martes, abril 23, 2024
InicioEdición impresaColumna libre: Lecciones electorales

Columna libre: Lecciones electorales

Ha llegado el momento de dejar de ver en la lucha electoral una tarea más, de carácter coyuntural, en la que se trabaja sin mayor empeño, olvidando que es la más relacionada con el poder y que lo que pase en ella repercute en la historia de los años siguientes.

ELECCIONES-5-UP

Rodrigo López Oviedo

Los resultados electorales del domingo pasado dejaron lecciones que, de no aprenderse, podrían trazar caminos de retorno a otros 50 años de violencia.

La primera lección tiene que ver con el papel de los grandes medios de comunicación, ahora convertidos en auténticas mafias electorales orientadas a distorsionar la realidad, a anticipar con encuestas resultados que no corresponden al pensamiento real de los electores, pero que terminan conduciéndolo mediante engaños a respaldar a sus candidatos.

La segunda lección habla del poder del gran capital. Si el interés de un candidato no coincide con el de los medios, no hay problema. Lo importante es que cuente con dinero suficiente para reemplazar tal carencia con costosas vallas, atractivas cuñas y sugestivas ofertas a cambio del voto, aún a riesgo de perder algunos pesitos por ofrecerlos a personas equivocadas.

Si a lo anterior agregamos el enorme peso de la abstención (que en esta ocasión fue del 41,16 por ciento para alcaldías, del 40,73 para gobernaciones, 48,78 para concejos y 50,86 para asambleas), lo menos que podríamos esperar de un gobierno democrático es que se sintiera obligado a promocionar la “participación política nacional, regional y local de todos los sectores, incluyendo a la población más vulnerable, en igualdad de condiciones y con garantías de seguridad”, como lo reza el borrador del acuerdo suscrito en La Habana. Lastimosamente, en lugar de tales programas, Santos sigue empeñado en mantener la triste condición de no adelantar ninguno de los cambios acordados en La Habana hasta tanto las conversaciones no lleguen a feliz término.

Pero tal vez las lecciones más importantes son las que debe aprender la izquierda. Ha llegado el momento de dejar de ver en la lucha electoral una tarea más, de carácter coyuntural, en la que se trabaja sin mayor empeño, olvidando que es la más relacionada con el poder y que lo que pase en ella repercute en la historia de los años siguientes. De esta experiencia debe aprenderse que cuando termina una campaña ha de comenzarse la preparación y desarrollo de la nueva, sin querer decir que solo pueda llegarse al poder por la vía electoral.

Debe aprenderse, así mismo, la importancia de la unidad. La izquierda estuvo unida en torno a Guillermo Alfonso Jaramillo, y hoy lo muestra, orgullosa, como Alcalde electo de Ibagué. Estuvo dispersa para concejos y asambleas, y hoy presenta con vergüenza la peor votación de su historia. Lo que sigue, obviamente, no es saltar de gozo por un triunfo de excepción, ni llorar por lo malo que pasó. Lo que sigue es revisar, enmendar y comenzar temprano las nuevas jornadas rumbo a mejores resultados en el 2018.

Artículo anterior
Artículo siguiente
RELATED ARTICLES

Most Popular

Recent Comments