viernes, abril 19, 2024
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Caballería ligera: El triunfo de Uruguay

Ante tanta bajeza y miseria de la campaña electoral colombiana, plagada de mentiras, espionajes y ataques verbales propios de rufianes, uno se oxigena y se llena de optimismo viendo el panorama político de Uruguay.

José Mujica, presidente del Uruguay. Foto: Polifemus via photopin cc
José Mujica, presidente del Uruguay. Foto: Polifemus via photopin cc

José Ramón Llanos

Sé que dada la arrebatada euforia que han desatado los medios de comunicación en torno al fútbol y al campeonato mundial, el lector debió creer que la columna se refería a un triunfo deportivo del país austral. Pero no. Hastiado y asfixiado con la miserable miseria moral que inunda la política nuestra, quise tomar una bocanada de aire puro, por eso miré hacia el sur.

Ante tanta bajeza y miseria de la campaña electoral colombiana, plagada de mentiras, espionajes y ataques verbales propios de rufianes, uno se oxigena y se llena de optimismo viendo el panorama político de Uruguay. Ya casi culmina el período presidencial de José Mújica. El guerrillero, que en prisión fuera torturado, se convirtió en un referente mundial de moralidad y sencillez, por su forma de gobernar y su estilo de vida. En lugar de vivir los cuatro años de gobierno en el fastuoso Palacio Presidencial, prefirió vivir en su residencia, una chacra común y corriente. El presidente uruguayo se moviliza por la calles de su país, sin protección distinta a la de sus inmaculadas ejecutorias presidenciales.

Sorprendió a la comunidad internacional al donar el noventa por ciento de su salario a una institución dedicada a labores sociales, que lleva el nombre de Raúl Sendic. Vendió la lujosa mansión para el descanso presidencial, porque la consideró inoficiosa.

Las políticas que diseñó y aplicó tuvieron como objetivos prioritarios los intereses de su país y las reivindicaciones de las clases de menores recursos y la clase media. Demostró sapiencia y plena independencia y ejercicio soberano del poder, al no dejarse presionar ni chantajear de los Estados Unidos en la decisión de legalizar el consumo de la marihuana. Y además, ponerla a disposición de los adictos, en establecimientos oficiales.

Con lo cual evita toda la urdimbre delincuencial que se presenta, frente a las grandes utilidades que genera la comercialización de esa droga en los países en que está prohibida. ¡Qué lujo de presidente! ¡Qué envidia de la buena! No importa cómo le vaya a Uruguay en el Mundial de Fútbol. ¡Ya ganó el campeonato universal de la buena política y la moral!

En cambio nosotros, apabullados por las actuaciones del expresidente que todos conocemos, con su séquito de amigos y familiares paramilitares. Para colmo de males, el candidato presidencial Óscar Iván Zuluaga, el Zorro lo apellida el pueblo, tiene como referente moral al propietario del Ubérrimo, tan abundante en actuaciones delincuenciales, como las ha calificado el senador Iván Cepeda. Triste futuro nos espera si erramos al votar el 15 de junio.

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