Todo indica que en Cartagena está acentuándose un gigantesco lavado de activos a través de testaferros, con poder para comprar licencias de construcción al precio que sea, aprovechando la monstruosa corrupción que maneja el llevado y traído Plan de Ordenamiento Territorial.

Libardo Muñoz
Un repentino auge de construcción de casas de proporciones elevadas y suntuarias, en estratos medios, ha dado origen a “viviendas sándwich” y a roces entre los antiguos y los nuevos propietarios, por lo general personas ajenas a la red familiar original del barrio.
Este fenómeno urbano se presenta en barrios cartageneros como La Castellana, Blas de Lezo, Los Alpes, Las Gaviotas, Chipre, Villa Sandra y alrededores creados hace más de tres décadas con viviendas calculadas para una y a lo sumo dos plantas.
Se da el caso de que las construcciones emergentes se levantan luego de demoler la casa original, sin notificar a los dueños vecinos, a quienes no les queda más que cruzarse de brazos a esperar que construyan el edificio que puede ser hasta de cinco pisos.
Existen ya conflictos con los nuevos dueños en los barrios invadidos por capitales de gran poder, manejados por agentes que amenazan a los habitantes originales de barrios cartageneros que pierden su estructura, que ven agrietar las casas de propietarios que no tienen recursos para hacer lo mismo.
En Blas de Lezo, por ejemplo, ya hay “casas sándwich” agrietadas y perdidas en medio de dos moles gigantescas que agregan un peso enorme al terreno.
Todo indica que en Cartagena está acentuándose un gigantesco lavado de activos a través de testaferros, con poder para comprar licencias de construcción al precio que sea, aprovechando la monstruosa corrupción que maneja el llevado y traído Plan de Ordenamiento Territorial.
Existe también el temor en niveles medios de Cartagena que esas construcciones ajenas al diseño original incurran en fallas estructurales por la velocidad con que las levantan arquitectos y técnicos desesperados por el apetito de ganar más dinero en el menor tiempo posible.