miércoles, abril 17, 2024
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Con la lámpara de Diógenes: Carnaval y clientelismo

Más allá de la denuncia de la falta de garantías para la oposición y otras fuerzas políticas independientes, si las hay, se trata de comprometerse más con un proyecto de educación ideológico y político crítico, de largo aliento, que cuestione esta estructura infestada de podredumbre y corrupción.

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Rubén Darío Arroyo Osorio

En el capitalismo, decía Marx, todo se vuelve mercancía y esta es como una gota de agua a través de la cual se puede ver todo el mundo circundante. ¡Qué vergüenza que nos manipulen, que nos compren y vendan las alegrías que gravitan en las fiestas del Carnaval! En nuestro entorno hay realidades cotidianas con gran peso político que suelen transmitirse por generaciones y de tanto repetirse marcan la pauta de comportamientos sociales por lo demás alienantes, verbigracia: “En carnaval todo se vale, el que escruta elije, yo no voto por perdedores, de todos modos los poderosos van a seguir mandando, la necesidad tiene cara de perro, etc.”.

Apenas nos estamos asomando a la próxima contienda electoral y los políticos de las élites bipartidistas y otras facciones aliadas y empotradas en el gobierno actual ya empezaron a afilar sus armas para garantizar que el voto popular siga legitimando su perverso mandato.

En la región del Caribe colombiano, especialmente en Barranquilla y el departamento del Atlántico, el clientelismo se pasea campante, ahora con el trasfondo de caretas y disfraces del carnaval. Los desfiles de guacherna y en todas las cumbiambas que hasta ahora despuntan su alegría han estado contaminados con propaganda electoral abierta y directa en las banderas y demás emblemas de las comparsas, tamboras y cumbiambas.

Por ejemplo, en Barranquilla, Guillermo Polo, candidato de una de las familias que han mantenido la hegemonía del poder y pretende seguir en el mismo, hizo gala de su capacidad de manipulación, así su nombre flameaba en el aire salitroso entre gritos, rones y el sonido matizado de la caña de millo. En Galapa, “Don Régulo Matera” también usó a sus animadores electorales en medio del bullicio del carnaval en la provincia; en Puerto Colombia lo hicieron Steiner Mantilla, Jaime “Mino” Ramírez y Lucas Paz, igual en Soledad, en Santo Tomás, Malambo y varios municipios con los caciques de turno. ¿Y el delegado del CNE? Muy bien, gracias.

La MOE, algunos periodistas, críticos aun, han denunciado el hecho en los corrillos de la gobernación, las alcaldías de los municipios y en los lugares donde se habla de carnaval y de la política al mismo tiempo, apenas se siente un leve parpadeo del murmullo vergonzante.

La reflexión de alguien que se mueve en el mundo utópico de la academia con el afán de aportar a la construcción de un pensamiento y una práctica política antihegemónica y liberadora “de conciencia de sí y para sí” conduce a la conclusión de ir más allá de la denuncia de la falta de garantías para la oposición y otras fuerzas políticas independientes, si las hay. Se trata entonces de comprometerse más con un proyecto de educación ideológico y político crítico, de largo aliento, que cuestione esta estructura infestada de podredumbre y corrupción.

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