
Los miles de contagios y muertes son producto de la imprevisión y de un sistema de salud que tiene en la enfermedad su principal negocio
Redacción Actualidad
La actual situación sanitaria, identificada como un segundo pico de la pandemia de coronavirus, había sido vaticinada por la comunidad médica y científica cuando advertía que desde el Gobierno nacional no se hacía lo suficiente para proteger al personal médico y a la población en general.
El presente contexto se evidencia en las cifras emitidas el pasado 11 de enero, por el Ministerio de Salud al reportar 15.003 nuevos casos de contagio y 337 fallecidos.
Era una crisis anunciada. El médico Sergio Isaza, presidente de la Federación Médica Colombiana, FMC, hace más de dos meses en estas páginas aseguraba que por la ausencia de políticas adecuadas para la contención de la covid-19, en los días finales de diciembre el país llegaría a una crisis peor que la ya vivida.
“Que el Gobierno no vaya a decir que es por la indisciplina que el contagio aumenta, no ha habido el suficiente control ni políticas adecuadas. Esperemos que en diciembre no vaya a ser terrible, pero sí se ve que se incrementará”.
Las decisiones para que los colombianos salieran a comprar y de esa manera reactivar la economía, desencadenaron aglomeraciones que permitían prever lo que el país sufre.
Pero, desde que Colombia enfrenta la pandemia, ¿qué medidas gubernamentales para controlar la crisis sanitaria han sido acertadas y cuáles no? Tres integrantes de la comunidad médica y científica responden.
Error tras error
Para Sergio Isaza, a lo largo de este tiempo de pandemia no se evidencia una política poderosa de salud pública que enfrente la crisis sanitaria, ni se aceptaron recomendaciones de la FMC para, entre otras cosas, adecuar edificios que atendieran pacientes cuando se rebasaran las camas hospitalarias.
“Tampoco se establecieron rápidamente mecanismos para prevenir la expansión como el cierre de fronteras y el tránsito entre ciudades. Y no se dio una amplia cobertura de elementos de protección personal a los profesionales de la salud”.
El médico pone como ejemplo la lucha contra la pandemia de países como Taiwán, Nueva Zelanda, Uruguay, China, Australia y Mongolia que tienen mejores resultados por hacer muchas pruebas y cerrar fronteras, evitando parar totalmente sus economías.
“En abril propusimos la habilitación de la industria nacional para que produjera alcohol y gel antibacterial, y tapabocas y ropa, y medidas especiales para la importación de lo que se necesitara en cuanto a elementos y medicamentos. Lo que tampoco se hizo. La cuarentena estricta se tomó 20 días después de que se hizo necesaria y no se hacía la cantidad de pruebas suficientes por día para tener un control y tomar medidas”, agregó Isaza.
En el tema del personal médico, destaca la ausencia de una contratación directa, con garantías de protección laboral y de bioseguridad, del personal sanitario que ha estado trabajando contra la pandemia.
No solo cuarentenas
Para la epidemióloga Maribel Arrieta, integrante de la junta directiva del Colegio Médico de Bogotá, hay algo que se le critica al presidente de la República, pero que ve como acierto, y es el rendirle informes a la población acerca del comportamiento de la pandemia y las medidas a tomar, aunque no necesariamente debe ser a diario.
“Otro acierto es la manera como ha trabajado el Instituto Nacional de Salud, aunque inicialmente no estábamos de acuerdo con las estadísticas que manejaba, fueron corrigiendo y nos muestran las cifras en mortalidad y contagios. Otro acierto es el tema de la cuarentena, porque aunque a muchos no les gustó que se diera desde tan temprano, hay que entender que tratar de equilibrar salud y economía es un acierto, independientemente de que se haya conseguido o no”, explica.
Entre las políticas bien hechas, la doctora Arrieta destaca el no volver a una cuarentena generalizada, porque la población está cansada, lo que se evidencia en la cantidad de multas que las autoridades hacen a diario, aunque es un desacierto no haber fortalecido los equipos de atención básica que deben hacer los cercos epidemiológicos y los seguimientos. También, es un éxito el aumento de pruebas.
Entre los desaciertos, Maribel Arrieta ve la falta de apoyo a las familias más vulnerables, que no pueden estar encerradas porque no tienen sustento, y el manejo del personal de salud, porque el dinero no llega de manera efectiva a los hospitales.
En el Gobierno de Bogotá ve desaciertos en varios aspectos como en el hospital de Corferias, ya que estuvo bien en su concepción, aunque no en su ejecución. Pasa lo mismo en las cuarentenas sectorizadas, ya que no tienen equipos epidemiológicos básicos asistiendo a las comunidades, “las pandemias no se manejan solo con cuarentenas sino con otras medidas que no hay, como asistencia médica y sustento. Hay componentes que hacen que la gente viole las medidas, hay que evaluar los porqués”.
Más vacunas
Por otra parte, el médico cirujano, magister en Administración en Salud y doctor en Administración y Políticas de Salud, Román Vega, dice que el alto número de infectados y de muertos durante la meseta, es decir, la curva que no llega a la línea de base, sino que se mantiene alta en contagios y muertes, y el pico actual en desarrollo, indican un fracaso de las medidas adoptadas por el Gobierno para prevenir y controlar al nuevo coronavirus.
“El Gobierno debió controlar la circulación del virus complementando la cuarentena y sus orientaciones de uso de UCI, tapabocas, lavado de manos y distanciamiento físico, con medidas eficaces de identificación y aislamiento oportuno de sospechosos, rastreo de contactos y aplicación masiva de pruebas, entrega oportuna de resultados y aislamiento preventivo. No lo pudo hacer porque dejó esa tarea en manos de las EPS que, como todo el mundo lo ha vivido, no han intervenido oportuna y ampliamente en aplicar esas medidas. Se quedaron con la plata y no hicieron la tarea”, argumenta el doctor Vega.
Para él, también falló el Gobierno al no montar una estrategia integral y efectiva para apoyar a las personas, familias y comunidades en prevención y atención temprana como la Atención Primaria en Salud, que hoy sigue haciendo falta para controlar el segundo pico. Además, propició aglomeraciones con sus incentivos para reactivar la economía y su negativa de implementar la renta básica universal para apoyar a trabajadores informales, desempleados y pobres durante las cuarentenas y aislamiento preventivo, que en muchos casos por eso fracasaron.
Si los errores gubernamentales identificados se repiten es previsible que en el nuevo pico igual se fracasará y, peor aún, si la aplicación de la vacuna no se adelanta, acelera y amplía su cobertura con enfoque universal y de equidad social, y si se sigue dejando esa tarea en manos de las EPS, que han demostrado hasta la saciedad su incapacidad para actuar en una pandemia como esta.
Vega hace énfasis en que las vacunas se deben priorizar en poblaciones que están siendo más afectadas como las de los estratos 1, 2 y 3, y en que la cantidad de estas contratadas hasta al momento es insuficiente para lograr inmunidad de rebaño, es decir, cobertura útil para evitar el contagio.
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