La paz es la solución a los problemas cotidianos de los colombianos. Sustituir el modelo económico es poder constituyente
Hernán Camacho
El Encuentro de Comunidades Campesinas, Indígenas y Afrodescendientes por la Tierra y la Paz, El Diálogo es la Ruta, realizado en Barrancabermeja en 2011 dejó un mandato expreso: la realización en todo el país de constituyentes regionales por la paz, que aglutinen la mayor cantidad de gentes del común que debatan cuál es la paz necesaria para Colombia.
En departamentos, capitales, municipios, localidades de toda la geografía nacional, las organizaciones sociales, populares, partidos políticos y personalidades democráticas que participaron en el encuentro de paz retoman la ruta y echan a andar los escenarios de participación ciudadana, amplia, representativa y sectorial capaces de entregar un diagnóstico de las reales necesidades en las regiones, todas atravesadas por el conflicto armado y proponer soluciones a las problemáticas.
Poder constituyente
La paz es una arquitectura colectiva. El poder constituyente responde a una concepción de nación y una decisión de gobierno democrático y participativo. En esencia las constituyentes permiten a los ciudadanos ser partícipes desde sus propias realidades, sus propios pensamientos y perspectivas, revestirse de poder soberano y popular, trasformar las inequidades sociales, darle solución a sus problemas y constituirse en garantes de los cambios. Un verdadero ejercicio democrático. “Las constituyentes son una nueva forma de hacer política” dice el vocero de Marcha Patriótica y dirigente agrario, Andrés Gil. El objetivo es politizar la paz en el pueblo colombiano y relacionarla con todos las problemáticas que afectan al común de las personas, “es imponer la paz”. Y es que las problemáticas sociales se han venido conociendo a mayor profundidad a partir de la apertura de la Mesa de diálogo en La Habana y el ejercicio que hizo el Congreso de la República con las mesas de participación regional. Las constituyentes regionales serán más amplias, explican los voceros de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC, una de las organizaciones convocantes del encuentro en Barrancabermeja.
Las experiencias
Son al menos 300 constituyentes que se aspira a realizar en el año, de ellas 32 departamentales y otro tanto sectoriales que conduzcan a una gran asamblea constituyente nacional. El Peñón, sur de Santander fue la primera experiencia de constituyente. Allí se reunieron organizaciones sociales y campesinas y la comunidad en general para debatir las soluciones a los problemas cotidianos que los aquejan y compartir esas soluciones incluso con la institucionalidad que también participó. Asistieron al menos 300 personas incluyendo a delegados de todas las veredas circundantes al municipio y elaboraron un documento que sirve de mandato y de ejemplo a otras 13 constituyentes veredales que se alistan a realizarse. “El entusiasmo popular que despierten las constituyentes será sobre la base de soluciones reales con mucho alcance para el campo popular. El colombiano, trabajador, campesino, desempleado […] que llegue es porque lo ha tocado el conflicto o el modelo económico y porque es consciente de la paz del país” sostuvo Gil.
Mandatos
Ocaña, Norte Santander, fue el pasado mes de septiembre sede de la constituyente municipal por la paz. Allí, con la presencia de dos centenares de ocañeros se discutió el contexto social, económico y político de la provincia. La problemática agraria, la megaminería, la soberanía alimentaria, la protección de las reservas campesinas y la presencia de multinacionales fueron los temas abordados por la comunidad. El mandato producido en aquella constituyente dictó: “Las mujeres y hombres que venimos desde los diferentes municipios que conformamos esta provincia, llegamos a este espacio motivados y empujados por la necesidad de buscar el fin de un conflicto que ha arrebatado la vida de nuestros padres, nuestros hermanos y nuestros hijos, que ha violado a nuestras esposas y mujeres, que ha destrozado los lazos de solidaridad y hermandad de nuestros vecinos; llegamos acá con la firme convicción de que el derecho a vivir en paz no puede ser sueño inalcanzable y tiene que convertirse en un hecho del que podamos ser parte”.
En una zona de agudo conflicto atravesado por el plan militar de consolidación, los pobladores se atrevieron rechazar la presencia militar y denunciar las agresiones de las que son víctimas por parte de las fuerzas militares. La constituyente fue acompañada por la alcaldía de vecino municipio se Hacarí junto al defensor del pueblo de la provincia de Ocaña. “Exigimos la no criminalización, estigmatización y persecución a las organizaciones y comunidades que nos manifestamos como constituyente primario en búsqueda de paz con justicia social y se detengan las actuales detenciones que se están llevando a cabo hoy en diferentes partes del país. Exigimos que los mandatos que surgen como expresión soberana del pueblo colombiano y en este caso del pueblo de la provincia de Ocaña, sean tenidos en cuenta de forma seria en un eventual proceso de diálogos entre la insurgencia y el gobierno” concluyó el mandato. Por último, los constituyentes de Ocaña reclamaron participación popular y directa en las conversaciones de La Habana, pues se sienten con pleno derecho a exigir parar la guerra en sus campos y veredas.
Paz: participación popular
Los permanentes reclamos de la población colombiana al gobierno nacional para abrir la Mesa de conversaciones a las organizaciones sociales y populares que no se sienten representadas allí con sus negociadores, hacen que la participación y las ideas de las gentes del común cobren mayor vigencia para darle legitimidad a la salida política en curso en La Habana.
Los insumos de las constituyentes servirán como catalizador para los plenipotenciarios de la Mesa de conversaciones entre la insurgencia de las FARC y el gobierno Santos. Su importancia es el respaldo popular contenido en las propuestas e iniciativas de paz nacidas del seno de las comunidades que pasan por la solución de los problemas de empleo, salud, educación, vivienda, tierras, acueductos, vías de comunicación. Temas no menores para un nuevo país. A juicio de expertos juristas, la soberanía popular reside en el pueblo encomendado con poder constituyente y sus decisiones son mandatos ineludibles e insoslayables.