Alfonso Camerano Fuentes
La gravedad de los hechos sucedidos en Barranquilla en los últimos años es inversamente proporcional al debate en medios de opinión. Así es la ciudad; hija del comercio. Quincallera, mercachifle, matutera, fértil para el engaño, la trampa y los disfraces durante los 365 días del año.
Saqueada la Triple A, a la vista pública, nadie se atrevió a tocar a los asaltantes, apostados en su junta, cargos ejecutivos y contratistas, todos al servicio coordinado de la gente más poderosa de la región. Aunque la plata salió por los bancos, no hay un solo gerente preso.
Investigación
La investigación penal nos vino de España; fue allá donde se los cogieron pillaos, por los cambios políticos en la capital y tratarse de recursos públicos de la Comunidad de Madrid, a través de la empresa Canal de Isabel II.
Así se supo cómo se feriaban, chaparrones y criollos, la tienda del servicio público más vital de los barranquilleros, abierta a la corrupción, proveedora de las alforjas de gobernantes locales permisivos, en cifra que supera la tercera parte del billón de pesos.
Y de debate electoral: cero. Si la empresa Triple A debe restituir a los barranquilleros las acciones del bandalaje: cero. Mejor el silencio. Ya no fue. A la tronera le pusieron un tapón llamado SAE, representando a los timadores en la misma proporción del 83% en la Asamblea de Accionistas, en nombre de la Fiscalía, como si no hubiera sucedido nada.
Electricaribe
El desastre de Electricaribe es de dimensiones incalculables; en la cara de la Superservicios los empresarios privados no invirtieron en redes ni en estaciones de transformación y distribución de energía, y para colmo, el Estado perderá los pleitos por la intervención, a un costo que ya afecta a la nación entera.
Ya empezó el racionamiento y nadie dice nada. Es vox populi que el mismo poder dueño de los grandes negocios APP de la ciudad se quedará con la porción pulpa de la empresa de energía, Atlántico, Magdalena, Cesar y La Guajira. Pero, ex profeso, estos no son temas de la campaña electoral, por voluntad del inmenso poder que todo lo puede.
Es conocida la nomenclatura denunciada por Aída Merlano, encabezada por las personalidades visibles de las casas políticas más influyentes del Caribe, en plena campaña electoral por la gruesa del poder local, pero eso vale huevo, aquí en Barranquilla no pasa nada. La que está en vaina es Aída Merlano porque publicó la nómina.
La gran prensa de Barranquilla está amordazada a gusto, porque aquí todo se compra y se vende, es Barranquilla, beduina, judía del sefarad, alcabalera, tramposa, hija del comercio. ¡Sí, pero también libertaria e irreverente, que sabe abrirse espacio frente al Mar Caribe, y se sacude!