
Desde hace ocho meses, esta empresa que hace parte del grupo Smurfit Kappa en Colombia, amenaza con el cierre de la planta Sacos de Yumbo y el despido de sus trabajadores
Anllel Ramírez
@RamirezAnllel
El 19 de noviembre de 2020, la empresa Cartón de Colombia citó a reunión a parte de la Junta Directiva del Sindicato de Trabajadores de Cartón de Colombia, Sintracarcol, seccional Yumbo, para anunciar el cierre de la planta Sacos, encargada de la producción de empaques para cemento, alimentos, comida para perros, etc., con el propósito de llevarse esa fabricación a Colombates, otra empresa del grupo Smurfit Kappa dedicada a la realización de sacos y bolsas de papel aduciendo que ello generaría reducción de costos laborales.
Ante tal anuncio, Sintracarcol decidió extender un derecho de petición exigiendo conocer las razones administrativas, técnicas y financieras para tomar tal decisión. Pero la respuesta de la empresa no generó mayores claridades, ya que argumentaron tener libertad y autonomía para no hacerlo. Sin embargo, tiempo después, se conoció que parte de esta decisión se debía también a la llegada de Mondi a Colombia, una multinacional europea dedicada a la realización de estos mismos productos ubicada en la zona franca de Cartagena.
Así pues, frente a la llegada de la competencia, el grupo Smurfit Kappa invirtió estratégicamente en Colombates para cubrir la producción que se realiza en Yumbo, hacer frente a la nueva empresa europea y reducir los contratos laborales fijos, dejando de lado los intereses y las garantías de al menos 39 de sus trabajadores.
La posición del sindicato
Frente a lo anterior, el sindicato inició acciones comunicativas, de denuncia y de búsqueda de apoyo de otros sindicatos para enfrentar esta situación, porque si bien la planta sigue funcionando, es cada vez más grande la zozobra que viven los trabajadores, pues la empresa ha manifestado en múltiples ocasiones que pronto se hará realidad dicho traslado sin dar mayores explicaciones de qué pasará con ellos.
VOZ dialogó con Sintracarcol para profundizar sobre las complejidades en este conflicto laboral y las perspectivas de lucha que tiene la clase trabajadora afectada.
¿Qué dice la empresa con respecto al conflicto laboral?
-La empresa mantiene que no habrá despidos o que los mismos serán bajo lo reglamentario, sin contar que de los aproximadamente 39 trabajadores que se encuentran en ese puesto, son varios los que no cuentan con un contrato a término indefinido, sino temporal. Ello aumenta las posibilidades de perder su oficio una vez sea llevada a cabo la definición de la empresa. Por otra parte, a los trabajadores que sí cuentan con contrato a término indefinido, les están buscando informalmente para hacer arreglos económicos y que salgan de la empresa o, en última instancia, les prometen que serán reubicados sin detallar las condiciones en que ello sucedería.
¿Cuáles son las exigencias de Sintracarcol frente a esta situación?
-Como sindicato, el principal reclamo que se hace es el respeto a los puestos de trabajo y la escala salarial que está en nuestra convención colectiva de trabajadores, que está vigente y firmada por la empresa, pero que ellos claramente están desconociendo de manera unilateral. Nuestra convención es el legado que le dejamos a las generaciones futuras de cartoneros que vengan, al país y a la empresa misma. No pueden ni tienen derecho a pasar por encima de ella.
¿Qué implicaciones tiene el cierre de la planta Sacos para los cartoneros?
-El cierre implica una pérdida de plazas laborales para futuros trabajadores. No solo en la producción, sino en las áreas administrativas. Y para quienes ya están, implica toda una dinámica diferente tanto en la ejecución de su trabajo como en su capacidad adquisitiva. Por ejemplo, los trabajadores a término indefinido se verán afectados en las cotizaciones a pensión y las cuestiones parafiscales que habían mantenido con un promedio bueno todo este tiempo.
