jueves, abril 18, 2024
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Activo Nacional del PCC: Líneas de trabajo

La posición que los comunistas deban adoptar frente a la aplicación de la justicia transicional en la solución del conflicto armado, el problema de la verdad, la justicia, la reparación, entre otros asuntos, coparon la atención de un activo nacional del partido sobre derechos humanos. La discusión está abierta

En el país hay una crisis de los derechos humanos, alerta reunión nacional de los comunistas del sector. Foto Archivo.
En el país hay una crisis de los derechos humanos, alerta reunión nacional de los comunistas del sector. Foto Archivo.

Alberto Acevedo

Durante dos días, los pasados 18 y 19 de octubre, un importante núcleo de dirigentes y activistas del Partido Comunista, que trabajan en escenarios diversos de organizaciones defensoras de derechos humanos, realizaron en Bogotá una interesante reunión, que buscó hacer una relación del estado en que se encuentra este frente de su actividad en el país y señalar un derrotero de las que en su opinión pueden ser las tareas centrales del partido en este campo. Los asistentes, que expresaron sus criterios de acción, coincidieron en que un plan de trabajo ya elaborado por el partido y la discusión en torno a estas tareas, siguen en construcción y se requiere el aporte del resto de la militancia.

Al comienzo de la reunión, los asistentes escucharon ponencias de especialistas en el tema, que versaron sobre derechos de las víctimas, la negociación del conflicto armado, la idea de la justicia transicional, la doctrina de la seguridad nacional y algunos elementos que deberían tenerse en cuenta para una reforma a la justicia en tiempos de paz, el papel de las fuerzas militares y su necesaria depuración, el problema de los presos políticos y en general la normatividad nacional e internacional sobre estos aspectos.

Los asistentes a la reunión manifestaron ser conscientes de una especie de angustiosa búsqueda de definiciones de muchos sectores democráticos en el país, de juristas y estudiosos de los temas del conflicto social y armado, que se muestran esperanzados en que las negociaciones que actualmente se adelantan en La Habana con la insurgencia, van a abrir numerosas compuertas de democratización de la administración de justicia. Pero saben, igualmente, que a la mesa de La Habana hay que hacer llegar tales propuestas con el fin de animar y orientar las reuniones en estas materias, para que las propuestas a que se llegue garanticen su talante democrático.

Confianza

Un elemento interesante de discusión es la afirmación en el activo de que no se puede hacer una negociación del conflicto a espaldas de las víctimas. Pero hacerlo implica que haya confianza entre las partes, y es precisamente lo que no se ha alcanzado, al menos en el nivel deseable, en el tiempo que va de las conversaciones en Cuba. Esta postura, que implica un reconocimiento expreso de las víctimas, conlleva a su vez la reparación de los daños, la construcción de lazos sociales, la garantía de no repetición de los hechos que dieron origen al conflicto.

Un tema no explorado suficientemente es el de la seguridad jurídica que garantice la sostenibilidad de los acuerdos a que se llegue en La Habana. En un escenario hipotético, de salir adelante la estrategia del Puro Centro Democrático de elegir 20 congresistas en las próximas elecciones, ¿va a ser ese el parlamento que aprobará las reformas democráticas? Y si el nuevo jefe de estado dice que no avala los acuerdos de La Habana, ¿qué hacer con los puntos suscritos?

En fin, los interrogantes, las preocupaciones, los aportes a la definición de una política de partido en materia de derechos humanos, fueron ricos y numerosos.

En un cotejo de las tareas que se adelantan en este frente específico, se vio que en varias ciudades capitales de departamento, los organismos encargados de soportar sobre sus espaldas el trabajo por la defensa de los derechos humanos son débiles y el partido mismo no tiene comisiones o responsables de este frente.

En contraste, crecen y se desarrollan los atropellos a los derechos humanos por parte de organismos del estado, fuerzas paramilitares y otros elementos criminales. Por ejemplo, las quejas contra la brutalidad del Esmad contra la población, son generalizadas en campos y ciudades.

El secretario general del partido, Jaime Caycedo, quien asistió a una buena parte de las sesiones del activo, hizo una intervención en la que situó la discusión en el contexto de la actual coyuntura política.

Estamos en un momento de maduración de la crisis política en el país y los diálogos de La Habana no son una concesión graciosa del actual gobierno, sino una consecuencia de la lucha popular y guerrillera, dijo Caycedo.

¿Por qué la burguesía acudió al diálogo? Porque ocho años de gobierno de la ‘seguridad democrática’ fracasaron estrepitosamente. Porque hay una crisis de estructura en el país y la existencia de una lucha insurgente de más de medio siglo es parte de esa crisis, dijo el dirigente comunista.

Pero existen otros elementos que la determinan. La existencia del más alto desempleo en todo el hemisferio. Tenemos el mayor ranking en materia de desigualdad y exclusión social, con altos índices de pobreza, bajos ingresos y concentración en la tenencia de la tierra. Pero además, la existencia de una estrategia de guerra contra los sectores obreros y populares, sobre la base de la defensa de los intereses de las poderosas empresas transnacionales y del petróleo.

En un esfuerzo por sintetizar la discusión de dos días, se llamó a profundizar en el estudio de los temas abordados, enriquecer el plan de trabajo ya elaborado, fortalecer las comisiones regionales de derechos humanos y aportar ideas a un conjunto de documentos allegados a la reunión, que seguramente podrán ser consultados por otros militantes del partido, si los solicitan a la Comisión Nacional de Derechos Humanos.

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