Diálogo con Miguel Iriarte, director de La Cueva
¿Cuándo nace el Carnaval Internacional de las Artes?
Nace hace dieciocho años cuando Heriberto Fiorillo en diálogo con Antonio Celia y Martínez Aparicio criticaban el Hay Festival y pensaron que en Barranquilla se podía realizar este evento de una manera diversa, variopinta, mucho más allá de la literatura, donde la música, la pintura, el pensamiento, el libro nuevo, tuvieran un escenario.
Pero ¿por qué Carnaval?
Porque el análogo más cercano y visible en la cultura de la ciudad, que fuera tan heterodoxo, tan diverso, era el propio carnaval. Este ya era una metáfora de la diversidad y la complejidad, entonces esa misma complejidad hay que ponerla al servicio de una visión ya no carnavalera, sino carnavalesca, en donde la profusión, en donde cierto barroquismo, en donde la prodigalidad de los espacios y de las cosas de alguna manera se asemejara.
Ante este reto, ¿qué imaginaron?
Ellos entonces pensaron que un Carnaval, digamos paralelo de las Artes, servía de realimentador de elementos estimulantes a la gente del Carnaval que de no ser invitada a su disfraz, a su desfile, sino que vieran en la investigación cultural, la estética y la reflexión también una forma de enriquecer el Carnaval.
¿Cómo se realizaría ese Carnaval?
El elemento, digamos distinguible, es poner a reconciliar, a dialogar dos aspectos que en occidente han estado divorciadas que es la emoción y la razón. Los códigos lógicos y los códigos estéticos, de esa manera, es decir, la reflexión como espectáculo. Eso solo puede entenderse en Barranquilla, en el seno de este Carnaval.
¿Cómo se concreta eso y cuándo?
El evento se concreta en su primera versión hace dieciocho años, en lo que, con muchos más recursos, en febrero, porque todos los carnavales de las artes han estado en la cercanía del carnaval central. Solamente, el año pasado, cuando yo llegué tarde a La Cueva, ya era imposible llegar en enero, o tener el carnaval para febrero y se me ocurrió hacerlo en abril para festejar los 210 años de Barranquilla y la fiesta universal de la lengua española.
¿Eso funcionó?
Por supuesto, cómo funcionó el año pasado, lo repetimos este año porque eso permite que de enero a abril haya un intervalo de dos meses, en donde se puede incrementar la consecución de recursos.
¿Cuándo surge el cuento de La Cueva?
Hace doce años, en razón a que precisamente el cuento, y no la novela, no la poesía, no el ensayo, el cuento es un género tan entrañablemente ligado a La Cueva desde Ramón Vinyez, desde la primera época, desde el primer Grupo de Barranquilla, que era, obviamente, el grupo de goce. Están los cuentos de José Félix, los cuentos de Ramón Vinyez y luego, también los cuentos de Cepeda y los de Gabo.
Eso hace que el cuento tenga una presencia digamos preponderante en la historia de La Cueva. Una manera de exaltar esa importancia histórica era organizar un premio de cuentos que otorgue a un cuento, a un solo cuento, veinte millones de pesos, es, probablemente, el premio literario más importante que se da en el país.
¿Cuántos concursos de cuento ha habido?
El 12 de abril se acaba de cerrar la convocatoria con 1702 historias participando. Acabamos de lanzar la antología del año pasado.
¿Cuántos libros han publicado?
Son ediciones de mil ejemplares, salvo este año que, por los afanes, imprimimos inicialmente 400, para reimprimir después otros, pero había que enviar a los ganadores su paquete y cumplir. Tenemos contabilizadas 14 000 historias en las convocatorias porque todas las convocatorias sobrepasan siempre las mil, y 250 autores publicados.
Es decir, es un concurso de cuento masivo, excepcionalmente masivo
Sí, cerramos ahora el 15 de marzo y tuvimos 1702 cuentos. Después de la pandemia, por obvias razones, se disparó.
De esos cuentos premiados ¿cuántos han trascendido?
Hay ganadores como Julio Olaciregui y cuentistas como Felipe Mutis, que siendo muy joven escribió su primer cuento para ganarse el concurso. También Guillermo Tedio, por ejemplo, aparece en la última antología y Antonio Silvera. El concurso ha servido para ratificar unos talentos y para revelar unos nuevos.