miércoles, abril 24, 2024

Cartas

La ley Lleras

La ley Lleras no solo presenta vicios de trámite como concluyó la Corte Constitucional sino que atenta contra la libertad de comunicación y prensa y los derechos universales a la educación y a la cultura y está en contra de la democratización del conocimiento. Esta ley más que proteger los derechos de autor, favorece los intereses norteamericanos ya que hace parte de las exigencias del tratado de libre comercio. A manera de ejemplo atenta contra los derechos de los estudiantes, regala el espacio de televisión nacional y profundiza la crisis de las emisoras comunitarias por los derechos de autor que deben pagar por la música que utilizan. Carlos Latorre (vía Internet).

Discreción y transparencia

Las conversaciones de paz entre la oligarquía colombiana y la guerrilla de las FARC-EP tienen dos nuevos componentes que le están produciendo al régimen un enorme y patológico nerviosismo: la participación ciudadana y la difusión que los medios internacionales le han dado a este complejo proceso. Los capitalistas colombianos y extranjeros, que pretendían llevar a cabo esta negociación dentro del mayor secreto para poder mantener ocultas las verdaderas raíces del conflicto que desató la oligarquía colombiana contra el pueblo desde hace casi 150 años y para convencer a la comunidad internacional de que el problema es el “narcotráfico”, están desesperados porque ya se tiene un conocimiento pleno de dos aspectos que son vitales para entender esta dinámica: lo primero es que la guerrilla está constituida por personas con conocimiento de los problemas nacionales e internacionales y con propuestas concretas y no son, como se ha pretendido, vulgares narcos que destilan sangre por la boca. Y la segunda es que Colombia es víctima de la economía capitalista, de la gran propiedad privada que busca angustiosamente, a través del Estado que representa sus mezquinos y perversos intereses, mantener a sangre y fuego sus privilegios y seguir entregándole los intereses nacionales a las empresas transnacionales, especialmente al imperio norteamericano globalizador. Por eso piden lo que esa oligarquía sin dignidad llama “discreción” y “transparencia”, es decir, tapen para que nadie se entere de la realidad. Por ello urge continuar haciendo públicas todas las reuniones, temas, discusiones, determinaciones y demás aspectos que se estudian en dichas conversaciones; es el único camino para “no volver a cometer los errores del pasado”. Claudio Rico.

Ordoñez, enemigo de la paz

Este procurador general, general “desolado” como hay tantos en nuestro país, en su ignorancia crasa, ignora o pretende ignorar que los comandantes farianos no aparecieron ayer en la escena nacional y que varios de ellos son profesionales en diferentes ramas de la ciencia que no se limitaron a llevar una vida burguesa en sus ciudades, sino que sabiendo la manera como los gobiernos y demás clases dirigentes manejaban y siguen manejando el país y siendo testigos de las condiciones infrahumanas en que vegetaban y siguen vegetando millones de compatriotas, decidieron irse al monte a luchar por el pueblo y por la Patria. Son, pues, personas que llegando al Congreso tienen mucho que aportar a la solución de la intrincada problemática colombiana. Lo demás son prevenciones de personajes que como Ordóñez, bien obsequiado, nada han hecho por sus compatriotas y Colombia, al contrario han seguido los lineamientos de politiqueros como el que lo impuso la primera vez en el alto cargo y resultó reelegido de manera tan poco transparente como el personaje de marras. Rodrigo Cardona Osorio (vía Internet).

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