que eran ateos y otro que quería ser budista, y me alegro, porque la conversación y la discusión en la sociedad es maravilloso.
¿Cuál es la importancia de la Biblia en la religión?
-Para nosotros la Biblia no es palabra de Dios, es decir, es un texto sagrado, como puede ser cualquier texto sagrado de cualquier otra tradición, no está por encima de las otras tradiciones de fe.
Cuando nos acercamos a esos textos sagrados, nos damos cuenta de que, independientemente de lo que el padre o el pastor nos digan, existe una experiencia de vida llamada Jesús y él lo plantea de otra forma, como los actos de solidaridad y de encuentro con lo colectivo, la facilidad para construir equipo con las mujeres.
Un Dios capitalista y Jesús revolucionario
¿Cuál es la visión de Dios en la actualidad?
-En la sociedad, indudablemente, las tradiciones conservaduristas han construido una imagen de Dios, el cual es un macho, varón, masculino, vertical, no dialógico. El mandato obedece a un Dios que busca la obediencia y el sometimiento a toda costa.
Esa es la construcción que le ha dado una institución desde hace años, no obstante, esta misma institución también dijo que las mujeres no forman parte de una estructura religiosa y lo vemos con las hermanas monjas, las cuales hacen el 90 por ciento del trabajo social comunitario, barrial, popular con las empobrecidas y los empobrecidos, pero no tienen derecho a ser ordenadas ni a tomar decisiones.
Creemos, indudablemente, desde nuestra comunidad de fe, que el Dios que nos venden está muy colonizado, muy capitalista, muy fascista, frente a lo que en verdad es la experiencia de vida de Jesús, el cual es un bacán. Para nosotres es un Jesús que prefiere a los pescadores, a la clase trabajadora, también es un personaje histórico que estaba creando un movimiento popular, político, de solidaridad e inclusión.
Entonces, ¿cuál es la relación entre Jesús y Dios?
-Dios se hace Jesús, eso es absolutamente revolucionario, porque Dios baja al mundo, baja su poder, su omnipresencia. Resulta que es el primer Dios, dentro del mundo de las religiones, que deja la comodidad del poder para hacerse humano y tener una limitante.
Ahora bien, Jesús para nosotros no es ese ser espiritualizado que hay que rendirle culto. Para nosotres es un compañero de lucha. Jesús no muere, lo matan y lo hace un Estado colonialista, imperialista y fascista, ya que, comienza a construir una comunidad afirmativa, compuesta por diversidad en las personas y sus pensamientos.
¿Cómo se maneja en el patriarcado la religión y la política?
-Según algunas concepciones, la sociedad está formada para los hombres, así que nosotras empezamos a hacer esta mirada crítica en los espacios religiosos, en los espacios de organizaciones sociales y en los políticos.
Llevamos el debate sobre cuáles son los lugares que ocupan las mujeres, las feminidades, la diversidad sexo genérica, siempre buscando que se cambie las estructuras jerárquicas religiosas, también sobre lo heteronormativo, esa estructura de poder patriarcal. Nosotres practicamos, intentamos porque cometemos errores, un cristianismo de liberación.
La candidatura en Barrios Unidos
¿Qué la animó a disputar la JAL de Barrios Unidos?
-Una de las cosas que me animó a tomar la decisión es aumentar la participación de mujeres y debatir políticamente cómo es nuestra localidad, ya que, tenemos muchos procesos culturales. Es un territorio donde hay más trabajo ambiental porque tenemos tres humedales.
Pero históricamente, todos los gobiernos que ha tenido Bogotá, a excepción del compañero Gustavo Petro, han usado el cemento tanto que se han olvidado de la conservación de la naturaleza.
¿Cómo se encuentra la localidad?
-Barrios Unidos es una zona de alto impacto. Por ejemplo, en el barrio Siete de Agosto hay trabajo sexual que está en manos de mujeres y personas de la diversidad. También está la cárcel de mujeres, la sede del poder católico romano con la Conferencia Episcopal, la Escuela Militar, etc.
Entonces aquí, comienza el deseo de ser edilesa. Luchar por las mujeres y la naturaleza, con una apuesta cultural y pedagógica con un enfoque en defensa de los derechos humanos.