Colombia libre de fracking

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Movilización en la ciudad de Bucaramanga, Santander, en defensa del páramo de Santurbán. Foto archivo.

Amenaza a los recursos hídricos, potencial tóxico de los fluidos utilizados y sismicidad inducida, son algunos de los daños socioambientales de esta técnica para la extracción de gas y petróleo del subsuelo. Diversos sectores sociales se movilizan para defender la vida

Redacción ambiental

Las bases del Plan Nacional de Desarrollo del gobierno Iván Duque le abrieron la puerta a la implementación del fracturamiento hidráulico de lutitas, procedimiento popularmente conocido como fracking. Esta situación prendió las alarmas en múltiples organizaciones y movimientos ambientalistas que buscan detener la ejecución de dicho método por las serias consecuencias que puede tener sobre el agua, la biodiversidad y la vida en general.

Siguiendo lo estipulado, se convocó a una “comisión de expertos” que, según el PND, tendría la tarea de realizar investigaciones y exploraciones piloto con el fin de identificar los principales riesgos asociados con el desarrollo de estos recursos y determinar si la institucionalidad actual puede garantizar la explotación de yacimientos no convencionales de manera responsable con el medio ambiente1.

Amenaza al agua

Para dimensionar el afán del ejecutivo nacional por implementar planes piloto para justificar la hipótesis de un “fracking responsable”, es importante recordar la crisis petrolera y la creciente demanda de combustibles fósiles ante la ausencia de políticas que diversifiquen la producción energética del país. Sin embargo, los riesgos para la naturaleza y la vida humana por la implementación de este procedimiento no son de poca monta.

En primer lugar, el fracking amenaza el agua al generar efectos negativos sobre los recursos hídricos. Como resumen de varias investigaciones realizadas por la Enviromental Protection Agency, EPA, durante los últimos años se puede citar que existen efectos nocivos potenciales bajo algunas circunstancias.

Disminución del agua por fracturamiento hidráulico en zonas o periodos de tiempo con poca disponibilidad de agua, especialmente en áreas con recursos subterráneos de agua limitados o con una disminución ostensible; derrames durante el almacenamiento de los fluidos que se usan en el proceso de fracking además de los químicos usados que resultan en grandes volúmenes o concentraciones que alcanzan las aguas subterráneas; descargas de aguas residuales del proceso a las aguas superficiales; y finalmente, inadecuada disposición o almacenamiento de aguas residuales del proceso en fosos con aislamiento inadecuado, lo cual resulta en la contaminación de las aguas subterráneas.

El análisis de casos de estudio2 ha comprobado la contaminación de acuíferos en diversos condados de Estados Unidos, principalmente por un aumento en la salinidad como de concentraciones de metano y TBA3 en agua de uso doméstico en zonas en donde se extrae petróleo con esta técnica.

Potencial tóxico de los fluidos

En segundo lugar, se ha demostrado que esta técnica es perjudicial para la salud del ser humano por el alto grado de toxicidad en los químicos que se necesitan en la producción petrolera.

Varios estudios realizados por la universidad de Yale4 muestran que, de 1.260 compuestos químicos usados en la técnica, 70 están asociados con cáncer, y para el 80% de los restantes no existen datos que permitan evaluar su potencial cancerígeno, con lo cual este número puede aumentar. La EPA5 ha demostrado que, de una lista de 1.173 químicos usados en la industria, 147 presentan valores de toxicidad oral crónica, y que existe un vacío significativo de información en los 1.026 restantes.

Sismicidad inducida

Aunque el fracking ha sido señalado como responsable del aumento en la sismicidad en varias regiones del mundo, la evidencia muestra que alrededor del 1-2% del aumento en los sismos están relacionados con esta práctica6.

Sin embargo, aunque los efectos directos del fracking en el aumento de la sismicidad son pequeños, no puede decirse lo mismo con los pozos de inyección de aguas residuales que resultan de la aplicación de esta técnica. Observaciones hechas durante un periodo de 13 años en el estado de Oklahoma, muestran que hay un aumento apreciable en la sismicidad en una región donde no suelen ocurrir sismos, además existe una tendencia creciente a que estos ocurran.

Principio de precaución

Desde el año 2018, el decreto 3004 y la Resolución 90341 del Ministerio de Minas y Energía, que viabilizaban la implementación de dicho método, fueron suspendidas por parte del Consejo de Estado, que determinó que “la autorización en Colombia para la aplicación del fracking puede acarrear una afectación grave al medio ambiente y a la salud humana”, apelando al principio constitucional de precaución, dado que no hay “certeza científica absoluta” de las consecuencias de la adopción del mismo.

Cuando las evaluaciones científicas no son suficientes para determinar el riesgo que causará una acción en materia ambiental, se acude a la precaución, entendida esta como la manera de evitar un daño cierto, pero no medible. El daño ambiental puro no es únicamente cuantificable en reparaciones administrativas como señalan la ley y la jurisprudencia, son daños imposibles de reparar en mediano y largo plazo. En ocasiones las acciones de daño ambiental solo se pueden cuantificar décadas después de la acción que los produce.

Teniendo en cuenta que el fracking como actividad de extracción de hidrocarburos es denominada como “no convencional”, parece poco lógico insistir en explotar recursos naturales bajo ese método, por cuanto el daño, a pesar de no ser cuantificable, es en muchas ocasiones irreversible para la naturaleza y por lo tanto va en contravía del derecho fundamental a la vida de los colombianos y por ende al disfrute de un ambiente sano.

Movilización

Son dos coyunturas las que explican que se esté convocando a una nueva movilización en contra de las políticas del gobierno Iván Duque. Por un lado, está la segunda fase de los proyectos piloto de fracking que desde la semana pasada adelanta Ecopetrol en el Magdalena Medio y, por otro lado, la audiencia inicial en el Consejo de Estado sobre el marco jurídico para la extracción de hidrocarburos no convencionales.

Ante esta situación, la Alianza Colombia Libre de Fracking y la Asociación Interamericana para la Defensa del Ambiente, Aida, junto a un considerable apoyo de organizaciones sociales, estudiantiles, académicas, ambientales y culturales, ha convocado una marcha carnaval para este 7 de junio desde las principales ciudades del país.

Con esta movilización, el movimiento social en defensa de la naturaleza le quiere recordar al presidente de la República la palabra falseada del candidato Iván Duque, que el 11 de abril de 2018 decía vehementemente ante millones de ciudadanías expectantes que “en Colombia no se hará fracking”.

La invitación a nuestros lectores es a acompañar el 7 de junio la marcha carnaval en defensa del agua y la vida.

1 Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2018-2022, pág. 573.

2 https://www.epa.gov/sites/production/files/2015-06/documents/final_retro_case_study_fact_sheet_6_03_508_km.pdf

3 TBA: Tert-Butanol: sustancia química inflamable e irritante

4  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5235941/

5 https://www.epa.gov/hfstudy/overview-chronic-oral-toxicity-values-chemicals-present-hydraulic-fracturing-fluids-flowback

6  https://earthquake.usgs.gov/research/induced/myths.php