Futuro incierto
Insisten en los puestos que se verán afectados, ¿cuáles son?
-Según nuestra convención, son al menos 13 posiciones de la escala de salario las que se ven directamente afectadas. Y con ello, entre 30 y 40 trabajadores que ocupan esas posiciones salariales. En la planta se manejan tres turnos y las tripulaciones en las máquinas son completas para cada uno de esos turnos. A ello hay que sumarle los cargos auxiliares como logística y mantenimiento. Adicionalmente, hay de 20 a 30 puestos administrativos (supervisores, diseñadores, vendedores, etc.), que corresponden a toda una estructura administrativa que, aunque no está en la convención, se verá también afectada.
¿Qué pasará con los trabajadores entonces?
El futuro es incierto. Como dije antes, no hablan de despidos, pero tampoco hay nada sobre la mesa. Aquí hay trabajadores de muchos años que se ganaron esos puestos a pulso y que construyeron lo que es hoy la planta con su trabajo y fidelizaron los clientes, pero la parte administrativa, por ejemplo, la empresa ya la ha ido desmembrando y los puestos nuevos, ocupados mayoritariamente por jóvenes, dejarán de existir. Eso significa que nuevamente será la juventud quien se quede sin oportunidades. Varios de esos jóvenes que son pertenecientes a la comunidad de Yumbo y Cali simplemente se les terminaría el contrato.
¿Qué esperaban ustedes que hiciera Cartón de Colombia frente a esta situación?
-Por lo menos que llamara a un diálogo para exponer lo que pasaba. Como ya se ha dicho, tenemos una convención firmada por ambas partes, que debe ser respetada. Nunca nos dieron, si quiera, la oportunidad de hablar y ser escuchados como sindicato.
Resistencia cartonera
Si esto finalmente se consuma, tal como dice la empresa, ¿cuáles serían las consecuencias?
-Si esto llega a pasar, y ya sabemos que sí, se verían afectadas indiscutiblemente las relaciones laborales. Como sindicato no vamos a tolerar atropellos a nuestros derechos solo porque la empresa quiere reducir costos y hacer competencia. Además, si el Estado permite también que esto suceda, se nos estaría enviando el mensaje de que nuestras convenciones son solo papeles que las empresas pueden desconocer en cualquier momento.
Si dejamos que tal cosa ocurra sin hacer todas las denuncias y llamados al diálogo posibles, veremos cómo, poco a poco, menoscaban todos los logros obtenidos por nuestro sindicato. Y cabe decir que son logros de los cuales gozan todos los trabajadores de Cartón de Colombia, estén afiliados al sindicato o no.
¿No tendrían entonces las mismas garantías de trabajo en Colombates si se llevan la producción allá?
-No, allá no solo no existen las mismas garantías que aquí, con la inversión hecha en maquinaria para poder competir, hay puestos que ya no van a ser necesarios porque la máquina misma pasará a suplirlos.
¿Qué es lo que más temen pueda suceder? ¿Cuál es el llamado que hacen?
-Para Sintracarcol y para cualquier sindicato, el hecho de que desconozcan su Convención Colectiva de Trabajadores es lo peor que les puede pasar. Así mismo lo es la persecución que sufrimos como sindicalistas por proteger el derecho de todos.
Por ello seguimos luchando. En Colombia, ni el Estado ni el sistema están de nuestra parte. Nosotros solicitamos al Ministerio de Trabajo una visita de fiscalización, pero fuimos ignorados porque no ha habido despidos masivos. Lo que sí hemos logrado, y cómo no, es que los sindicatos globales UNI e IndustriAll Global Union se sumen a nuestra voz de protesta y a la de Sintrapulcar para que hagan un llamado a la empresa, y particularmente a Tony Smurfit, al diálogo consensuado por este y otros temas que nos aquejan. En ese sentido, el llamado es ese, a no invisibilizar la situación por la que atravesamos los cartoneros de Colombia.