martes, abril 23, 2024
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Ciudades seguras para las mujeres

Las mujeres perciben la ciudad, en sí misma, como un agente de inseguridad, pues la violencia urbana está catalogada de mayor riesgo que la violencia rural.

Chía (Luna) se desposa con el sol. Pintura de Calarcá (detalle)
Chía (Luna) se desposa con el sol. Pintura de Calarcá (detalle)

Ana Elsa Rojas Rey

Hablar de ciudades seguras para las mujeres en Colombia es adentrarnos en el análisis de qué es la violencia; quiénes son los principales agentes que la ejercen y cómo perciben las mujeres la seguridad en la ciudad.

La violencia en este país es de incalculables proporciones y por ende las afectaciones son de las mismas dimensiones; quienes la sufren con mayor rigor son las mujeres, pues los hombres desde lo cultural tienen imaginarios de satisfacción, aun viviendo en medio de la violencia, para ellos, este fenómeno es impenetrable por su condición sexual, que entre otras cosas Michel Foucault, en su libro Historia de la Sexualidad, plantea que la sexualidad tal como la concebimos es un invento histórico, que se remonta desde la época de las visiones presocráticas (Thales de Mileto, Anaximadro, Anaxímenes, Heráclito).

En lo social la masculinidad es proyectada, como hombres invulnerables, donde por su cuerpo las violencias están instaladas subjetivamente en un terreno de confort, pues culturalmente viven en un mundo androcéntrico, es decir que todo gira alrededor de los hombres, en el espacio de la vida política, la economía, lo social, etc.

La violencia

Definir la violencia como fenómeno social e histórico es poner el debate de la lucha de clases, que algunos y algunas analistas la conciben como una postura anacrónica, que solo la discuten quienes se quedaron en el pasado de la marxología.

Sin embargo es un tema que está puesto sobre el tapete permanentemente, dentro de las disciplinas de la psicología, la sociología, la antropología, la filosofía y la política, entre otras, lo que nos lleva a concluir es que la violencia es un fenómeno altamente complejo de definir y que se manifiesta de diferentes formas, en espacios, tiempos y campos de la vida social de acuerdo a los usos y costumbres de cada país, pero no por ello debemos aceptarla o tolerarla, y menos a convivir con ella, pues la violencia es altamente dañina en la vida de las personas, en la que se acaba con la dignidad humana y autoestima, produce enfermedades de alto impacto en las sociedades que la padecen permanentemente como es el caso colombiano.

Principales agentes que producen la violencia

La principal violencia que se vive en Colombia es ejercida por el Estado. El espíritu constitucional está concebido como una herramienta de opresión, que la refuerza el concepto de familia, educación, religión, normas, leyes y una parte del ejército, que de manera autómata actúa bajo órdenes y no con base en principios de un Estado Social de Derecho, el que debe proporcionar a sus ciudadanos y ciudadanas la tranquilidad, que es inherente en una sociedad civilizada, por el contrario se convierte en una aparato de poder que oprime, crea y recrea el terror en la vida de la ciudadanía, minando la capacidad de reacción, daño irreparable que no se supera ni con las mejores terapias del psicoanálisis.

Vista así, la violencia desde este contexto, las ciudades jamás podrán ser seguras para las mujeres, pues la condición de inseguridad está presente en todo el universo de la vida cotidiana. La falta de una educación adecuada, de empleo en condiciones dignas, el acceso a la vivienda. Son elementos del mínimo vital, que al no ser satisfechos producen angustia e incertidumbre, sobre todo en las mujeres que tienen una carga de subestimación histórica, pero además las oportunidades se restringen por un mundo del poder y de la competencia.

Los sitios de recreación, como parques, calles, plazas, restaurantes no son sitios seguros para las mujeres. Estos carecen de vigilancia especial y las mujeres están expuestas a las violaciones sexuales, empalamientos, ataques con ácidos y muchas de las veces estos lugares se potencian para ejercer contra ellas el feminicidio.

La movilidad vial antes de ser un servicio para las mujeres, se convierte cada vez en riesgo eminente, pues en el transporte público se presentan los manoseos, atracos, agresiones verbales y psicológicas, que muchas de las veces obligan a las mujeres a quedarse en casa para evitar el riesgo, sin embargo en ella se ejerce todo tipo de violencia intrafamiliar.

El transporte masivo no cuenta con sanitarios en sus estaciones, está hecho para hombres, se desconoce la presencia de las personas en condición de discapacidad, el niño y las niñas; los pasadizos de una estación a la otra están descubiertos expuestos a las lluvias, a una madre la obligan a permanecer inmóvil mientras pasa la lluvia para no exponer a sus hijos e hijas, igual ocurre con los y las ancianas. La trata de personas se da en mayor número en mujeres jóvenes. Las ciudades están construidas en una cultura del sexismo, como parte de la violencia que se ejerce permanentemente contra las mujeres.

Los medios de comunicación en su mayoría, trasmiten las noticias de manera sensacionalista revictimizando a las víctimas de violencia de género; lo anterior son los agentes de mayor violencia altamente impactantes en el cuerpo de las mujeres.

De manera que las mujeres perciben la ciudad, en sí misma, como un agente de inseguridad, pues la violencia urbana está catalogada de mayor riesgo que la violencia rural. En el marco del día internacional de la no-violencia contra las mujeres, las agendas de paz de las distintas organizaciones deben estar encaminadas a pedir que en la mesa de conversaciones de La Habana el tema de ciudades seguras para las mujeres se incluya dentro de los acuerdos como tema central de las negociaciones, para que las ciudades sean seguras para las mujeres, como elemento central de la construcción de una verdadera democracia.

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