¿Adoctrinamiento o libertad de cátedra?

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Movilización de Fecode en defensa de la educación pública. Foto Sophie Martínez

Las acusaciones contra Fecode son un intento más de quitar un obstáculo para la privatización de la educación

Juan Carlos Hurtado Fonseca
@Aurelianolatino

Ya es normal ver en redes sociales y grandes medios periodísticos que cuando hay movilizaciones o paros del magisterio, políticos y periodistas del régimen digan que los profesores no quieren trabajar, que solo buscan altos salarios, que sus protestas afectan a millones de estudiantes y padres de familia, y que adoctrinan a los alumnos.

La Federación Colombiana de Educadores, Fecode, es una organización con más de 250 mil afiliados de 34 sindicatos, uno por cada departamento, más el de Bogotá y el de directivos docentes; aunque sus conquistas las disfrutan todos los maestros estatales de preescolar, básica y media del país, es decir, 340 mil.

Ante las acusaciones, se debe saber que la Federación no puede adoctrinar por varias razones. Primero, porque no tiene injerencia directa en los contenidos ni metodologías de los maestros: “Son los colegios los que determinan el rumbo académico a través de los gobiernos escolares, con los consejos académicos y directivos, y se establecen los Proyectos Educativos Institucionales, PEI, por lo que es un absurdo plantear que Fecode tiene una especie de currículo de entrenamiento y lo traspasa a los docentes”, explicó el profesor, dirigente nacional de Fecode y director del Centro de Investigaciones Docentes, CEID, Miguel Ángel Pardo.

Los PEI son radicados en las Secretarías de Educación y hay supervisión de funcionarios estatales para que las instituciones cumplan con lo planteado, además, en concordancia con la Ley General de Educación o Ley 115 de 1994.

Diversidad política

Un segundo aspecto para tener en cuenta es la diversidad ideológica y política de los afiliados a esta organización, cuya única condición es ser maestro del Estado, por lo que es fácil encontrarlos con tendencias ideológicas de izquierda y derecha.

Confluyen en esa federación quienes defienden la educación pública y sus derechos sindicales y laborales: “Hay diversidad. Tenemos varias ideologías, pareceres, apreciaciones de carácter político y religioso, y opiniones que son parte de su fuero privado”, agrega el profesor Miguel Ángel.

Lo que realmente busca el régimen es usar ese pretexto para suprimir la educación pública y al magisterio estatal, que le es molesto: “No hay nada más incómodo para un régimen autocrático que un sector pensante, inteligente que esté organizado y con la disciplina para actuar y defender sus planteamientos y hasta ir a paros. Por eso quieren deshacerse de nosotros”, indica el dirigente sindical.

Por otra parte, desde sectores políticos del Establecimiento, se han hecho varias propuestas contra el derecho a la educación como reemplazar la gratuidad por bonos educativos, y otros proyectos de ley que están en el Congreso de la República y atentan contra la libertad de cátedra, la autonomía, la democracia, el gobierno escolar, la función social de la escuela y el carácter profesional de la docencia. “El fin es despedazar el presupuesto estatal para entregárselo a los privados”, argumenta el docente.

Para el profesor, se confunde la libertad de cátedra con el adoctrinamiento. Esta consiste en que los docentes puedan sustentar sus puntos de vista sobre los temas, con base en tesis científicas y el derecho de los estudiantes a controvertir los contenidos. “Si no hay planteamientos en controversia, nunca podrá hablar el conocimiento ni revelarse las verdades desde las ciencias sociales o naturales. Si no hay libertad de cátedra, hay una sola verdad y eso es lo que caracteriza a los regímenes totalitarios”.

Tema en cuestión

Un tercer punto para tener en cuenta es que los docentes son formados en instituciones universitarias públicas o privadas, cuyos contenidos curriculares son aprobados por el Estado a través del Ministerio de Educación, y es con esos conocimientos que van a las aulas a enseñar, en instituciones que han construido sus PEI.

Es así como no se puede esperar que todos los docentes, o los 250 mil afiliados a la Federación, tengan los mismos criterios, el mismo pensamiento e intereses políticos para manipular el pensamiento de más de ocho millones de estudiantes inteligentes.

En conclusión, a través de los grandes medios de comunicación se desarrolla una gran ofensiva contra Fecode porque es la gran piedra en el zapato, o el obstáculo de las intenciones de privatización de la educación.

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