Contra el anticomunismo y la estigmatización política

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Monumento en homenaje a la masacre de las bananeras en Ciénaga, Magdalena.

El 6 de diciembre celebramos el 90 aniversario del heroísmo de los obreros bananeros, que en 1928 se enfrentaron a la poderosa transnacional yanqui United Fruit Company, al gobierno sátrapa de Abadía Méndez y a un vergonzoso Ejército Nacional que no le tembló la mano para disparar contra sus conciudadanos en Ciénaga, Magdalena.

Esta página, erigida por la intelectualidad democrática y por el premio Nobel Gabriel García Márquez, como un punto épico de la historia nacional, queda como una expresión de la memoria, la identidad y la rebeldía popular, aun cuando pretendan borrarla hoy voceros de la ultraderecha.

El anticomunismo ha sido la bandera criminal con la que se ha amparado la persecución política a las ideas alternativas, democráticas y socialistas en Colombia. Hay quienes quisieran remasterizarlo y ampliarlo en nuevos capítulos de exterminio, como los que desgraciadamente obran actualmente contra líderes sociales, activistas de izquierda, excombatientes de FARC, sindicalistas y defensores de los derechos humanos.

Los sofismas de la derecha, con base en el pensamiento único, tienden a naturalizar la polarización anticomunista y por esa vía establecer un sentido de la lucha de clases contra todo lo que huela a cambio en el panorama político. Su plan de señalar a los comunistas y a la izquierda como los responsables de todos los males del país exige inventar falsas noticias y falsos positivos judiciales, asumir, con grotesca arrogancia, los peores infundios para destrozar a los opositores, cuando no pueden mandarlos a asesinar por medio de sus aparatos paramilitares.

La semana anterior, en medio del debate contra el Fiscal General de la Nación por los vínculos con el grupo AVAL y los comisionistas de la transnacional brasilera Odebrecht, los defensores de la corrupción acudieron, como es de costumbre, al socorrido recurso macartista para descalificar a los citantes y acusadores, a denigrar de Cuba y de las figuras simbólicas de los pueblos.

Pero estamos en otro momento de la historia y las luchas sociales, testarudas y persistentes, tal cual lo muestra el paro nacional estudiantil y el amplio movimiento universitario en que se expresa una parte grande de la rebeldía nacional. Además, América Latina está en lucha. El sábado 1 de diciembre tomó posesión de su cargo el presidente Andrés Manuel López Obrador, en el Zócalo, en Ciudad de México y puso las cartas de un proyecto renovador para la sociedad mexicana que es un mensaje para toda América Latina. Le acompañaron, el presidente de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro, el presidente de Bolivia Evo Morales, el presidente de Cuba, compañero Miguel Díaz-Canel, entre otros defensores de la dignidad latinoamericana.

La Comisión de la Verdad, que ha puesto en marcha su tarea, tiene un compromiso de construir, desde todos los ángulos de la narrativa social y popular, una verdad histórica que ayude a restablecer el espacio de las ideas alternativas, del pensamiento crítico y del comunismo, entre otros elementos del pensar, como componentes legítimos de la historia nacional.

La memoria de todas las fases de la violencia en Colombia y de sus pretextos convertidos en política pública bajo la enseña del anticomunismo, el antiterrorismo o el anticastrochavismo quedan señalados en la conciencia pública como los instrumentos de la inhumanidad y el genocidio que han sido, frente a los cuales la patria se levanta hoy mirando nuevos horizontes y opciones de vida y de cambio. Que el 6 de diciembre sea también la fecha que conmemora la lucha contra el anticomunismo y la estigmatización política en Colombia.